Un joven moreno de ojos marrones, cabello negro rizado y una sonrisa encantadora, la perdición para cualquier mujer. Su inigualable talento era sin duda considerado algo no común en todos los humanos. Valores, enseñanza, y sobre todo corazón, era lo que tenía para entregar a la mujer que estuviera destinada a él. Tenía la posibilidad de estar con quien quisiera, pero sus valores le inculcaron otra cosa.
Las mujeres son algo especial, por eso hay que tratarlas de esa manera.
Por más de que quisiese fijarse en cualquier otra mujer de su entorno, no podía, ya que su corazón había sido flechado intensamente.¿Por quién? La respuesta era muy sencilla.
Brooke Shields; una de las mujeres más codiciadas en la época de los 80's, con sin igual belleza retractada como un ángel, una mujer no común, el trofeo perfecto para un hombre egocéntrico; pero no para Michael, para él, ella significaba mucho más.
—Michael, te lo advierto, estás hiendo demasiado rápido.—gritó su acompañante saliendo del local. Lo miró con histeria causada por su terquedad.
—Bill, no voy demasiado rápido, solo quiero asegurarme de que me quiere, tanto como yo la quiero a ella.—contestó suavemente sonriendo de una forma muy risueña.
—¿Y crees que con un anillo de compromiso te dirá cuánto te quiere? Mike, piensa con la cabeza...—se soba la frente. —tal vez no siente lo mismo por ti...—lo mira con confusión.—tal vez sólo te ve como un... amigo
El tan solo pensar que ella lo viera de esa manera lo dejaba helado, completamente inmovilizado. En ese momento sintió como si ella misma le hubiese dicho aquellas palabras, frente a frente. Pero no era así, solo era percepción suya, solamente hablaba con Bill.
—¡No digas eso!—dijo gritando fuertemente, levantó los brazos exasperado haciendo un gesto con el rostro. Negó.—Ella me quiere a mí, tanto como yo la quiero.—se dio la vuelta dirigiéndose a la limusina—más bien apúrate Bill, debo llegar lo antes posible con ella.
Bill sabía perfectamente que ella no sentía lo mismo, no hacía falta preguntárselo, se notaba en sus ojos. Michael tenía esa chispa de niño enamorado cada vez que la veía; en cambio Brooke no, lo miraba como cualquier persona, como uno más.
Llegaron a uno de los restaurantes más lujosos de los Ángeles, exactamente al Brigest Restaurant. Al bajar de la limusina, se dispuso a tomar la pequeña caja de terciopelo entre sus manos, susurrando:—"Aquí comenzará mi nueva vida".
Entró sin más preámbulos llegando con ansias a que ella le diera el SÍ, debía ser una sorpresa, ya que el motivo de la cena era en plan "Amigos".
—¡Brooke!—grita de lejos.
Una mujer dio la vuelta en su silla, observando al muchacho con una gran sonrisa y ojos destellantes. Ella sabía perfectamente lo que él sentía; pero simplemente lo ignoraba, entendía que no podía haber nada entre ellos.
—¡Michael!—levanta su cuerpo del asiento, le dedica una sonrisa tierna. —¿Cómo has estado? Toma asiento, por favor.
Él aceptó con miedo en la mirada, tomó asiento mirando a ambos lados.
—Muy bien, querida, y tú, ¿Cómo has estado? ¿Cómo está tu madre?.—la interrogó sonriendo con nerviosismo, la servilleta de tela que estaba hace unos segundos encima la mesa, yacía arrugada entre sus manos debido a la ansiedad.
—Mejor, gracias a Dios... —sonríe—y tu familia, ¿Cómo ésta?.
—Ellos están bien, supongo. Sabes que desde que renuncié a estar con los Jackson's, nada volvió a ser como antes. —agachó la cabeza.—Joseph es bastante seco, mis hermanos...—cerró los ojos—nada es igual.
Brooke tomó sus manos entre las suyas. Michael vio aquel gesto tan maravilloso. Ambos sonrieron.
—Pero bueno—levantó la cabeza—no vinimos a estar tristes, ¿Cierto?—Brooke asintió sonrojada—¿Sabes...? He intentado pedirte esto desde hace tiempo, pero no tuve la suficiente valentía,—rió—ahora que la tengo quisiera...pedirte...—tartamudeo —quiero pedirte...—repitió lanzando pequeñas risitas y agachándose en el suelo para sacar después la caja de terciopelo. Dio un leve respiro—Brooke, ¿Te gustaría ser mi esposa?
Al abrir la caja se descubrió el contenido dentro: un anillo finamente tallado con muchas piedras pequeñas y preciosas. Ella solo se quedó con la boca abierta, el esplendor del objeto era inigualable. Podía aceptar su petición, ¡Podía! pero era causarse un daño a sí misma y a él por sobre todo.
—Michael,...—lo jala suavemente para que se enderese—yo...—cierra la caja con cuidado—yo... no puedo aceptar ser tu esposa.
Y ahí acabó todo, su corazón se partió en mil y un pedazos esparcidos por el suelo de ese mismo Restaurant. Brooke se asustó al ver que Michael aún no reaccionaba. Lo ayudó a sentarse y tomó su mano delicadamente entre las suyas. La culpa y sobre todo la impotencia, eran ahora una carga en su conciencia.
—Lo siento, Michael...—se lamentaba —no puedo verte como algo más. Espero puedas disculparme.
Él escuchaba atento todo lo que ella le hablaba, pero no respondía; tal vez en su interior tenía la esperanza de revertir esa respuesta. No tenía la fuerza suficiente de verla a los ojos y simplemente asintió, se soltó del agarre de Brooke y salió lentamente de aquel restaurante.
Al salir, Bill se encontraba recargado en la limusina, espectando cómo la gente transitaba por la avenida. Al ver la reacción que Michael traía en el rostro se preocupó, sabía lo que le había pasado, pero quería que él le informará.
—Michael, ¿qué pasó?—lo tomó de los hombros, él no subía la mirada, la tenía fija en el suelo.
—Nada, Bill—cierra los ojos.—
solamente quiero irme a casa.—dio media vuelta dándole la espalda.—No me digas que no pasó nada, porque no te creeré, ¿Qué pasó muchacho? ¿Qué te dijo para que salieras con ese semblante?—regañó fuertemente mirándolo serio.
Cerró los ojos tratando de no mostrarse vulnerable, pero no podía, no con Bill. Él lo conocía más que a su propia vida.
—¡Responde Michael! ¿Qué te dijo Brooke para que salieras así?—gritó nuevamente eliminando la poca paciencia que le quedaba.
Silencio.
—¡Dime de una maldita vez qué te dijo, o yo mismo entraré y le preguntaré a ella misma delante de todos!—exaltado. Bill le observaba intimidante, tomó con fuerza su brazo derecho.
Suspiró llenando valor de sí, cerró los ojos dando la vuelta, concentrándose para explicar lo sucedido.
—Simplemente tenías razón, Bill. ¡Listo!—gritó—¿Estás contento ahora? —lo miró con un semblante de enojo, pero sus ojos demostraban lo contrario. —Ya te lo dije, ahora déjame en paz que quiero irme a casa.—se dispuso a entrar en la limusina.
Bill se quedó impresionado, nunca había visto a Michael de esa manera, él casi nunca reaccionaba así. Por más de que algo le lastimara, trataba de contener la calma, pero lamentablemente no ocurrió de esa forma, y él sabía perfectamente que esto le dolía más de lo pensado.
Dentro de la limusina se encontraba un Michael triste, lleno de enojo y furia hacia el mismo. Era tan curioso, la palabra Esperanza aún seguía en su mente. Aun tenía esperanzas de seguir y sentir ese desgarrador dolor en el alma, ese que te reconforta y te hunde a la vez. En su mente todavía habían preguntas sin respuestas, trampas de sus pensamientos que no lo dejaban en paz. La pregunta más importante que él se tenía, era si la enfermedad que padecía habría afectado la respuesta de Brooke. Él se sentía demasiado inseguro respecto a esto, pero no tenía la mínima intensión de hablar con alguien de ello.
—¿Estás listo, Michael?—pronunció Bill acomodándose para conducir.
—Sí, Bill, vámonos rápido, estoy muy cansado.—se recostó suavemente en el asiento trasero, imaginando cómo hubiera sido la vida al lado de esa mujer con bellos ojos verdes.
<< Si te empeñas en seguir en el pasado, no sabrás lo que el futuro te prepara>>.
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Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]
Fanfiction❝A lo largo sabía que eras una mujer falsa. Te sientas detrás de la máscara y controlas mi mundo❞. ❝Me Olvidaste❞. Tras una vida llena de oscuridad, obligada a regirse por una voz proveniente del firmamento, nunca fue ca...