Pasaron los días, no había vuelto a ver a la chica, pero aún recordaba sus ojos, su piel tocando la suya para ayudarle, su voz, algo estaba cambiando, no tenía idea exacta de que, pero sentía que ya no era la misma.
−¿Te sucede algo? -pregunto Harald intrigado.
−No, estoy bien.−Pues no parece, apenas has tocado el desayuno, y no te he visto disfrutar del mar como acostumbras cada vez que venimos.
−Estoy bien, sólo algo cansada por el viaje, es todo.Tenían dos días de haber llegado de vacaciones a las Bahamas, su cumpleaños era al día siguiente, estaba con sus padres y hermano como era de costumbre.
−Voy a tomar algo ¿Quieres?−No, gracias Hald, me quedaré acá contemplando un poco la vista y ¿nuestros padres?
−Bajaron hace un par de horas, supongo que están disfrutando -su hermano se levantó y se marchó.La vista desde la terraza de la suite era espectacular, podía observar la piscina, las personas en el agua o tomando el sol, el azul intenso del mar que hacia juego con sus ojos.
Decidió salir y disfrutar de aquel paraíso, sin imaginar que ese día la marcaría de por vida.Llegó a la orilla de la piscina y con una seña hizo que su hermano se acercara.
−¿Qué ocurre? ¿No entras?
−Quiero dar un paseo ¿me acompañas?
−¿Paseo? ¿Estás loca? perderte este paraíso para salir de compras.
−No dije que iría de compras, dije de paseo Hald.−¡Uhm! no, yo me quedo acá, pero no vayas sola, avísale a papá y mamá a ver si se animan.
−Ok ¿dónde están?−En la playa.
−Deacuerdo, iré por ellos.
Federikke no quería importunar a sus padres, sabía que siempre que viajaban ellos lo tomaban como una luna de miel, y no les dañaría el momento. Se fue a lobbit del hotel, pidió un taxi y se marchó a recorrer la ciudad que poco conocía.
−¿A donde vamos señorita?
−Al centro de la ciudad por favor.Al bajar del auto, comenzó a caminar, entreteniéndose con lo que veía a su paso, observó un lugar que llamo su atención y decidió entrar. Había música, gente bailando, contemplaba todo aquello sin perder detalle.
−¿Le sirvo algo?
−Un gin tonic por favor.
−Ok−le respondía un chico en la barra.Le trajeron su bebida y continuo su exploración, estuvo en el lugar por un par de horas, hasta que se decidió marchar. A la salida continúo su recorrido por algunas calles, pero hubo algo que le aceleró su corazón. Un par de tipos armados al fondo de un callejón le disparaban a otro, sintió sus piernas temblar, el terror se apoderó de ella, su mente reacciono rápido, giro a un lado y había un callejón contiguo, decidió correr para esconderse, temiendo lo peor.
Se refugio tras unos tanques que estaban en el lugar, sus manos empezaron a sudar, buscó su bolso y saco el móvil.
−A quién voy a llamar ¿Por qué me salí del hotel? -murmuraba mientras intentaba marcarle a Harald.De pronto escuchó como un auto huía a toda velocidad, se quedó inmóvil durante unos minutos, al notar que nada extraño pasaba asomó con cuidado su vista hacia el principio del callejón, no había nadie. Con todo el temor del mundo, se levantó poco a poco. Un paso, luego otro paso, sentía su corazón cabalgando dentro de su pecho.
Cuando ya estaba cerca de donde vio aquel episodio se detuvo, dudando de si salir de ahí o no, hasta que finalmente un último aire de valentía la empujo hacia el callejón principal.
Ahí estaba, un chico no más de treinta años, bañado en sangre tirado en el pavimento, se acerco y dio dos vistazos a su alrededor para asegurarse que los causantes del hecho no estuvieran cerca, con paso dudoso llego a donde estaba la víctima, se agacho, su mano temblaba, lo llevó al cuello del chico y noto que aún tenia pulso.
−¡Estás vivo!
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Mundos Paralelos
RomanceFederikke es una jóven de origen danés, estudiante de medicina y con una vida relativamente normal, hasta una día que tropieza accidentalmente con Helena, el destino interferirá en su camino, cambiando por completo cada uno de sus sueños, a partir d...