PARTE PRIMERA- CAPITULO 4

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Entonces fue cuando descubrí un mundo fascinante y desconocido. Sin saber cómo, en la medida que me adentraba en su conocimiento, más atrapada quedaba. No solo era necesario conocer lugares y parajes de Argelia, necesitaba saber cómo era su gente. A veces era complicado porque los mismos libros se contradecían. Sin embargo, yo, terca como siempre, quería descubrir cuál de todos aquellos recipientes de sabiduría era el que decía la verdad.

Desde pequeña, cuando se me metía entre ceja y ceja hacer alguna cosa, no paraba hasta conseguirla. Nunca ha hecho falta que me dirigieran los pasos, yo sola hacía lo necesario para llegar a conseguir lo que quería. Entre ceja y ceja se metió, en una ocasión, la idea de comprarme unos zapatos que costaban un ojo de la cara. Tenía solo 10 años, y como sabía que en casa no me los pagarían porque eran un capricho inútil, sin decir nada fui ahorrando dinero de la paga semanal hasta conseguirlos. Y me costó tiempo... Y también sacrificar entradas de cine, así como dejar de lado una colección de cromos de famosos cantantes. Todo valía la pena con tal de tener los zapatos. También entre ceja y ceja se me puso, a los dieciséis años, saberlo todo sobre grafología. Pasé todo un año leyendo libros y analizando cada firma o papel escrito que caía en mis manos. Se resintieron los estudios, a los que no prestaba la atención debida. Cuando creí que ya lo sabía todo sobre grafología paré de estudiar los libros específicos y poco a poco se me fue la obsesión de adivinar comportamientos ajenos mirando las letras. A estas alturas casi ni recuerdo nada de lo leído. Desde que conocí a Hamid quería, de la misma manera obsesiva, saberlo todo sobre él y su cultura. Y la diferencia respecto a otras ocasiones es que este no fue un deseo pasajero, más bien al contrario, porque cuanto más sabía más quería saber, y hasta ahora no he parado de aprender cosas día a día.

Con el tiempo he conseguido saber más sobre la realidad árabe y argelina, y como he dicho no ha sido tarea fácil, porque desgraciadamente, en ocasiones, la verdad se ve falseada. Así se consiguen crear concepciones erróneas, porque involuntariamente quedamos influenciados. Estoy segura de que se hace de manera inconsciente. Si he conseguido desprenderme de los tópicos es porque ahora me dedico a buscar la información de primera mano. Actualmente intento suplir todos los años en los que me he perdido mucho dejándome arrastrar por la comodidad de no saber, absorta por otros aspectos banales. Mi oficio actual es escuchar las verdades por bocas propias, que son las verdades no tergiversadas. Desde hace años me dedico a la asistencia de los extranjeros que llegan sin recursos. Empecé a ayudar, en la medida de mis posibilidades, a las personas que iban llegando al pueblo sin saber el idioma y a veces sin saber ni dónde estaban. Ahora, además, ayudo en la tarea de coordinación entre municipios de la comarca y de la provincia. También coordino la situación con otras comunidades, lo cual me permite conocer todo tipo de casos. En la comarca recibimos muchos emigrantes, la mayoría atraídos por los trabajos temporales que se ofrecen y pensando que se encontrarán con un paraíso. La mayoría vienen porque tienen conocidos o familiares. Muchos se quedan temporadas largas, algunos se casan con gente nuestra, otros no llegan a integrarse. También están los que no encuentran el futuro deseado y cambian de población o vuelven definitivamente a su país natal.

Creo que preocuparnos por escuchar todo lo que dicen es la única manera de llegar a conocer a estas desamparadas personas que vienen con el ánimo de rehacer su vida y también la de quien dejan atrás, que a veces son hijos, otros son parejas, otros son hermanos. Desconfío de los libros que llevan escritos pensamientos subjetivos, en ocasiones erróneos o contradictorios y que imprimen una imagen en la cual el mundo árabe y el islámico son sinónimos de violencia y conflictos; de incultura. Siento mucho que mis hijos y el resto de hijos de los demás estén captando una realidad falseada. Lo que debería hacerse es transmitir que la cultura es un beneficio universal que se construye y enriquece gracias al mestizaje de pueblos. Ninguna cultura consigue por sí misma avanzar, más bien al contrario. La acumulación de intercambios culturales son el motor del desarrollo de los pueblos. Si todo el mundo tuviera esta perspectiva muchas cosas cambiarían.

Estas palabras, hijos míos, tienen como finalidad pediros una tarea que debéis llevar a cabo de manera firme. Os habéis hecho suficientemente mayores como para haceros escuchar ante los compañeros de estudio o amigos de la calle. Vuestro deber es defender la verdad sobre vuestro origen, por lo que, cada vez que escuchéis una información errónea, rectificadla. Me gustaría sentarme a vuestro lado y explicaros el resultado de mis pesquisas. Debéis ser emisarios de la realidad que os pertenece. Por eso os hablo ahora contándoos mi vida desde que descubrí esta parte del norte de África. Todo lo que he ido viviendo y descubriendo desde entonces lo he ido guardando en mi mente, que es como un almacén al que estoy abriendo las puertas y ventanas para vosotros. Con todo lo que sepáis a través de mi, tendréis parte del camino avanzado.

ENTRE DOS MUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora