Tres;

348 40 10
                                    

" Quien sopló el cuerno "

El encuentro

El camino que estaban haciendo por el bosque era otra de las cosas que Artemis, por más de que intentaba, no recordaba.

Reepicheep caminaba frente a la reina a cuatro patas, tratando de no avanzar demasiado para que sus acompañantes no le perdiesen el paso.

El paisaje verde que se alzaba a su alrededor, por mas narniano que fuera, podía ser engañoso, miles de criaturas habían desaparecido en aquel bosque por adentrarse en el sin poner su mira en la guía de las estrellas.

El ratón confiaba en que su reina no se perdería entre la inmensidad de los árboles, pero no quería tentar a su suerte estando tan cerca de los límites narnianos con el territorio telmarino.

— Oye Artemis — habló Líope por lo bajo, llamando la atención de la rubia que trataba de despertar su magia en la naturaleza.

— ¿Qué sucede? — preguntó la reina, desviando su mirada por unos segundos del líder de los ratones para posarla sobre su mejor amiga, quien tenía una mirada traviesa en los ojos.

— ¿Crees que si llevamos a uno de los ratones a nuestro mundo podremos abrir una cadena de restaurantes? — sonrió la castaña, tratando de contener su risa ante lo que para ella fue el mejor chiste alguna vez contado.

Artemis observó a su amiga con incredulidad, sin entender del todo cómo esas ideas le venían tan fácilmente la cabeza, pero luego de replantearse la sugerencia por unos segundos, sonrió.

— Bueno, considerando que Remy y Reepi son nombres bastante parecidos, quien sabe — guiñó el ojo la rubia, esta vez ninguna de las dos pudo contener la carcajada que se les escapó.

Artemis sintió como el peso que llevaba en los hombros se aligeraba lentamente. De estar tan concentrada en llegar a Caspian con vida para poder liberar a los narnianos y de tanto pensar en los acontecimientos que tal vez cambiarían el destino de Narnia tras su llegada, había olvidado que sus amigos se encontraban allí, en el país del Gran León, con ella.

Artemis recordó la primera vez que pisó suelo narniano por primera vez, la emoción que había sentido al reconocer aquel paisaje nevado que tantas noches había deseado conocer. No quería opacar aquel sentimiento de emoción que de seguro sentían sus amigos con su angustia por el futuro de Narnia y el suyo mismo.

Esta no era más que otra aventura, y si algo había aprendido en aquel primer viaje a Narnia, era que la confianza en la magia de Aslan siempre lograría que se cumpliera con el destino que originalmente había sido escrito en los libros.

— Silencio — Reepicheep habló, deteniéndose frente al grupo con la mano extendida, para que no siguieran avanzando. Su pequeño hocico se movía rápidamente tratando de olfatear aquello extraño en el ambiente.

Pronto lo supo reconocer.

— Telmarinos — susurró el ratón desenvainando rápidamente su espada, y con una señal a sus compañeros todos los ratones se colocaron en formación para seguirlo — Majestad, usted y sus amigos quedense aquí.

Artemis no pensó por un segundo en acatar la orden del ratón, a pesar de que no tenía ningún tipo de arma a su disposición, por lo que cuando los roedores desaparecieron, indicó con un gesto de manos a sus amigos que avanzaran, escondiéndose entre los árboles para no dejarse ver.














𝗘𝗹 𝗺𝗶𝗹𝗮𝗴𝗿𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗢𝗹𝗶𝗺𝗽𝗼 | NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora