Brittany estaba en el hospital con su marido. Alison, sola en casa, se preparaba para hacer una excursión a la ciudad junto a Steve. No sería una excursión a la ciudad, sino, más bien, a la escuela la cual habían invitado a Alison. Estaba un tanto nerviosa, no era normal para ella formar parte de la multitud. Más bien, solía formar parte de su naturaleza, y nada más.
-Bueno, ¿preparada para el viaje a la ciudad? -se aventuró Steve mientras se asomaba a la ventana de la cocina de Alison.
-Algo así, estoy nerviosa.
-No tienes por qué estarlo, tan solo vamos a aventurarnos en una escuela la cual si nos pillan allí puede caernos una buena.
-Vaya, si lo dices así me parece que me pongo más nerviosa. -rió incómoda Alison.
-Era broma, no te preocupes por nada. Todo va a salir bien.
-Eso espero.
Llegados a la ciudad solo tuvieron que preguntar por el nombre de la escuela. Una anciana les miró con cara de preocupación, pero aún así terminó por confesarles el lugar donde se encontraba la escuela. "Escuela Hudson" sonaba interesante.
Tardaron bastante en encontrar aquella escuela que, por Wisconsin, andaba perdida. Estaba un tanto alejada de todo. Habían tenido que recorrer un camino de 2 quilómetros para acabar en una diminuta aldea donde tan apenas estaba la Escuela Hudson. Era enorme, con una pista de padel, otra de futbol americano... También había un pequeño trastero, o eso creyeron Steve y Alison que era, ya que vieron salir de allí a un hombre con un cortacésped. Por cierto, también había un gran jardín adornado con flores violetas.
-Deberíamos preguntar a los alumnos que hay cerca de la verja para ver qué tal es el sitio. -se aventuró Steve.
-Quizás tengas razón... vayamos. Creo que es mejor eso que colarnos.
-Es que... lo de colarse es el plan B si no descubrimos nada de estos alumnos.
-Pff... ¿de verdad vamos a entrar? ¿Cómo? No tenemos uniformes, ni sabemos qué tipo de normas puede haber en este sitio ni...
-Shh! No te preocupes. Será nuestra aventura. -la interrumpió Steve.
Alison resopló pensando que su amigo se había levantado ese día demasiado aventurero.
Junto a la verja habían dos chicos de unos 17 años que estudiaban de un libro un tanto extraño.
-Perdonad -comenzó Steve dirigiéndose a los dos chicos, que miraban bastante extrañados a Steve y Alison -queríamos saber qué tal es esta escuela.
Uno de los dos chicos, el más bajito y feo -se ha de reconocer-, contestó tan tranquilamente:
-Este colegio tiene un alto nivel en asignaturas. Es el mejor colegio y no veo ninguna pega. -contestó seguro de sus palabras.
El otro chico prefirió no intervenir y se le veía un tanto nervioso.
-Está bien, gracias. -añadió Steve.
Alison y Steve se alejaron de la vaya pero cuando Alison creía que su viaje había acabado, Steve la cogió de la mano inesperadamente y salieron corriendo hacia un lado de la verja dondeno había nadie.
-Pero ¿qué haces? -preguntó Alison intranquila.
-Aún no hemos acabado. Ese chico, el nervioso, no parecía muy convencido de las palabras de su amigo.
Alison se asustó.
-Pero, ¿qué quieres hacer ahora?
-Quiero entrar Alison, te he dicho que esto no me da muy buena espina.
Alison parecía estar subiendose por las paredes, no aguantaba estos momentos.
-Está bien, entremos.
Steve le dedicó una sonrisa de agradecimiento a su amiga.
Ya iban por los pasillos de aquel lugar. Tan apenas habían alumnos por allí, todos estaban en el patio. Steve escuchó unos pasos y a dos personas hablando, cada vez más cerca.
Alison también se percató y quedó como paralizada. Steve la arrastró hacia una puerta que estaba entreabierta. Los dos entraron y, estáticos, atendieron a la conversación de aquellas personas que escucharon hacía segundos.
-Tal ves sea usted, Señorita Chrasspond, la que tiene alucinaciones de que yo esté loco. -dijo un hombre de imponente voz.
-Usted es el director de esta escuela, y se le está yendo de las manos. La escuela iba bien cuando Mr. McGuire la abrió con el fin de prometer a sus alumnos una mejor educación. Desde que usted fue seleccionado para el puesto de director lo único que hace es enseñar a sus alumnos a ser unos machistas. Y creame, eso no está nada bien.
Ese director empujó arisco a la señorita contra unas taquillas.
-Que no vuelva a escuchar eso, ¿le queda claro? -advirtió malévolo el director.
La señorita, asustada, asintió.
Aquel hombre se fue a paso ligero, y, poco después ella.
Cuando todo parecía estar en calma Steve dió la mano muy fuertemente a Alison y corrieron con todas sus fuerzas hacia fuera de aquel lugar de locos.
Ya tranquilos y caminando hacia la ciudad Alison no se podía creer aún llo que había pasado.
-He de darte las gracias por hacerme entrar, sino, habría ido a esa escuela y me habrían convertido en una machista. -agradeció Alison a Steve
-No hay que darlas, pero otra vez confía más en mi.
-Eso haré.
Una vez en la ciudad cogieron un taxi para que los llevara de nuevo a casa.
"Qué día de locos" pensó Alison mientras subía al taxi.