Capítulo 27. [Editado]

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Estamos frente a frente con la mirada seria, de hombre a hombre delante la mujer que amamos.

Las manos reposan en mi nariz, dejando a la vista mis ojos con un semblante frustrado. Observo los documentos tratando de responder las preguntas en mi mente: ¿Debo hacerlo? ¿Serviría de algo firmar aquellos papeles? O cumpliría el deseo de hacerla su esposa, alejando a uno de los mayores tesoros que tengo en la vida.

Si firmo la dejaría libre, la alejaría de mí, la tendría lejos de mi piel y lejos del palpitar de mi corazón.

No, no podría soportarlo.

Esteban me ve intimidante, con su postura firme en aquel sillón, acercándose lentamente a Alex. Me siento tenso, nervioso al pensar que ella tomaría la iniciativa de estar junto él, sabiendo del sufrimiento que traería a mi vida.

<<Creo que ya deberías acostumbrarte al desamor>>

Siempre tendré esperanza...

Aquella luz eternamente estaría encendida en mi pecho junto a todas las ansias de poder, de una vez por todas, tenerla entre mis brazos y restregarle al mundo entero que es mía y solo mía.

Bajo todas las circunstancias, los problemas no sobrepasan las ganas de luchar contra todo lo malo, contra todo lo que se enfrente a nosotros, pero ahora, ¡Todo es tan frustrante! Sigue molesta y estas reacciones no ayudarían a sobrellevar la situación, juntos, como tanto le susurré al oído aquella última vez que la vi.

«Solo ayúdale a comprender el sentido de la vida».

—Debo hablar contigo.—digo firme, elevando mi postura para dirigirme hacia ella.

Dejo el sombrero en el sillón, sin preocupación, suplicando en mi interior que acepte el explicarle lo sucedido.

Me detengo frente a Alex, reduciendo la altura de mis piernas quedando de cuclillas. Tomo su mano, depositando un beso entre ellas.

—¡No lo hará!—grita Esteban, prepotente y seguro de sus palabras. Avanza rápidamente unos cuantos puestos de aquel enorme sillón.

Torpemente toma mis manos y las aleja de su calor, enfureciéndome al instante. Nunca reaccioné así con algún semejante, pero Esteban poco a poco dejaba rastros de ira y rencor en mi corazón.

"¡Michael, tú no eres así, detente!" suplica mi conciencia, pero la evado completamente.

—¡Si lo hará, quieras o no!—doy una mirada amenazante, de esas que pretenden asustar. Estoy lo bastante furioso como para reaccionar de otra manera.

Extiendo mi mano nuevamente, invitándola a caminar conmigo hacia la sala de junto, al lado opuesto de la casa de Q. Ella lanza una sonrisa risueña que me reconforta el alma al verla de esta manera. Él me observa molesto, mordiendo sus labios para evitar discutir ante la decisión que tomó su secretaria.

Abro la puerta esperando que sea ella quién entre primero. Enderezo mi postura para entrar en su detrás, cerrando la puerta suavemente. Alex me da la espalda impidiéndome verla de frente. Su vista está fija en el suelo, abrazándose a sí misma.

Siento tristeza en sus pasos, dolor en su respirar.

—¿Qué pasó?—susurré en un tono suave, acercándome hacia su cuerpo como una atracción que esta de la mano junto al sentimiento del amor.

—¿De qué hablas? No pasó nada.— responde insegura, avanzando unos cuantos pasos hacia adelante, evitando que estemos cerca.

—¿Nada?—reclamo serio, el tono de mi voz va aumentando de volumen. Avanzo junto a ella.

Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora