Dos;

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"El poder de la perseverancia"
Primer Encuentro.

Un mes circulando por los fríos caminos de Narnia bajo el mandato de la bruja blanca, creanle, no fue fácil.

Creía que iba a contar con la suerte de Lucy Pevensie y que se iba a encontrar con un buen fauno que la ayudaría a sobrevivir una noche fuera.

Pero en lugar de eso la raptaron dos enanos que intentaron llevarla a la fuerza al castillo de Jadis. La habían atado de manos, de pies y - si fuese apto llamarle así - de todo el cuerpo. No supo como, pero en ese momento parecía que Jackie Chan se apoderó de ella - o tal vez Natasha Romanoff - y los derribó a todos cuerpo a cuerpo.

A pesar de estar estupefacta, volvió luego de un viaje largos de días al farol e intentó ir a un lugar conocido mediante el ropero, pero este no abrió -ni siquiera había llegado a los abrigos -

Desde ese momento partió rumbo sola hacia donde sus intuición le decía que era - o iba a ser - el campamento de Aslan, solo esperaba encontrarse con un traidor a Jadis que pudiese guiarla, porque el invierno en la llegada de los Pevensie duró 100 años, y no sabía en que parte de los 100 estaba ella.

Durante su estadía allí había robado armas - era el espíritu de las Tortugas Ninja en su interior, no ella en sus cinco sentidos -, en ese momento tenía arco, flechas y carcaj, una daga, y un palo de hierro que había estirado de la arquitectura de la casa de alguno de los seguidores de la bruja y había adaptado para usar como lanza, pero prefería llamarlo bo. Lo genial era que ella podía manipular esos objetos como una experta.

Y no olvidaba jamás su bolso con su abrigo, perfume y su celular, que, al ser del otro mundo, su batería parecía estar congelada - como el pasar del tiempo en la tierra - y le servía para definir los puntos cardinales y escuchar música - Aún tenía sus audio libros ¡En tu cara destino! -.

De boca en boca había corrido el rumor de una hija de Eva que vestía una rara combinación de arapos y recorría los bosques a veces defendiendo Narnianos.

Y si que lo había hecho.

La bruja atacaba sin piedad a cuanto traidor se le cruzase, Artemis había tomado las oportunidades disponibles de atacar sin ser vista para defenderlos, además de que también había robado una capa con capucha que sabía esconder su identidad ante los ojos de los demás, aunque todos deducían que era humana, gracias a que este dejaba a la vista sus piernas y su estatura que no tenían nada de sobrenatural.

Había intentado comunicarse con Aslan entre sueños, como Lucy en El Principe Caspian y las chicas que protagonizaban sus fanfics, pero no lo había logrado.

Y no esperaba hacerlo.

Hasta ese día, solo que ella no lo sabía.

Artemis extrañaba su peine, su cepillo de dientes, su ducha, su shampoo, su tina, sus ropas, sus zapatos, sus frazadas y colchas abrigaditas, incluso extrañaba la tele que estaba en su cuarto más para modelar y para ser vista que para ser usada.

Pero del alguna manera, Narnia le transmitía paz, a pesar de vivir bajo la constante amenaza de una bruja que la quería muerta, para ella era fabuloso el lugar en donde se encontraba.

Incluso había adaptado una cueva a sus gustos - en realidad era pura nieve - y era allí a donde se dirigía en ese preciso momento.

Incluso había adaptado una cueva a sus gustos - en realidad era pura nieve - y era allí a donde se dirigía en ese preciso momento

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𝗘𝗹 𝗺𝗶𝗹𝗮𝗴𝗿𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗢𝗹𝗶𝗺𝗽𝗼 | NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora