Una noche de diciembre..
-Tienes que hacerlo, sabes que sino no te dejaré tranquilo.
-No, no quiero, tienes que dejarme de una vez, no puedo más, estoy harto de ti, tienes que dejarme vivir... Por favor.
-Sabes que no pararé hasta que no hagas lo que quiero.
Está cansado de él, solo quiere que deje de atormentarlo, quiere ser feliz.
Mientras...
-Javi, a cenar, última vez que te llamo.
-Ya voy mamá.
Están cenando y Javi rompe a llorar, su madre no entiende nada.
-Mamá, tengo que decirte algo.
-Dime, ¿qué pasa?
-No me deja vivir, no deja de atormentarme... Me ha pedido que..
No puede terminar la frase, le puede el miedo y las ganas de llorar, hacía mucho tiempo que no se encontraba tan mal, solo quiere que esto acabe.
-¿Ha vuelto? Javi ¿Ha vuelto?
-Tengo miedo... No quiero.
-No quieres ¿qué? Javi, me estás preocupando ¿Ha vuelto?
-Sí...
La noche es más oscura que normalmente, es una noche triste para Javi y su madre. Todas sus pesadillas han vuelto, y temen que se hagan realidad.
La madrugada de esa noche de diciembre...
-Sabes que llevo razón, quieres hacerlo, lo sabes, es cuestión de tiempo.
-No, quiero dormir, necesito dormir...
-Vamos, hazlo, sal y hazlo, no puedes fallarme.
-Si lo hago, ¿te irás para siempre?
-Sí, pero tienes que hacerlo, no puedes fallar esta vez.
Se dirije hacia la puerta, coge el móvil y las llaves, aunque sabe que quizás no le vuelvan a hacer falta. Solo quiere que se vaya,
se acerca lentamente al pomo de la puerta y abre cuidadosamente, su madre no se puede dar cuenta de que se va, no le dejaría, no es la primera vez que hace esto..
Anda por un paseo, la noche está oscura, no hay nadie en la calle y el viento sopla con fuerza, se dirige hacia una azotea.
Mientras en su casa...
-Javier, ¿puedo pasar?
Parece que nadie oye la puerta, pero Isabel sigue llamando.
-Hijo, ¿estás ahí?
Nadie responde, ella se pone nerviosa debido a lo que ha pasado en la cena y abre la puerta.
-Javi, ¿dónde estás?
Se acerca a la cama, no hay nadie, la habitación está vacía. Isabel sale corriendo, se da cuenta de lo que pasa y se teme lo peor. Coge el coche y recorre la ciudad, ni rastro de su hijo, no sabe qué hacer, se dirige a las afueras y lo ve subido en una azotea.
-No puede ser, tenía que haberlo supuesto, no me lo voy a perdonar- se dice a sí misma.
Baja del coche y sale corriendo.
-Javi, no lo hagas, por favor, es tu mente, te maneja, él no existe, tienes que creerme por favor cariño, él no existe.
Javi se dirige hacia él.
-¿Por qué dice eso? ¿por qué dice que no existes? No es verdad, pero tienes que irte... Tienes que hacerlo.
-Salta, solo salta y yo desapareceré para siempre, te lo prometo.
-Javi no lo hagas- grita Isabel desde abajo.
No quiere hacerlo, solo quiere que se vaya. Ve a su madre llamar por teléfono, no sabe a quién llama pero no tarda mucho en comprenderlo.
-Fran, por favor tienes que hacer algo, Javi está en una azotea, tienes que venir... Isabel se calla, parece que está hablando él.
-¡¿Que no puedes venir?! tu hijo está... no, no me cuelgues, por favor, tienes que...
Isabel grita, ha colgado, se echa a llorar.
Estaba hablando con el padre de su hijo, Javi lo odia, lo odia con todas sus fuerzas, nunca le perdonará lo que les hizo.
-Javi, ¿a qué esperas? hazlo- le dice.
-No tengo nada que perder... Te irás para siempre.
Da un paso hacia delante, puede oír a su madre llorar mientras cae, pero merecerá la pena, se librará de él.
-Javi no...- es lo último que puede oír.
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Aliviándome
Teen FictionTodas sus pesadillas han vuelto, y temen que se hagan realidad.