Capítulo 27.

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Al.

Sábado. Diez de la mañana. El despertador está sonando.

-¿Se habrá despertado Javi ya? ¿Qué tal estará Rodri? -me pregunto.

Llamo a Rodri, no tardo nada en oír el número al que ha llamado no está disponible en estos momentos.

-Pues nada- me digo, y decido llamar a Javi, él sí lo coge.

-Me has despertado- me dice- ¿Qué pasa?

-Nada, recordarte que hemos quedado a las doce y media en la estación- respondo.

-Ya lo sé, ya lo sé... anda, déjame dormir un rato más.

-Está bien- digo.

Se le nota sueño en la voz, espero que si se duerme ahora un rato pueda levantarse luego bien, tenemos un largo camino en autobús aunque bueno, ahí podrá dormir. Estoy bajando las escaleras de mi casa para desayunar cuando recibo un mensaje, es de Irene.

Mejor Amiga🍃

<Bueenos díaas ¿qué tal has dormido?>

Respondo que bien y le pregunto qué tal ha dormido ella. No hablamos de nada importante y me estoy aburriendo bastante así que decido ducharme ahora para que me dé tiempo a secarme el pelo. Antes de eso me preparo en una mochila algo de comida y agua para el viaje, ya que es largo; y una sudadera, unos vaqueros  y ropa interior para cambiarme mañana. Entro al baño para ducharme y como siempre antes de entrar en la ducha me miro en el espejo, no me gusta lo que veo, la verdad. Me gustaría tanto poder cambiar mi cuerpo, perder unos kilos, ser más guapa, tener el pelo más bonito... en fin, un montón de cosas. Estoy entrando a la ducha y soy tan patosa que me resbalo, pongo la mano para frenar la caída y me fijo en mis nudillos, están destrozados y llenos de cicatrices, siempre le pego a la pared cuando la presión o el agobio me puede, cuando no me siento lo suficiente, y eso es muy a menudo, por no decir siempre.

Miro el reloj, a lo tonto ya son las once, por lo cual decido darme prisa en la ducha ya que tengo que secarme el pelo y en una hora tengo que salir de casa para comprar tabaco antes de quedar con Javi. 

Salgo de la ducha y me seco el pelo, vamos, lo normal. Entre que me arreglo y todo son las doce menos cuarto, le mando un WhatsApp a Javi:

<¿Estás listo ya? Hemos quedamos en poco más de media hora>

Subo a mi habitación y está hecha un desastre, así que la ordeno un poco antes de irme. Cuando he terminado cojo la mochila que he preparado, el monedero con mis ahorros y me voy, cuando estoy bajando las escaleras veo a mi madre, le comento mis planes y me dice que vale, que me cuide. La verdad es que nunca tengo que pedir permiso, siempre me deja hacer todo lo que quiero (hasta cierto punto, claro)

Estoy cerrando la puerta para irme y mi madre me grita:

-Espera, toma- y me da algo de dinero.

-Gracias- digo, y me voy.

Me dirijo al estanco y todo normal, según había planeado, después voy a la estación, son y veinticinco, me saco un cigarro cuando me suena el WhatsApp:

Javi💘 12:27 p.m.

<Estoy saliendo de casa, perdona no responder antes, no lo había visto>

Respondo que no importa y me enciendo el cigarro, le pego unas caladas cuando se ve venir a Javi, le ofrezco un cigarrillo y me lo rechaza, pero lo que no me rechaza son algunos calos del mío.

12:35 p.m. Hasta dentro de veinticinco minutos no viene el autobús, así que nos la pasamos charlando. Javi llama a Rodri. No vaya a ser que no pueda acogernos en su casa y traernos mañana...

[...]

Colgamos la llamada, prácticamente solo hemos hablado de tonterías para hacer tiempo. Ya es la una. No tardamos mucho en ver el autobús venir. Y cuando subimos...

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