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-Empieza.-ordeno.
-¿Quieres quedarte aquí plantada mientras hablamos? Podemos ir a ése bar.-señala el local de la esquina.
-No me importa pero cuéntame todo de una puñetera vez.
Asiente con la cabeza y la agacha mientras nos dirigimos hacia el bar llamado Tea's Jaime.
Nos sentamos en una mesa y al momento se acerca una camarera.
-Hola, ¿que queréis para tomar?-pregunta sin perder la sonrisa.

-Zumo de melocotón por favor.-respondo, miro a Taylor esperando su respuesta.
-Coca-Cola va bien, gracias.-le sonríe.
La señora asiente con una sonrisa y va a preparar nuestro pedido.

-Empieza.-vuelvo a ordenar.
-No sé por dónde empezar.-suelta una risa.
En ese momento aparece otra vez la señora con las bebidas.
Las deja delicadamente en la mesa y le agradezco con una sonrisa, se retira y entra en la cocina.
-Empieza por el principio, ¿no crees?-le fulmino con la mirada y él se muerde el labio inferior.

-¿Te acuerdas a principio de curso? Siempre me mirabas tímidamente y siempre lo he notado.
Hace una pausa para beber el refresco, parecía tranquilo pero a la vez nervioso.
-¿Te dabas cuenta?-pregunto sin creer lo que había escuchado.
-Sí, todos mis amigos lo notaron.-dice en un pequeño murmuro.
-¿Cómo?-pregunto alzando una ceja.-Cómo te diste cuenta.
-Cuando me mirabas, nunca te escondias y si lo hacías no lo hacías bien. Pasabas por el pasillo dónde estaba la clase unas diez o más veces al día, cuando no lo necesitabas.-ríe amargamente.- Cuando tengas una obsesión, vigila que nadie se entere.

Aparto la mirada y bebo del vaso, el zumo de melocotón se desliza rápidamente por mi garganta.
-Me llamaste la atención, ibas como tú querías.-vuelve a hacer otra pausa para beber.
Le miro a los ojos mientras bebe y él también mira los míos. Cuando acaba, en el vaso sólo había el hielo y el trozo de limón que habían puesto.
-Me fijaba en otras chicas y después en ti, todas seguían unas normas a la hora de vestir, y tú ibas a tu manera, eso me llamó la atención.-traga fuertemente y me mira fijamente.- El día de la noria, fue cuando me di cuenta que sentía algo por ti.
-¿Y a que viene todo esto?-bebo otra vez del vaso, esta vez lo dejo vacío.

-Esto es raro pero...-hace un ruido raro con la garganta y mira al techo.- Cada vez que estábamos solos quería pedirte salir...-cada palabra la iba diciendo más flojo.
-¿Por qué no lo hiciste?
-Es complicado Em.
-¿El qué es complicado? Tú si eres complicado, pareces imbécil tío, ¡habla claro de una maldita vez!-digo desesperada.
-No puedo decírtelo Em, simplemente no puedo explicarte una cosa.-suspira resignado.
-Vale.

-Em, te quiero, y no como un simple amigo. Te necesito a mi lado, necesito besarte y abrazarte, cogerte de la mano por la calle y gritar al mundo que eres mía, te quiero Em y eso no va a cambiar.

Aparto la mirada inquieta.
Lo que decía no podía ser cierto, había soñado que dijera esas palabras un millón de veces.
-Emma, nunca he estado enamorado de Ashley, te lo dije para que dejaras de sentir cosas por mi.
-¿Por qué? Todo esto no tiene sentido Taylor.

Mi móvil empieza a vibrar, miro la pantalla y veo que mamá está llamando.
-Espera.-le digo al chico.
Respondo y espero el saludo de mi madre.
-Emma, ¿dónde estás?-podía notar cierta preocupación en su voz.
-Estoy con Taylor.-murmuro.
-Me sabe mal, pero tienes que volver a casa.-hago una mueca y miro el chico que me mira fijamente.
-Vale, ahora voy mamá.-cuelgo.

-¿Tienes que irte?-pregunta con el ceño fruncido.
-Sí, ¿podemos quedar más tarde?-me levanto de la silla y me dirijo al mostrador para pagar.
-No estaré aquí Emma.-me sigue.
-¿Te vas de viaje?-le miro esperando su respuesta.
Pasan unos segundos y sigue sin responder.
-Podemos decir que sí.-asiente repetidamente.

Salgo del local y le espero.
Cuando sale puedo ver la preocupación en sus ojos.
-¿Estás bien Taylor?
-Claro.-y automáticamente me abraza fuertemente.
-¿Seguro que estás bien?-miro directamente sus ojos.
-Sí, tranquila.-murmura abrazandome otra vez, pero más fuerte que antes.

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