*adele*
Desde que recibí la información sobre simón konecki, he memorizado casi que cada aspecto de su vida.
Simón konecki,casado, padre de una bella hija, padres adinerados, desempleado - aspecto de su vida que sigo sin entender - 1.80cm de estatura y lo mas importante su numero celular, que memorice con avidez con la esperanza de algún día llamarle.Cuando tomo el celular de inmediato reconozco el número, y mi agitación ya no es por lo sucedido con alex, es por Simón. - me llama, ¡me esta llamando!
-Hola- contestó volteando a ver a alex que ha desparecido.
-¿si? ¿Señorita Adkins? - me desconcierto al escuchar la voz de una mujer, más que desconcierto es decepción, realmente esperaba a ver visto el número correctamente.
- si, ella habla- escucho un fuerte suspiro en la línea.
-habla jessica, la esposa de simon- me emociona pensar que no erré el número.
- ok... En que puedo ayudarle, me sorprende su llamado-
- necesito su ayuda, bueno, Simón la necesita, tuvo un problema y está en prisión, es un error,el es un buen hombre.De héroe a presidiario. Pero que rápido cambio su rol este hombre.
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*Simón*Nunca he sido un hombre violento, pero las injusticias, siempre han socavado mi comportamiento.
Cuando nos enteramos de la enfermedad de jessica, sentí el peso del mundo caer sobre mis hombros. La situación ya era difícil antes de todo eso y ahora es casi insostenible.
Nos fuimos a pique económicamente cuando mi padre me cerró las puertas en todas las empresas. la casa en la ciudad era lo único que nos quedaba, con la enfermedad de jessica debíamos mudarnos y comenzar una fase bucólica. Un viejo amigo me ofreció cambiar la casa de la cuidad por una que el tenia en el campo, dijo que era como una hacienda y efectivamente era muy bella, se convirtió en nuestro hogar desde hace menos de un año.
Hace unas semanas llegó una carta del banco por una hipoteca, crei que era un error, me negaba a creer que algo como eso pudiera pasarme.
Llegue al banco y todo era real. - lo timaron - fue todo lo que dijeron y por supuesto si no canceló pronto la hipoteca nos quitaran la casa.
Me cege de ira y fui a buscar al maldito que me lo arrebato todo,quería descargar en el todo la frustración que llevo acumulada en mi ser. Llegue a su oficina y lo golpeé, con tanta intensidad que cuando los guardias entraron quede sorprendido por la cantidad de sangre que cubría su cara.Directo a la cárcel y aquí estoy impotente, lo estoy perdiendo todo y no hay nada que hacer para evitarlo.
La fianza es alto y mis finanzas nulas, tendré que pasar esta noche y un par de días aquí.*******
Me sobresalto al escuchar el crujido de las rejas.
Sigo mirando el suelo tratando de encontrar una solución a mis problemas.
- tienes visita- dice uno de los guardias. - le vanto la cabeza y lo primero que veo son sus ojos cálidos y claros con el amanecer.
-¿konecki?- quedó atrapado en el sortilegio de sus ojos y la melodía de su voz, suspendido en el tiempo, lejos de mi realidad.
-¿usted?- digo rápidamente.
-si, soy yo. Vengo a decirle que ya está en libertad, ya se pagó su fianza, puede irse cuando quiera. - me acerco a las barandas de la celda, sorprendido, atónito. - además pague la deuda de su casa y pedí a los acreedores que pasarán las escrituras a su nombre.- su rostro esta un poco ladeado y mordisquea un Poco su labio inferior, me acerco hasta donde se me es posible, no encuentro palabras para hablar.
- alegrese, ya no va ha perder su casa.
- pero...no... No tenía porque hacerlo, yo hice un trato y me deben responder... Es que ¡no!
- nadie le va ha responder, lo estafaron. - dice sin más
- algo se debe poner hacer.
- no, no hay nada que se pueda hacer, ya averigua sólo quedaba pagar.
- no entiendo ¿porque hace todo esto por mi? - su rostro se torna rosa y sus pupilas se dilatan. Se hace un Silencio que parece eterno.
- usted sabe porque lo hago, porque quiero que me cuide y espero que esta vez me diga que sí.
- señora... - me interrumpe de inmediato.
- no vine hasta aqui para que me dijera que no. Lo espero en mi casa para arreglar el contrato. - extiende la mano con una carpeta- estas son las escrituras de su casa, están a su nombre.
- pero, señora...
- no me diga nada. lo espero en mi casa, adentro está la dirección. - su voz y su rostro se tornaron dulces, esta casi suplicando. Cuando creo que va ha decir algo se marcha sin decir adiós.