Epílogo.

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Han pasado dos años, mi vida ya no es la misma, ciertamente es mejor.


Sofi se tomó demasiado bien el hecho de que Dylan y yo estuviéramos juntos, creo que ella ya necesitaba una figura paterna, y Dylan realmente le ha dado cariño, todo el que necesitaba, incluso más.

Dylan es completamente lo que necesitaba, siempre supo complementarme, hacerme sentir bien, protegida, querida, amada, deseada, feliz.

Él sigue siendo el mismo, incluso es más cariñoso, no se despega de mi.
Mía quedó en el olvido, tuvo un accidente de tránsito, iba borracha, realmente borracha.

Nunca me imaginé que todo esto pasaría, o sea si, imaginé una vida junto a Dylan antes de todo lo que pasó, y aún cuando pasó imaginaba como hubiera sido nuestra vida, pero, todo eso realmente se queda corto, hoy simplemente lo estoy viviendo y es hermoso, no hay palabras, mi imaginación se quedó corta, hemos pasado por tantas cosas maravillosas, al fin nos casamos, cuatro meses después de lo ocurrido nos casamos.

Fue una boda sencilla pero hermosa, ni más ni menos, no podía desear más, el simple hecho de estarme casando con el amor de mi vida, el hombre que amo, hacia esa boda perfecta.

Jamás estuve tan enamorada de nadie, sólo de él, y pensar que todo esto comenzó con unos mensajes anónimos que se me ocurrió enviar ese día cuando encontré el número telefónico de Dylan en la carpeta de la enfermera, bendita enfermera que me dejó sola ese día, hoy tengo una relación maravillosa gracias a mi loca, pero grandiosa idea.

Y sí, aunque me llevé desilusiones con él, finalmente soy feliz, muy feliz, con él.

No hay nada más hermoso que el amor haga presente ese 'producto de amor' en una relación, Sofi es bien amada por los dos, sin embargo no es hija de ambos, y no por eso no la vamos a querer, pero, ¿quién no quiere a un hijo propio? Muchos dirían que habrá preferencia, pero no será así, una madre es la que cría no la que engendra, y esa niña, yo la crié, fue mi motor muchos años y la amo como si fuera mía, no la parí pero muchas veces me causo dolores, nada similares al parto, pero dolores al fin, y supe darle cariño, quererla, amarla.

Justo ahora acaba de nacer mi bebé, un hijo mío y de Dylan, Sofi está muy emocionada, le encantó la idea de un hermanito.

—Felicidades, es un pequeño varón —dijo la enfermera que le ponía su cobijita y me lo entrego en mis manos.

Las lágrimas no tardaron ni un segundo en salir, Dylan se acercó junto con Sofi, él también lloraba.

—Bienvenido a la familia, pequeño —dijimos Dylan y yo.

—Se llamará Santiago, hola, Santi —dijo Sofi agitando su manita.

Dylan y yo sonreímos.

Aveces el amor no se puede entender, no es nada fácil, pero cuando el amor es real todo lo puede, porqué el amor es para siempre...

El amor es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora