Capitulo 6

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Si ese hombre en la forja no era su marido, querido Dios en el cielo, ¿qué iba ella a encontrar


cuando se diera la vuelta? ¿Se atrevería?


Se volvió ligeramente, como si un pequeño atisbo pudiera ser más seguro, minimizar el impacto.


Adrienne descubrió pronto cuán equivocada estaba. Nada podría minimizar el impacto de ese


hombre.


Valhalla a la derecha. El paraíso recobrado a la izquierda.


Atrapada entre una trufa de Godiva y un eclair de chocolate.


Entre una roca y un lugar muy duro. Dos lugares muy duros hasta donde podía ver. Odio a los


hombres guapos, se recordó internamente. Los odio. Los odio. Los odio. Todavía puedo


resistirme...


Unas manos sujetaron su cintura desde atrás mientras el herrero la empujaba contra su cuerpo


esculpido.


-¡Permite que me vaya! -gritó ella, la niebla extraña alzándose de su cerebro.


El herrero la soltó.


Y ese hombre muy grande, hermoso que la enfrentaba -el legendario Hawk- estaba brillando


como Odín, preparándose a desintegrarla con un rayo. Ella resopló.


-No me mires a mí. No te molestaste en presentarte a nuestra boda siquiera. -Adrienne empezó


furiosamente. Si ella realmente fuera Janet, ¿cómo se habría sentido? ¡Cuán terrible ser casada


como un pedazo de propiedad y tratada tan miserablemente por los nuevos parientes!-. Me paso dos


miserables y húmedos días en la parte de atrás de una jaca y... ¿deja de llover alguna vez en este


lugar alejado de la mano de Dios? ¡Dos días nos tomó llegar aquí! El cortés Grimm me descarga al


minuto que pusimos un pie en Dalkeith. No te molestas en saludarme siquiera. Nadie me muestra un


cuarto. Nadie me ofrece algo de comer. O beber, ya que estamos. -Ella hizo una pausa en su letanía


y se apoyó contra un árbol, las manos en sus caderas, un pie tamborileando-. Y entonces, ya que no


puedo encontrar ninguna parte donde dormir sin temer que pertenezca a alguien más, me marcho


vagando finalmente, hasta que te molestas lo bastante para presentarte, ¿y ahora me miras así? Bien,


quiero saber...


-Silencio, chica.


-No soy el tipo de mujer que puedes empujar a un lado y después tomar dócilmente. Sé cuando

no me quieren.

-Te quieren, ciertamente -ronroneó el herrero.


-No necesito que me peguen en la cabeza con una tonelada de piedras...


-Dije que hagas silencio.


-¡Y yo no me casé sin estar presente! -agregó ella, orgullosa de haber pensado en eso. Sí, Janet


ciertamente se habría ofendido.


-¡Silencio! -rugió Hawk.


-¡Y no recibo órdenes! ¡Ummmph!

Las Nieblas De HighlanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora