"No exactamente Santa Claus"
Con la BrujaGrover reía observandola divertido, mientras ella hacía figuras en el aire simulando patinar con las nuevas técnicas de magia que le había enseñado la fauna Zenefthe.
Aún no había desarrollado sus poderes descubiertos del todo, pero era buena haciendolo, y con más entrenamientos pronto los dominaría sin problemas.
- Ven Grover, Artemis debe volver a entrenar - dijo su tío Sayade mientras Zenefthe se acercaba a ella mirándo maravillada como la humana manejaba el aire, el agua, el hielo y la luz como si toda la vida lo hubiese hecho -
Zenefthe le enseñó a Artemis movimientos principiantes para someter a los elementos que le faltaban dominar, como el fuego, a la tierra, las plantas, las ondas y las corrientes electricas.
Pronto Artemis ya controlaba en parte la magia de la naturaleza y las aptitudes que heredó de sus antepasados.
Incluso lucía mejor, Zenefthe la había peinado, y la hizo sentirse avergonzada cuando de su cabello sacó ramas de árboles que anteriormente habían caído al hielo. También se cepilló los dientes y se bañó, y a pesar de que tuvo que ponerse la misma ropa deshecha, se sintió contenta de poder sentirse limpia, y agradecida por no tener que usar vestidos, no era su momento aún.
Siguió jugando con Grover mientras implementaba nuevos métodos y trucos que le iba diciendo Zenefthe a medida que se divertía.
Llegó un momento, en el que recordó la frase de que era: demasiado bueno como para ser verdad, cuando escuchó voces dirigirse a ellos con desesperación y se giró hacia donde provenían.
- Corran - fue la primera orden instintiva que dió, hacia la familia de faunos, quienes se apresuraron en tomar sus cosas para dirigirse a su casa, pero no demasiado rápido - ¡Corran! - y en un abrir y cerra de ojos la familia ya se encontraba dirigiéndose a su choza -
Sacó su arco y una flecha de su carcarj, y apuntó a una mancha marrón que se acercaba a ella con velocidad, pero por alguna razón no la disparó.
Eran cinco manchas que adquirían nitidez a medida que iban acercandose, los reconoció un poco, pero para estar más segura intentó afinar la vista, y divisó más allá de ellos algo parecido a un trineo.
- ¡Grover! ¡Grover! Sal rápido ya llegó Santa Claus -
Pero en cuanto se dispuso a llamar a su amiguito, alguien le golpeó en la cabeza, y en su camino al desfallecimiento sintió como la arrastraron por la nieve, hasta que quedó inconsciente.
***
Despertó por el sonido de un cuchillo ser afilado, y se pregunto en donde exactamente estaría, sentía algo que parecía una mano rozándole el culo, pero no se podía mover cómodamente sin volver a rozarlo.
Abrió los ojos y analizó dónde estaba, habían muchos árboles y la nieve ya había desaparecido completamente, el cuchillo se seguía escuchando y eso solo le recordó a una cosa.
- ¿Edmund? - susurró ella, intentando no alertar al Enano del que provenían los sonidos -
- ¿Quién eres tu? - ¡Era Edmund Pevensie! Casi se puso a llorar -
- Te sacaré de aquí, lo prometo - dijo Artemis prendiendo una llama de fuego en sus manos, para así quemar la cuerda que la amarraba al árbol -
Hizo un escudo de ondas y aire, para mantener el calor en sus manos y la soga y no notificar a los enemigos con el humo.
Antes de soltarse, buscó sus armas con la mirada a los alrededores y cuando las divisó, de un tirón se puso de pie y corrió hacia ellas equipandose en un segundo para luego lanzar flechas a diestra y siniestra.
Se sorprendía de lo que había podido lograr con un mes de supervivencia y unas pocas horas de entrenamiento, estaba orgullosa de ella misma.
No pasó mucho cuando la Bruja y el Enano fugitivo estuvieron a su lado, el seguidor de Jadis tenía una sonrisa macabra en sus labios mientras que la Bruja estaba más tensa que su abuelo sin pavo en navidad.
- Vaya, vaya, vaya - dijo la reina mirándo a la chica de arriba a bajo con desprecio en su voz - Así que esta es la quinta hija de Eva que se enfrentará a mi por mi reinado, misión fracazada querida, tenemos a dos de cinco, y la sangre del traidor debe ser derramada -
Ella rió a carcajadas, descolocando a la Bruja, pero ella en serio no podía detenerse, y en realidad, cuando vivía en su mundo no se imaginaba que esa iba a ser su reacción si es que lo estuviese viviendo, pero ya ven que Artemis estaba loca.
- Yo sé cosas que tu no, Bruja - dijo Artemis guardando su arco y flechas en su espalda, luego la apuntó con su bo lanza afilada - Y tu no podrás hacer nada contra eso -
La Bruja de alguna manera se sintió cohibida ante los ojos desafiantes y la mirada de seguridad de la niña, y se quedó estática hasta que retrocedió y desapareció.
En ese momento, llegaron los narnianos con gritos de guerra y Artemis liberó a Edmund de las posesión del Enano mientras ellos se hacían camino hasta ellos, así como decía el libro escuchó un gritó de la Bruja, pero no supo identificar cuan lejos se encontraba.
Le quitó la venda de los ojos a Edmund, y lo golpeó las mejillas para despertarlo un poco, al menos hasta que le diesen de comer.
Luego, como debía ser, el chico se desmayó y Artemis fue llevada con él hasta la mesa de piedra de Aslan.
Miró fijamente hacia lo que ella sabía que eran la Bruja y el Enano, pero decidió callar y aprovechar la vista, las cosas sucederían como debían suceder, ella se encargaría de eso.
Todo era tan diferente a la película, la rubia suspiró. Y tan diferente a sus fanfics también, el sentimiento no se comparaba.
Lo que si agradeció es que ella no era una ilusa niñita debil, inflaba el pecho con orgullo las veces que podía y se permitía llorar solo en casos insolucionables.
Pero también habían cosas que le ablandaban el corazón, como las películas, los animales, los libros, el amor, los amigos y las canciones tristes.
Hablando de amigos, se imaginaba lo que sería conocer a los Pevensie, y hablar con ellos cuando todos estuviesen conscientes.
¡Mandaría llamar a Grover! ¡Y juntos aprovecharían la primavera antes de la guerra!
Que felicidad sentía en ese momento.
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𝗘𝗹 𝗺𝗶𝗹𝗮𝗴𝗿𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗢𝗹𝗶𝗺𝗽𝗼 | Narnia
FanfictionArtemis Calypso con trece años, prefiere mil veces leer libros encerrada en su cuarto que ir a fiestas locales como lo hacen en la actualidad la mayoría de las niñas de su edad. Y eso es lo que demuestra con los exagerados libros que colecciona, sim...