-¡No me creo que hoy sea el día!-le grito a mi madre por la emoción.
Habían pasado dos meses y hoy era cuatro de marzo e iríamos a Roma de viaje de fin de curso.-Una semana... ¿Que haré sin ti durante una semana entera?
-Disfrutar de la semana-sabía que me echaría de menos, la última vez que me fui de viaje sin ella fue a los ocho años durante quince días.
Fuimos a Málaga, allí teníamos dos amigas de toda la vida y nos invitaron. Fueron unos días maravillosos, pero cada día echaba de menos a mi madre.-Lo tienes todo, ¿verdad?-cuando acaba la frase me dedica una sonrisa.
-Sí, vámonos-cojo la maleta verde y la mochila negra donde hay comida para el trayecto en barco.Salimos por la puerta de casa y nos dirigimos hacia el coche, un Citroën gris del año dos mil. Unos minutos más tarde aparecen mi tía y mi abuela contentas.
-¿Preparada para Roma?-pregunta Marta, mi abuela. A pesar de sus sesenta años no los aparentaba.
Era bajita y el pelo lleno de canas pero aún así parecía más joven.
Subimos al coche; mi abuela y mi tía detrás, mi madre en el asiento del conductor y yo en el asiento del copiloto.Unos cuarenta minutos más tarde estábamos las cuatro junto con Jess en el puerto. Esperábamos ansiosamente que llegara el barco para poder disfrutar de la preciosa ciudad.
Mi familia hablaba felizmente con la de Jess, mientras que ella y yo hablábamos y cotilleábamos.
Iban pasando los minutos y cada vez estaba más nerviosa. Esta sería la primera vez que viajaría en barco tantas horas. De pequeña fui en barco con mi padre y lo pasé bastante mal.
Cuando llega Scarlett nos saludamos con un abrazo.-¿Nerviosas?-nos pregunta nuestro profesor de catalán.
-Muchísimo-respondemos a la vez Scarlett y yo.
-No estéis nerviosas, ¡vamos a disfrutar!-seguidamente se ríe y se gira dirigiéndose hacia nuestro tutor, ya que eran muy amigos.-¡No se abre la puerta!-digo deseperada después de intentar abrir la puerta del hotel.
Eran las dos de la mañana y acabábamos de llegar del viaje.Una noche y un día enteros metidos en un barco, en un camarote pequeño, y con bolsas de vómito por todos los rincones.
Durante la noche el barco se movía muchísimo, pero por la mañana fue peor.
Scar estuvo mareada todo el día hasta que de un momento a otro el batido que se habia tomado estaba otra vez fuera de su estómago.-¿Por que no abres?-pregunta Jess cuando llega a mi lado.
-No puedo abrir la puñetera puerta-Jess me da un pequeño empujón y prueba ella.
Al momento se abre mostrándonos a las tres una habitación con una cama de matrimonio y una individual.
Corriendo pongo mis pertenencias en la cama de matrimonio igual que Jess, mientras que Scar se pone en la individual.El segundo día fuimos a comer Tessa, Scar y otras amigas a un restaurante cerca del Vaticano.
Cuando nos sentamos en la mesa lo primero que hicimos todas fue pedir el Wi-Fi con un intento de que fuera con acento italiano.
Cada vez que teníamos wi-fi aprovechaba para entrar en las redes sociales o hablar con mi familia.
Scar y yo nos hacíamos selfies mientras esperábamos la comida hasta que un sonido en mi móvil nos sorprendió.La notificación era de Snapchat;
Tayj.ames me había enviado un mensaje, Taylor me había enviado un mensaje.
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Obsession
Teen Fiction-No entiendo como puedes tener una obsesión hacia ese chico-dice Scarlett mirando al chico moreno. -Simplemente me encanta.