Capítulo 20

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-¿Quieres decir que él no quiere verme? Yo quiero verlo, así que déjame entrar -arguyó


Adrienne-. A menos que, por supuesto, él haya dado órdenes específicas de que no quiere que entre


al cuarto -agregó fríamente. Hawk nunca haría eso.


Grimm no se movió.


-¡Él no habría...! No puedes hablar en serio. É-él...-Ella tartamudeó desconcertada. Hawk no se


negaría. Bien, él no lo habría hecho antes, pero...


Grimm, obstinado, los ojos graves, bloqueó la puerta.


Adrienne lo contempló intensamente.


-¿Estás diciéndome que me han prohibido entrar al cuarto de mi marido?


-Tengo mis órdenes, milady.


-¡Yo soy su esposa!


-Bien, ¡quizá si hubieras actuado como su maldita esposa antes, ahora él no estaría allí! -los


ojos de Grimm estaban encendidos de ira en su rostro cincelado.


-¡Oh! -Adrienne retrocedió, sobresaltada por su furia.


-Hice a mi amigo un mal doloroso. Hice un horrible deseo que revocaría ahora con todo mi corazón, si sólo pudiera. Pero no puedo.


-¡Eres el que lo deseó! -exclamó Adrienne.


Grimm continuó, firme.


-Y si hubiera sabido cuán terrible era el deseo que hice, cuán dolorosas las consecuencias


serían, habría tomado mi propia vida primero. No soy ningún capitán de guardia. -Descargó su


aversión en la piedra del hogar-. No soy ningún amigo honorable. Yo soy el excremento más bajo


de la bestia más asquerosa. ¡Yo le deseé a mi amigo mejor, que los dioses me perdonen! ¡Y ahora él


está herido por una flecha dirigida a ti!


Los ojos de Adrienne se ensancharon en su rostro pálido.


-Yo no soy tan mala -susurró.


-Milady, eres una doncella de hierro sin corazón. Le has traído nada más que dolor desde que


viniste aquí. En todos mis años con Hawk, no he visto nunca tal sufrimiento en sus ojos y no lo


toleraré un día más. Él subiría a los mismos cielos y tiraría abajo las estrellas, una por una, para


ponerlas en tu frente brillante, y yo le digo que no mereces la pena. Te mofas de sus sentimientos


románticos, huyes de su amor libremente ofrecido, desdeñas al hombre mismo. No me digas que no


eres tan mala, Adrienne de Simone. Eres la peor cosa que le ha pasado nunca a ese hombre.


Adrienne se mordió los labios. ¡Grimm tenía esa visión de las cosas! ¿Y qué sobre todas las


cosas injustas que Hawk le había hecho a ella? ¡Ella era la inocente!


-¡Él quemó mi reina! Él robó mi libertad, y me entrampó aquí.


-¡Porque te quiere y se niega a perderte! ¿Eso es algo tan terrible? Usó su propio cuerpo para


salvar tu vida. Se ofreció a sí mismo como un verdadero escudo ante ti y recibió la flecha que te

Las Nieblas De HighlanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora