Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]

Capítulo 10.

Santa Ynez, California. Neverland Valley Ranch.

La oscuridad de la habitación lo tenía desprotegido y vulnerable. La luz que alguna vez estuvo en su ser fue apagada debido a todas las mentiras dichas, embargándole una soledad total. Se acurrucó suavemente inhalando el aire frio del balcón, apoyando su espalda a la pared detrás suyo. Dio un suspiro profundo soltando dolorosas lágrimas, su vista iba fija al horizonte jamás visto. En la puerta de la habitación, se escuchaban golpes demasiado fuertes pidiéndole entrar. No contestaba, no quería estar con nadie. El inmenso dolor de la traición daba pequeños golpes en su conciencia, ocasionando disturbios de dudas y pensamientos dados sin un propósito. Un golpe de fuerza fue lo que dieron, ocasionando de mil maneras su caída fortuita. Su melancolía y tristeza lo acompañaban como un peso del cual jamás se libraría, su fortaleza fue destruida de una forma poco ajena dejando su corazón totalmente lastimado. Elevó su cuerpo agachando la cabeza, suspiró nuevamente entrando en la alcoba. Cayó rendido golpeando el piso con toda la furia que lo consumía lentamente, ¿Qué persona resistiría tanto dolor y difamación en una sola acción? Nadie. Rompió todo objeto que veía, ¿De que servía la fama ahora? Solo era un estorbo en ese momento. Un llanto desolador consumía su paranoia, las ganas de huir lo llenaban por completo. Limpió con coraje cada lágrima derramada injustamente, cada sentimiento de culpa fue absuelto, no habría el porqué de las acciones cometidas en su contra, pero la ambición lo puede todo.

*.•°•*.•°•.*•°•*.•°•.*

Una taza de café se dirigía a sus labios rojos. Sus manos cubrían delicadamente la pequeña taza de porcelana. Su mirada iba dirigida al melancólico día que transmitía la ventana frente a su rostro. Un suspiro ahogado escapo involuntariamente. Cada día vivido era una sentencia pagada, su corazón no resistía más la tentación de correr a sus brazos, sentir la protección que la embargaba cuando estaba con él. Pecados cometidos, errores pagados, miedos enfrentados, dos corazones totalmente conectados por un Amor sentido por ambos. Una lágrima rebelde escapó de sus ojos, contuvo la calma esperando no soltar una palabra. Esteban, se hizo presente en la habitación ocasionando impotencia en la mujer frente a él, tomó una rebanada de pan tostado situándose en la misma mesa que ocupaba. La miró con una sonrisa sarcástica ocasionando disgusto a flote. Venus, enarcó una ceja en gesto de repugnancia, enderezó su cuerpo dirigiéndose a la salida.

— ¡Ni se te ocurra ir con él!
—  gritó confundiéndola totalmente. Dio la vuelta posándose frente a él.— ¡Así es!
— elevó la voz nuevamente.
— Michael está aquí... volvió la anterior semana.

— ¿Por qué no me informaste? ¿¡Que te dio derecho a ocultármelo!— pedía explicaciones gritando de una forma exasperada. Puso una mano en su frente produciendo confusión.

— ¡Tu eres mía!—  se levantó del asiento para situarse frente a ella. Dio un golpe violento en su rostro.— ¡¡¡Tu eres mía!!! ¡No de Michael!— la vió desafiante tomándola del cabello.— ¿Por qué no te olvidas de él? ¿Por qué no le dices a quien nombras mientras te hago el Amor? ¡¡¡Olvídalo!!!— la tiró fuertemente estrellándola en la mesa de vidrio, sus manos y rostro se encontraban sangrando debido al golpe. El odio y decepción se hicieron presentes ocasionando furia en su ser. Su cuerpo no respondía, sus piernas le fallaban. Esteban, al observar sus movimientos, dio la última acción en la lista. Saco una pequeña pistola disparando en el lugar equivocado, aún dejándola inconsciente...

(•••)

Observé detenidamente la sangre en mis manos, un terrible dolor en mis extremidades no me dejaba levantarme. Una punzada en la cabeza me dejo débil nuevamente. Escogí mi última opción, desplazándome suavemente por el piso frio de la habitación. Manchas rojas me alarmaban aun más, mis falencias se hacían presentes mediante dolores incontrolables. Voces al otro lado de la puerta me alarmaban de no estar completamente sola.