Capítulo Cinco.

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—Disculpe, encontré a la pequeña llorando del otro lado del parque, dijo que había perdido a su mamá así que quise ayudarla —habló al fin el hombre que venía cargando a Sofi.

Esa voz.
Su voz me era demasiado familia. Mierda. Voltee a verle y...

Joder, esto era una puta broma.

Su mirada se conecto con la mía inmediatamente. Mis ojos se cristalizaron.

Mi mundo se construyo de inmediato. Él estaba vivo.

Mi mundo se derrumbó al instante. Nunca me buscó.

Trague fuerte y me di la vuelta.

—¿Gene? —su voz se quebró, en el intento te llamarme sonó más como pregunta.

No. Esto no. No ahora.

Decido seguir caminando, pero sofi me detuvo. Ya había dejado de llorar.

—Mami, el señor te habló.

—Lo sé, cariño.

—¿Y por qué no le respondes? Tú me has dicho que es de mala educación, mami.

Golpe bajo.

Agarre valor y me di la vuelta. No sabia que hacer. Él solo me observaba.

—¿Podríamos hablar? —preguntó algo triste.

—No, lo siento —dije cortante y con la intención de irme.

—Gene, por favor, necesito hablar contigo —me tomo del brazo, me miro a lo ojos y después puso su mirada en sofi—. No se parece mucho a ti, debe parecerse a él, ¿no es así, pequeña? —en su mirada había decepción y tristeza. Claro, el creería que estaba como otro.

—¿Quién es él? —preguntó sofi haciendo referencia a la pregunta de Dylan.

—Me refiero a papá.

—Yo no tengo papá —contestó Sofi muy sonriente—. Mamá dice que ella es mi papá, entonces es ma-pa —dijo riendo.

—Oh bueno —hizo una mueca y al mismo un brillo se reflejó en sus ojos—. ¿Entonces? —dijo dirigiéndose a mi.

—No lo sé, no estoy segura —me moría de ganas de hablar con el, pero por otra parte mi orgullo me lo impedía. Él jamás intentó buscarme.

—Por favor, necesito hacerlo, tengo demasiadas cosas que decirte.

Bueno, si quería saber porque no me busco y todo lo que pasó después, tenía que aceptar. Y realmente quería saberlo. En fin solo seria una plática.

Quizás me haga sentir mejor.

Quizás me haga sentir peor.

Da igual, nada pierdo.

—Está bien, mañana a las 5, ven a mi casa, y dejaré a Sofi en casa de una amiga —dije y le di una tarjeta—, ese es mi número, detrás esta mi dirección.

—Gracias, hasta mañana nena - sonrió mirando la tarjeta, y después se dio cuenta de su error—. Lo siento, hasta mañana Gene.

Solo sonreí y me retire.

—Adiós señor —gritó sofi mientras caminábamos.

—Adiós linda —sonrió el.

El amor es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora