Capítulo 28. [Editado]

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—¡Señor!—saluda cortésmente

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—¡Señor!—saluda cortésmente. Da un apretón de manos junto a una sonrisa recatada.

—Esteban...—pronuncia mientras eleva su cuerpo y acepta el saludo cordial.

Lentamente expulsa el olor a tabaco. El cigarrillo queda consumido y la colilla es dejada encima el cenicero.

—¿Conseguiste lo que te pedí?—ambos brazos se encuentran encima el escritorio, entrelazadas, en la posición perfecta para recibir una buena noticia.

—Se niega a hacerlo, Señor.—esa respuesta no es la que esperaba, en absoluto, quería ver aquella hoja junto a la firma de aquel hombre.

Hoax lo ve furioso, un golpe en el escritorio estremece al joven sentado en frente suyo.

—¿Crees que soy un idiota?—resopla enojado, lanzando el portarretratos con la fotografía de su familia—Tú no le exigiste que lo firmara. ¡Eres un imbécil!—despeja el lugar en el cual reposan los lápices y bolígrafos, gran cantidad de hojas blancas o algún contenido encima. Se estira lo suficiente para jalar a Esteban y estrellarlo contra el vidrio del escritorio. No trajo lo que pedía hace meses, y esta sería una de las consecuencias.

—Señor, déjeme explicarle, por favor.—suplica por su vida.

Hoax sería capaz de mandarlo al otro mundo solo por no cumplir con la tarea que le dio hace mucho tiempo atrás. Cinco meses exactamente.

—¡No quiero tus malditas excusas!—grita enfurecido, un nivel más para su temperamento poco controlado.—¡Solo quiero que me entregues este papel con su firma!—eleva aún más la voz, tirando de su cabello corto, dando un golpe en su rostro contra el escritorio.

—Dijo que desea pensarlo un día más...—argumenta en su defensa, cerrando los ojos con miedo.

El señor de ojos color miel no deja de mirarlo con enojo y fastidio. Tanto tiempo pasó y no logró cumplir una tarea tan fácil para él.

—Tienes veinticuatro horas, Esteban. Si no logras que firme el contrato, te aniquilaré. No me importará eliminar una basura para la sociedad.

Lo empuja hacia atrás escupiendo en su rostro. Repudiando el nombre al nombre falso por que el cual se hacia llamar.

—¡Estás advertido!—concluye.

Toma asiento en el sillón de cuero negro, girando su respaldar para no ver su despreciable presencia. Solo es un empleado más, pero toda la gente se aprovecha de la circunstancia y sabe sacar provecho a su antojo.

Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora