Capítulo 21.

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Rodri.

Me siento sin ganas, necesito llorar, la gente dice que llorar es de nenazas pero yo no lo veo así, llorar es aliviarse y aliviarse no es rendirse, es caerse para levantarse... solo tú decides hasta donde llegas. En mi móvil suena una canción de los ídolos de Al, ella la puso de tono de llamada y la verdad es que es una canción preciosa, se llama Tú, de Ocer y Rade. Quien me llama es Javi.
Me dice que han pensado en arreglárselas para venir hasta el domingo y estar conmigo. Le digo que si solo vienen él y Al se pueden quedar a dormir mañana en mi casa, le digo que de todos modos mañana temprano lo hablamos todo por el grupo que tenemos los tres. En la llamada no se habla de nada interesante hasta que...

Javi.

Rodri me pregunta:

-¿Y cómo llevas lo tuyo?

Se refiere a mi gran secreto... solo lo sabe él y mi madre... antes lo sabían también mis abuelos, pero fallecieron hace un par de años.

-Bien, sabes que con la medicación lo puedo controlar perfectamente- respondo.

-¿Y si algo falla? En nada llega tu cumpleaños y poco después las navidades, odias esas fechas... ¿te tengo que recordar lo que pasó el año pasado en tu cumpleaños? Estabas con la medicación y falló...

-Se supone que eres mi amigo, deberías animarme pero parece que me estás hundiendo... Claro que me acuerdo... ¿cómo no me voy a acordar de que el día que cumplía 15 estuve apunto de morir por haberme cortado los brazos hasta desangrarme?

-No quiero hundirte, solo quiero que lo tengas en cuenta... falta un mes para tu cumpleaños... y no quiero que hagas nada... quiero que tengas cuidado... si ese día tu madre no te hubiese encontrado en el baño desangrándote quién sabe lo que hubiera pasado...

-Sabes que no puedo controlarlo... está él en mi cabeza, constantemente... y tengo miedo.

AliviándomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora