Era una mañana de octubre. Alison desayunaba ansiosa por ir a pasear y ver si Catherine había vuelto. La madre de su amiga le dijo que a la siguiente semana volvería y Alison pensó en ir hoy.
Alison se levantó corriendo de la silla y se dirigió hacia la puerta de la cocina.
-Alison, ¿dónde vas con esas prisas? -le preguntó Brittany.
-Me voy a dar una vuelta, y ya de paso a ver si está Catherine -explicó.
-Vale, pero quiero que vuelvas a casa antes de las 14:00.
-Descuida, estaré pronto en casa.
Alison paseaba por el camino, cerca del árbol centenario. Lo podía ver a lo lejos. Justo en frente del árbol pasó un coche, por el camino que ella iba, y tocó el cláxon para que Alison se apartara. El coche ni siquiera frenó y la chica tuvo que apartarse corriendo. Tropezó con una piedra al intentar apartarse del camino y cayó delante del árbol. Alguien se acercó a ella.
-¿Estás bien? -se escuchó la voz madura de un chico jóven. Alison contestó extrañada, no le sonaba ese chico. Tampoco tenía pintas de granjero. Alison lo miró de arriba a abajo. Era alto, tenía los ojos verdosos y el pelo rubio oscuro. Era atractivo, la verdad.
-Bueno, me he hecho un poco de daño en la espalda al caer, pero no te preocupes. -explicó nerviosa al chico.
-Ven, tengo agua justo en la rama de este árbol.
-¿En la rama del árbol? -preguntó extrañana al chico.
-Sí, vivo en este árbol. -hizo una pausa y continuó -Pero es un secreto, no lo cuentes a nadie.
-¿Y cómo puedes vivir en un árbol? Es grande pero... se vive mejor en una casa. -comentó Alison.
-Ya te lo explicaré, de momento te daré un poco de agua para que bebas. -continuó.
-Vale - a Alison le entraron de repente miles de preguntas en la cabeza.
El chico ayudó a Alison a subir hasta la rama, que no estaba muy alta. Ella se sentó con las piernas colgando, ambas hacia el mismo lado, y esperó a que el chico se sentara a su lado y así poder hablar con él. Este comenzó a escalar el árbol y se incorporó hasta pegarse a ella. Le alargó una botella de agua que estaba justo al lado del tronco, encima de la rama, y se la dió a Alison. Ella bebió un poco y se la devolvió.
-Bueno, ¿y cómo te llamas? -preguntó de repente el chico.
-Alison, ¿y tú?
-¡Wow! Qué bonito nombre. Yo me llamo Steve, encantado. -y le alargó la mano a Alison para presentarse.
-Tu nombre también es bonito -ambos se sonrieron. Tras una breve pausa, continuó el ritual de preguntas. -¿y cuántos años tienes?
-18. Y supongo que tú tendrás 16, lo aparentas. -adivinó Steve.
-¡Has acertado! Tengo 16 -los dos rieron divertidos. A Alison le parecía simpático su nuevo amigo. Sentía confianza en él, y le daba la sensación de que serían buenos amigos.
-¿Sabes? Me da la sensación de que tú y yo nos podemos llevar muy bien. Eres muy maja -confesó Steve.
-¿En serio? Nunca me han dicho una cosa así. Ni siquiera tengo amigos... -le exlicó triste Alison
-¿De verdad me lo dices? ¿Y por qué no tienes amigos?, si eres muy buena persona.
-Bueno, en realidad tengo amigos de otras granjas cercanas a la mía pero siempre están trabajando. Con quien más hablo y mejor me llevo es con una chica de mi edad que se llama Catherine, pero últimamente me da la sensación de que no quiere estar conmigo. -Steve escuchaba atentamente las palabras de Alison.
-No entiendo por qué te trata así esa Catherine.
-Es que últimamente se va mucho a la ciudad y ha hecho amigas de ciudad, entonces parezco superior.
-No entiendo cómo hay gente así...
-Ya, ni yo... -los dos se miraron a los ojos, seguían de pie. Steve alargó su brazo y lo colocó sobre los hombros de Alison para que se sintiera mejor.
-Tranquila, yo estaré a tu lado. También eres la única amiga que tengo. -Alison se sorprendió ante esta contestación.
-No lo parece, eres demasiado amable para no tener amigos.
-Ya ves, pero así es la gente.
-Ya...
Ambos se quedaron un rato mirando el paisaje. Alison decidió irse a casa, aunque estaba muy a gusto con ese chico.
-Tengo que irme y cuidar de los animales. ¿Volverás por aquí?
-Sabiendo que estás tú por aquí saldré todos los días del árbol. -esta contestación puso la carne de gallina a Alison.
-Qué bonito lo que me dices -contestó emocionada. -Bueno, me voy.
-Adiós. Encantado de haberte conocido.
-Lo mismo te digo, Steve.
Ambos se depidieron y Alison siguió por el camino hasta llegar a su casa. Al entrar por la puerta su madre se sorprendió.
-Alison, ¿cómo has vuelto tan pronto? -Alison pensó en Catherine. ¡No ha ido a ver si estaba! Le daba igual, no se merecía su amistad. Además, Steve era desde ahora su mejor y único amigo.
-Es que por el camino he visto a Thomas y me he ido con él. -inventó de excusa. Thomas hacía tiempo que se mudó a las granjas más lejanas de la zona pero venía por allí de vez en cuando con su bici. Brittany parece creerselo y deja en paz a su hija.
-Ya veo... Ven a comer en unos 20 minutos.
-De acuerdo. Mientras iré a cambiarme.
-Vale
Alison subió las escaleras y al llegar a su habitación se tumbó en la cama a pensar en Steve. Era la única persona que le trataba tan bien desde hacía años.