La persecución

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La luz del día invadiendo la habitación la despertó, busco a su compañera de cama pero no encontró nada, con cierto cuidado se levanto y salió en busca de su amada.

H: alguien la ataco en un viaje de la facultad, al otro lado del teléfono

"te lo dije, que la estas poniendo en riesgo, pero no quieres escuchar"

H: esos hijos de puta me las pagaran

"Priscilla abandona Vancouver, puedes estar corriendo un gran peligro"

H: ni loca la dejo sola... al escuchar los pasos descendiendo por las escaleras, susurro "me tengo que ir, luego hablamos"

F: Hey mi amor, ¿qué haces levantada tan temprano?

Helena miro su reloj, amor son las ocho y diez de la mañana

¿En serio? pensé que era más temprano

H: ¿quieres desayunar? preparé tostadas, jugo y café

Federikke la tomó por la cintura ¿sabes que quiero?

H: mmm... no ¿qué será?

F: a ti... buscando sus labios para besarla

H: ahora no, dándole un beso fugaz... tienes que comer y luego te llevaré a un médico

F: ¿médico? soltándola en seguida... no Helena, estoy harta de médicos

H: hasta que no esté segura de qué estás bien, no dejare de insistir en llevarte, así que a desayunar para luego salir

Federikke se puso nerviosa, sabía que el médico le diría que no sólo fue una herida de bala, sino además heridas por un fuerte impacto, quizás al saltar al vacío en medio del mar, el desayuno transcurrió en un profundo sosiego.

Al subir Helena las escaleras rumbo a su habitación para ducharse, Fede marco desde su móvil

A: ¿Heinsen?

F: si soy yo

A: es extraño que te comuniques, sabes que la política de... la interrumpió

F: quieren llevarme al médico

A: ¡oh! Eso es un problema

F: lo sé

A: entiendo. Ve.

F: ¿Qué? lo siguiente que escuchó fue un pitido, ¿Me colgaste? susurro enojada.

H: amor sube

Federikke subió con cierta intranquilidad aquellas escaleras, vio a Helena asomada desde la puerta de la habitación de baño

H: ven amor

Se desvistió con algo de dificultad, Helena no dejaba de mirarla, sus pensamientos de rabia surgían al ver el riesgo que corrió la mujer que amaba, "te ayudo"

F: no, por favor

Entro con ella, el agua caliente toco su piel, sintió la suavidad de las manos de Helena recorrer su cuerpo, recibiendo caricias que le hacían suspirar, los labios de su chica le recorrieron todo el cuello, brindándole un placer indescriptible, sus manos no paraban de explorarla, evitando tocar las heridas que tenía, "te amo" le susurro al oído, se giro hasta quedar frente a frente, sus ojos se atravesaban mutuamente, la cercanía de sus labios las hechizaron, uniendo sus bocas, bailando al ritmo del amor, más fuerza tomaban los besos, entre tanto las manos inquietas de Helena envolvían la espalda, los muslos de la rubia, su pierna se introdujo entre las de ella, buscando el contacto con su sexo, frotaba para sentir el calor que emanaba de su interior, los besos se hacían más profundos, sus lenguas luchaban sin descanso para ganar una batalla, los gemidos de Federikke le excitaban más, perdía el control de sí misma, la llevo contra la pared de la ducha, mientras su lengua bajaba por los pechos de su amor, sus manos no dejaban de masajearlos, le propiciaba pequeños mordiscos, que hacían estallar de deseo a Fede, continuo su camino hacía el centro del placer, su mirada hizo parada en el abdomen, donde tenía aquella herida que aún dolía, suavemente la beso, desvió su verde mirada para encontrarse con el color del mar contemplándola, "te amo, nunca dejaré que nada te lastime de nuevo", volvió a besarla, bajo a su entre pierna y se perdió entre ellas, sólo gemidos y respiraciones aceleradas llenaban el espacio de aquel lugar.

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