- No hay ninguna manera Luke.-Le dije desesperado a mi amigo. Estábamos en su casa, me había invitado a jugar algunas partidas al fifa para despejar-me y dejar de pensar en ella pero eso era imposible, simplemente no podía, tenía grabada para siempre en la cabeza esa sonrisa preciosa y esa melena pelirroja que tanto me gustaba acariciar. Por mucho que intentase hablar o pensar en cualquier otra cosa acababa pensando o hablando de ella, como ahora.- Da igual cuantas veces la llame que nunca me coje el telefono, cuantas veces la busque sea donde sea que siempre me evita y huye de mi, de cuantas veces vaya a su casa para hablar que siempre sale su madre o su padre diciendome que no se encuentra en casa. Mucha casualidad ¿no crees?
- Ya se que es una putada y de las gordas, pero no puedes pasarte la vida hundido y amargado por ella.- Dijo apagando la Play porque sabía que daría para rato esta conversación.- Lo que tienes que hacer ahora es pasarlo bien y disfrutar de las vacaciones.- Me dijo sonriendo en un intento fallido para animarme. Al poco rato me fui a mi casa, me estaba aburriendo.
Se suponía que en estos días todo el mundo estaba feliz, alegre, pasandoselo bien a todas horas con los amigos, disfrutando y aprovechando las vacaciones de verano pero para mi estaba siendo todo lo contrario. No recordaba un verano pero, de verdad, que puto infierno. ¿Como iba a hacerlo si en la mayoría de mis planes previstos ella era una de las participantes? Aunque no se presentase, claro.
Era dos de julio, estaba tumbado en mi cama rallandome la cabeza, hacía ya un mes y medio que Keila no me dirigía la palabra y seguía sin entender el porqué, no había ninguna razón aparente. Cuando empezó a comportarse así fue después de la cena con mis antiguos compañeros de clase pero todo había ido genial, nos lo pasamos en grande y Keila pareció saber ganarse a todos en un abrir y cerrar de ojos, entonces después, cuando la acompañé a su casa estaba seca y distante conmigo, para que así al día siguiente empezará a evitarme y a dejar de hablarme. Era todo tan surrealista que flipaba en colores. Estábamos muy bien juntos, llevábamos casi cinco meses juntos y no podía estar más feliz, y yo creía que era igual para ella. Decidido, no podía continuar así.
Después de comer me duché y tras vestirme salí en dirección a su casa. No sabía que iba a decirle, esto era demasiado extraño pero ya me saldría algo cuando la tuviera delante. Caminé a paso ligero, quería llegar cuanto antes ya había esperado suficiente, llamé al timbre y al cabo de unos segundos, como no, me abrió su madre.
- Buenas tardes.- Dije con una leve sonrisa.- ¿Esta Keila? Tengo que hablar con ella y no me coge el teléfono. Por favor, es importante.- Había perdido la cuenta de las veces que había repetido esas mismas palabras en el último mes y medio.
- Lo siento Michael pero no esta.- Me dijo intentando cerrar la puerta, estaba harto de siempre lo mismo. Le impedí con la mano que cerrara la puerta.
- Y una mierda.- Después de tanto tiempo los modales ya se habían esfumado.- No me mienta, siempre me dice lo mismo, sé perfectamente que esta en casa. Tengo que hablar con ella.- Dije serio. Si no me dejaba entrar iba a hacerlo por la fuerza.
- He dicho que no está Michael, deja de insistir, por favor.- Me contestó su madre. ¿De verdad creía que era idiota?
- Déjalo mamá.- Oí su voz detrás de su madre y cuando por fin la vi tuve que tragar saliva para mantener la calma.- ¿Puedes dejarnos solos, por favor?- Le pidió a su madre, ella asintió y se esfumó hacia el comedor.- ¿Qué quieres Michael?
- ¿Cómo que qué quiero? Es una broma ¿verdad?- Dije esta vez cabreado.- Quiero saber que coño pasó en la cena para que de golpe dejes de hablarme. Todo iba muy bien entre nosotros y ahora me evitas. ¿Pretendes que me crea que a pasado así de la nada?- Ella rió sarcásticamente.
- Anny, eso es lo que pasó.- Me respondió con posado triste.- Vi lo acaramelados que estabais los dos juntos toda la noche y sobre todo lo cerquita que estabais el uno del otro cuando la acompañaste a fumar.
- ¡Anny es solo una amiga!- Potesté.
- No te lo crees ni tu. Dime la verdad, entre vosotros a pasado algo ¿no?- No podía mentirle, si quería recuperarla tenía que contarle todo.
- No te va a gustar la respuesta.- Respondí viendo como a ella se le aguaban los ojos.- Sigo sin entender porque le das tanta importancia al tema cuando tendrías que saber perfectamente que estoy jodidamente enamorado de ti.- Dije aun serio.- Si, hace ya un porrón de años Anny y yo estuvimos saliendo pero cortamos en seguida porque aunque la quisiera mucho, y aun la quiero, lla cosa no funcionaba, ahora sigue siendo una gran amiga mía.
- ¿La quieres más a ella que a mi?-Dijo ella poniéndose seria aunque se le veía tristeza en los ojos. ¿De verdad me estaba preguntando eso?
- ¿Como puedes preguntarme eso? Esta claro que no.- Me acerqué a ella y delicadamente la agarré de las mejillas para que me mirara a la cara.- Te quiero ¿vale? Más que a nadie en el mundo. No sabes lo mal que lo he pasado estos días, han sido un infierno, sin ti estoy perdido. Estaba tan absorto porque dejaras de hablar que suspendí casi todas las asignaturas, voy a repetir porque no podía sacarte de mi cabeza.- Le dije mirándola dulcemente viendo como ella me miraba sonriendo y la besé.
- Ibas a catear y a repetir igual y lo sabes.- Dijo burlándose al separarnos.
- Tienes un arte por cargarte los momentos románticos que da asco ¿eh?- Le contesté haciéndome el indignado.
- Callate tonto y besame.- Rió ella agarrándome de la camiseta y tirándome hacia ella, juntando así nuestros labios en un perfecto beso.