Hola amigas y amigos lectores. Tras dos semanas de ausencia, cuyos motivos expliqué en facebook, regreso con un nuevo capítulo. Comenzamos
Graduación
Conforme los días iban avanzando, el nerviosismo y el estrés de Mio aumentaban. El juicio contra su exesposo y la posibilidad de que este le arrebate a su hija la atormentaban. Si bien, haberlo enfrentado en prisión le liberó un poco, aún temía por sus artimañas. Esta situación hizo que el desempeño laboral de la pelinegra se viese un poco afectado, aunque no fue nada de gravedad.
Por su parte, Reina estaba un poco más confiada. Además de la confianza que Nodoka le generaba, estar al lado de su novia siempre la relajaba. Ambas chicas pasaban sus ratos libres en Kitauji juntas, simplemente disfrutando de la mutua compañía. Ocasionalmente,Kumiko le cuestionaba su tranquilidad, ya que aún le preocupaba lo que Ryotaru pudiese hacer para separarlas. Si bien, el anuncio de la boda de Noboru tranquilizaba a la joven Oumae, ella no podía descartar que su suegro pudiese intentar forzar un nuevo compromiso matrimonial para la trompetista.
El tiempo pasó volando. Poco a poco dos fechas de gran importancia se acercaban cada vez más. Una de ellas generaba sentimientos encontrados en los alumnos,especialmente los de tercer año. Esta fecha era la graduación. Para Azuka y sus compañeros significaba dar el siguiente paso en sus vidas: dejar la preparatoria para ir a la universidad, lo que también era despedirse de sus amigos. Buscando sus sueños, ellos irían a diferentes universidades. Si bien, algunos de ellos compartirían centro de estudios superiores, siendo la Universidad de Kyoto la más popular, este no era el caso de la joven Tanaka, quien, al querer ser una profesional de la música, estudiaría en el conservatorio de la Escuela de Bellas Artes de Tokio.
Haruka estaba nostálgica con esta situación. Separarse de una de sus mejores amigas, a pesar de comprender los motivos, era algo que la entristecía; a pesar de la promesa de permanecer en contacto vía redes sociales, el hecho de no verse a diario era una prueba dura para su amistad, una que no todas podían superar. Solo el tiempo diría qué tan fuerte era la amistad entre la saxofonista y la carismática eufonista.
Por su parte, Kaori se mostraba pensativa, ahora que tenía la oportunidad de reflexionar sobre lo vivido en los últimos tres años de su vida. Siempre le gustó tocar la trompeta y tenía el talento para ello, pero su paso por Kitauji no había sido fácil. En su primer año tuvo diferencias con sus senpais, cuya actitud perezosa y su falta de interés por las prácticas le parecían chocantes. Ella siempre quiso llegar lejos, por lo que se sentía atada por dicha actitud de sus superiores. Por suerte, conoció a otra chica que tenía sus mismos intereses, a pesar de su actitud bromista: Azuka; y, con ella, a Haruka. Las tres se aliaron para dar lo mejor de sí mismas a pesar de que sus compañeros de banda no lo hiciesen de esa forma. Su segundo año, antes que mejorar, empeoró esta situación. Los entonces nuevos alumnos entraron al club con el mismo entusiasmo que ella el año anterior y, al igual que ella, chocaron con la pasiva y perezosa actitud de los mayores. Esto provocó una crisis interna y la renuncia de la mayoría de los recién ingresados. Y, de no ser por sus amigas, la joven Nakaseko también habría renunciado.
Tras la crisis, las directivas del colegio tomaron la decisión de cambiar al asesor del club. Kaori creyó que esto no cambiaría nada, pero el tiempo le demostró lo equivocada que estaba. Noboru Taki, a pesar de no ser del agrado de muchos de sus alumnos, demostró que ellos podían llegar lejos si se lo proponían. Gracias a su particular forma de hacer las cosas, logró que el grupo se uniera. Su exigencia a la hora de ensayar era fuerte, pero efectiva; y su decisión de hacer audiciones para las regionales, dándole así la oportunidad de participar a los talentosos de primer año, fue una decisión acertada. De esa forma, ella logró enfrentar, no solo a la talentosa kouhai Reina Kousaka, también a ella misma. Contrario a lo que se podría pensar, la joven Nakaseko no se sintió mal consigo misma al perder la audición para solista, ya que, a pesar de su talento, ella nunca se sintió superior a su compañera. De hecho, a ella no le importó en lo absoluto si Kousaka y el profesor se conocían de antes o no, o si tuvieran o no una relación.
El fin del paso de los de tercer año por Kitauji llegaba el día de la graduación. Todos llegaron con sentimientos encontrados a su último día de preparatoria. A pesar de las diferencias que pudieron existir entre ellos, sus compañeros de cursos inferiores y profesores, iban a extrañar estar en esa edificación casi a diario como lo venían haciendo los anteriores tres años. Todos los alumnos y el cuerpo docente estaban reunidos en el auditorio del colegio para despedir a aquellos que, finalizadas las vacaciones de primavera, iniciarían su vida como estudiantes universitarios.
—Queridos graduandos —inició su discurso el director de la preparatoria—, el día de hoy finaliza un ciclo de sus vidas. Los tres años que compartimos en estas instalaciones fueron bastante gratificantes. Algunos de ustedes dejaron en alto el nombre de nuestra institución en diversas actividades académicas, deportivas y artísticas. Espero que guarden en lo más profundo de sus mentes los bellos momentos que pasaron aquí, así como nosotros los recordaremos con mucho aprecio. Solamente me queda felicitarlos a todos por haber concluido exitosamente su paso por preparatoria y desearles la mejor de las suertes en su futuro. —Concluidas estas palabras, todo el cuerpo estudiantil aplaudió al director. Finalizado el aplauso, el hasta ese momento presidente del consejo estudiantil hizo su intervención.
—Estimados profesores. Dar las gracias no es suficiente para demostrar lo agradecidos que estamos con ustedes. Durante los últimos tres años hemos aprendido muchas cosas bajo su guía, no solamente en temas académicos, también en otros aspectos de la vida. Bajo su supervisión, nos hemos preparado para los retos que nos esperan en nuestras vidas de ahora en adelante. Sé que algunos tuvimos nuestras diferencias, pero siempre estarán en nuestros corazones. De parte de sus alumnos, muchas gracias. —Un nuevo aplauso llenó el auditorio de Kitauji, dando así por terminada la pequeña ceremonia.
Después, los alumnos de tercero se dirigieron por última vez a sus salones. Ahí, de mano de sus profesores dirigentes de grupo, recibieron su diploma, el cual certificaba su paso por la institución y su buen desempeño académico. Al finalizar el horario de clases, llegó el momento de las despedidas y, con ellas, las lágrimas que aparecían en los rostros de muchos de ellos. En ese instante, Azuka, Haruka, Kaori y los demás integrantes de la banda sinfónica visitaron el salón del club. Allí, Taki-sensei y los alumnos que continuaban sus estudios los despidieron tocando la Danza de la Luna Creciente. Al momento del solo de trompeta, Reina se levantó de su lugar y, cediéndole su instrumento a la joven Nakaseko, hizo que ella lo tocara, dejando así en claro que entre ambas trompetistas no había rencores. Finalizada la interpretación, la joven Tanaka tuvo que salir del salón, la emotividad de los últimos minutos hizo que sus lágrimas se asomaran. Ella no quería mostrar ese lado de su ser a sus compañeros; quería que ellos conservaran la imagen que tenían de ella: una chica alegre que siempre tiene una gran sonrisa en su rostro.
Kumiko, Haruka y Kaori fueron tras ella en un esfuerzo por consolarla, siguiéndola hasta el patio del colegio. Azuka permaneció de pié, en silencio y sin mirar a sus compañeras.
—Azuka, sé que este momento es algo duro, pero no creo que huir de él sea lo adecuado —dijo Haruka, rompiendo el silencio que se había creado.
—No estoy huyendo, Haruka. Solamente no quiero que vean mi lado más débil —replicó Azuka con la voz entrecortada.
—No creo que llorar sea una muestra de debilidad, senpai —intervino Kumiko—. De hecho, pienso que es algo normal de todos; algo que muestra que no somos insensibles a las emociones de los demás.
—Oumae-san tiene razón, Azuka. No deberías avergonzarte de mostrar tus sentimientos. Después de todo, tú vas a tomar un camino separado al de nosotras y es normal que eso sea algo triste —dijo Kaori.
Luego, las cuatros chicas regresaron al salón. Allí todos los integrantes se tomaron fotos para recordar esos gratos momentos que vivieron juntos. Naturalmente, Azuka fue la más solicitada en esa improvisada sesión fotográfica, compartiendo junto con sus compañeros de sus últimos instantes en ese sitio. Para los recién graduados, despedirse no fue sencillo, pero era necesario para iniciar la nueva etapa de sus vidas. Mientras que los que se quedaban veían a aquellos que les enseñaron y les aconsejaron irse en busca de su futuro, con la esperanza de poder seguir sus pasos.
Continuará...
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Más Allá De Una Confesión De Amor
FanficDespués de pasar a las competencias nacional de bandas sinfónicas, Reina recibe la desagradable noticia del divorcio de sus padres. ¿Cómo reaccionará a esto? ¿Afectará su desempeño?