Capítulo Cuatro.

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—¿Se puede saber quién es usted? —dije algo molesta.

—¿Realmente quieres saber mi nombre, Geneby?

—Si no es mucho pedir, sí.

—Pues, permiteme presentarme, mi nombre es Jeremy Ross Smith —dijo con una sonrisa coqueta y extendiendo su mano.

—Ross Smith —susurré para mi—. ¿Dijiste Ross Smith? —dije en voz alta y algo alterada.

—Así es.

—Supongo que sabes mi nombre, ¿cierto? —dije con la esperanza de estar equivocada.

—Geneby Lucía Kenth —dijo con una enorme sonrisa. Esto comenzaba a darme miedo.

—Y... ¿Tienes hermanos? —pregunté con un poco de esperanza y un poco de miedo a que dijera que si.

—¿No te soy suficiente? —río irónicamente y se dirigió a la puerta—. Hasta luego, preciosa —guiñó el ojo y se fue.

Mi corazón estaba demasiado acelerado, lo sentía casi saliendose.
Ese chico dijo Ross Smith. ¿Era posible que existiera otra persona que no fuera familiar de él con esos apellidos? Quizás si, pero, ¿Cómo es que sabe tanto de mi? Esto debe ser obra de ella...

Te odio Mia.

Dieron las 5 de la tarde y me dispuse para ir por Sofi, tenía aun un poco de trabajo, pero se lo prometí a Sofi, además necesitaba despejarme un poco.

—Medina —dije a través de la bocina—, tengo que irme, puedes dar salida a las 7 u 8

—Está bien señorita, disfrute lo que resta del día.

Tomé mis cosas y salí, llegue rápido y en una breve charla me contó lo que hicieron y como se portó mi pequeña.

—Adiós, Taniiii —gritó Sofi mientras salía saltando.

—Adiós, Sofiiii —gritó aun más fuerte la niña desde adentro.

—Hasta luego, nos vemos Bea —dije saliendo.

—¿Iremos al parque mami? —preguntó Sofi.

–Se supone que Bea te llevo, ¿no es así?

—Nooo, ella no hizo eso mamii —dijo riendo.

—Bien, iremos —reí por lo bajo.

[...]

Nos encontrábamos en el parque, Sofi jugaba en la resvaladilla mientas yo la observaba en las bancas.

Me distraje por un momento y cuando regrese mi mirada hacia ella no estaba.

Mierda sofi, ¿¡dónde te metiste!?

Me levanté desesperadamente buscando a Sofí, caminé alrededor, no pudo ir tan lejos por si sola...

¿Y si alguien se la llevo?

Visualizaba muchas siluetas de niñas pequeñas, pero ninguna era Sofía.

Empecé a alejarme un poco más, no la veía por ningún lado.

De repente miré a un hombre que venían cargando a una pequeña qué lloraba descontroladamente.

Esa era mi sofi.
Corrí hacia la dirección del hombre, ella me reconoció y el hombre de inmediato la bajo y corrió hacia mi.

—Mami, mamii —gritaba la pequeña entre llantos.

—Oh cariño, cuantas veces te he dicho que no te alejes tanto de mami —dejé caer un par de lágrimas mientras limpiaba las de ella.

—Yo solo quería un globo mamiii, y el señor tenía muchos —seguía llorando.

—Disculpe, encontré a la pequeña llorando del otro lado del parque, dijo que había perdido a su mamá así que quise ayudarla —habló al fin el hombre que venía cargando a Sofi.

Esa voz.
Su voz me era demasiado familiar. Mierda. Voltee a verle y...

Joder, esto era una puta broma.

El amor es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora