Capitulo 30.

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Javi.

No me puedo creer que nos hayamos vuelto a encontrar, fue tanto lo que pasó... tuve ganas de morirme por su culpa, me intenté suicidar y ahora volverla a ver me hace sentir fatal, me recuerda todo lo que pasó...

Me pongo los cascos y dejo que la reproducción aleatoria decida la canción que voy a escuchar. Después de dos canciones de dubstep llega una de rap, no puedo evitar fijarme en la letra:

No recuerdo el último día que fui feliz, solo recuerdo que estabas tú allí, solo recuerdo que no soñaba con morir y no solía despertarme pálido como si yo fuera así...

Aunque si hago memoria me veo allí, veo a mi padre y a mi madre juntos como sonriéndose, como dándose las gracias por haberse conocido y no odiándose, que es lo que el tiempo ha conseguido.

Recuerdo que los niños salían al parque, que soñaban, leían libros, no tenían tablets, que dormían.

Que no tenía estos dolores, ni de alma, ni mal augurios ni estos mal de amores.

Solo recuerdo que soñaba con soñar, jugar al fútbol, llegar algún día a ser alguien;
ahora me conformo con ser feliz, sentir el aire, que no le falte nada a mi madre.

Ahora falta tanto para sentirme como me sentía antes, falta tanto para sentirme como antes.. me fallo tanto para sentir lo que sentía antes.

Ahora no me siento bien piba, con los ojos también se puede pedir ayuda, pero nadie los mira.

Ahora no me siento bien, chica.

Recuerdo los gritos en casa, las peleas, los primeros juicios, mi primera vez, y después arrepentirnos, pero al menos nos sentíamos vivos.

Chillarnos, que me desearas la muerte sin saber que moriría cuando no volviese a verte.

Lo has conseguido, ahora soy el mierda que querías,
ya no intimo con chicas y tengo miedo a una vida nueva
y no es por no poder, si no por no sentir lo que sentía.

Recuerdo ser feliz, no tengo más recuerdos,
ahora solo quiero salir de aquí.

Es tan yo... de pronto se me cae uma lágrima. Espero que Al no se dé cuenta.... pero de repente dice:

-No llores.

A lo que yo respondo:

-Es que, todo me sale mal, parece que lo bueno nunca va a llegar, y ya no sé qué hacer.

-Claro que lo bueno cuesta, que no lo ganas si no apuestas, que no hay mejora si no dices 'basta'; que te haces fuerte a la fuerza, a base de paciencia, de tropezarte con la piedra.

La abrazo, sin darme cuenta estoy llorando en su hombro y entonces cobra sentido la frase que siempre me dice:

-Que sepas que aquí tienes un hombro para llorar, siempre.

No sé qué haría sin ella.

AliviándomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora