Intuición

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Dos días habían pasado desde su arribo a la ciudad de Durban, Joe y Fede se pasaban el tiempo paseando cerca de las playas, observando los alrededores de los muelles mientras fingían que caminaban, conocían el lugar. Los detalles estaban listos, pero no la convencía su instinto de que todo iría bien en la misión.

J: hoy has estado callada, no quieres bajar a caminar un poco

F: Joe, será hoy

J: ¿Qué cosa?

F: la operación

J: Clark no nos ha avisado

F: lo pre siento

J: pues si eres adivina... ¿qué pasará en mi futuro?

F: déjate de bromas, levantándose nerviosa y paseando por la pequeña terraza de la habitación

J: Heinsen todo estará en orden, ya verás

Federikke mientras le sostenía la mirada hacía movimientos de negación, los nervios afloraban en su piel como el agua de un manantial.

El teléfono sonó

J: es mi móvil ¿si?

T: tienen diez horas para estar debajo del muelle, el equipo está en las coordenadas que te estoy enviando al GPS.

J: ok. Nos veremos.

Fede confirmó que la orden estaba dada y la operación había empezado.

Tomaron sus pelucas, se arreglaron, sacaron el poco equipaje que tenían y entregaron la habitación.

Un rustico azul oscuro los esperaba afuera del hotel, subieron.

"El yate esta listo, voy a guiarlos a donde tendrán acceso al equipo"

J: gusto en conocerte

"Soy Hunter, Ryan Hunter, del Servicio secreto de los Estados Unidos"

F: wow... así que apoyo total en esta misión.

"Solo de logística, no podemos intervenir, ustedes son los que tienen a cargo desmantelar la organización"

J: genial. Mejor noticia... imposible.

Ambos guardaron silencio el resto del traslado, entre tanto Hunter les explicaba los detalles. Llegaron a un lugar cercano a los muelles, y se introdujeron en uno de los yates, un amplio salón previo a los camarotes estaba equipado con armas que podían servir para un comando de la policía

Ryan: Son para ustedes, las necesitaran

J: genial... ni de niño soñé con tantas de estas

Fede lo miró como si estuviera loco

F: de niña jugaba al fútbol, no soñaba con armas... chiflado... terminó susurrando

Comenzaron a cambiarse de vestuario, a colocarse los chalecos y cargar las armas que estaban sobre el mesón.

La hora había llegado, la noche bañaba las costas de Durban, el estruendo de las olas del mar golpeaban con furia,

R: el viento está fuerte hoy

F: no me digas... en tono medio sarcástico

J: todo saldrá bien Nicolic

Camuflados en su vestuario bajaron del yate y abordaron otra embarcación más pequeña a unos cien metros de donde estaban, la oscuridad los cubría en medio de la noche fría, un motor se encendió y arrancó la operación.

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