Decidí que me arriesgaría el día que entregamos el proyecto, después de todo, no tendría más excusa para estar con él si no buscaba la manera de mantenerlo cerca; algo que también me preocupaba, pues, lo que menos quería en ese momento, era que nos alejáramos.-¿Te gustaría ir a mi casa hoy? – pregunté a la hora de salida.
-Pero... Ya no tenemos tarea...
-Sí, pero, quiero platicar contigo – sonreí.
-Pues... Sí... Supongo...
Salimos y en esa ocasión, tomamos el autobús. Al llegar a mi casa, lo guié a mi recamara y ahí tomamos unos aperitivos.
-Quiero mostrarte algo – me incorporé y fui a mi buró, saqué de la gaveta el pequeño papel que aún guardaba y lo llevé a la mesa, lo coloque frente a él y volví a sentarme a su lado.
-Aún... ¿Aún lo guardas? – una ligera sonrisa se dibujó en sus labios.
-Si – asentí – y no hay día que no lo vea antes de dormir – confesé.
Una risita nerviosa lo asalto y acomodó sus lentes con su mano temblorosa.
-Isra – mi mano le acarició la mejilla y levanté su rostro por el mentón – me gustas – dije con total convicción – me gustas tanto que, desde que empecé a conocerte, no he podido apartarte de mis pensamientos...
-No te importa... que seamos... ¿chicos...?
-¡Por supuesto que no! – sonreí – a mí me gustas y no importa si eres chico, eso no quita que desee estar contigo o tenga pensamientos perversos contigo.
Israel bajó el rostro, se mordió el labio y estrujó el boleto en su mano – quieres... quieres decir... que... quieres... ¿besarme...?
"¿Por qué eres tan lindo?" me pregunté y no pude más, lo abracé con fuerza, aspirando el aroma de su cabello.
-Sí – susurré – quiero besarte, quiero abrazarte, quiero tocarte... Quiero hacer muchas cosas contigo... Algunas no puedo siquiera decirlas, porque no sé cómo vas a reaccionar – aseguré.
Después de eso, sentí su cuerpo estremecerse, me separé y las lágrimas caían por sus mejillas, le quité las gafas y limpié con mis pulgares, las gotas saladas que humedecieron su piel,
-¿No estas... jugando? – indagó – ¿no me estás jugando una broma, para burlarte después?
-Tonto – negué – ya le dije a mis padres que voy muy en serio contigo – tuve el impulso de besarlo en los labios, pero me contuve, así que besé su frente – no desconfíes de mi... Quiero que me dejes estar a tu lado y, también quiero pedirle permiso a tu mamá para frecuentarte...
-Pero – se limpió la nariz con la mano – y, ¿tus novias?
-¿Qué novias?
-Las chicas que te besaron y que dicen que eres su novio...
-Si las besé fue por el evento – entorné mis ojos – ninguna me gusta...
Él guardó silencio, después tomó el papel que estaba en la mesa y lo puso frente a mi rostro – ¡bésame! – pidió sin mirarme a los ojos – es decir... – titubeó y bajó un poco las manos con nerviosismos – si se puede... yo...espero que... puedas hacer valido el boleto... si quieres...
-Si hago válido el boleto y te beso – hice a un lado el papel y me acerqué a su oído – después tendrás que complacerme tu a mí, ¿estás de acuerdo? – susurré.
El movió su cabeza, asintiendo con rapidez y después cerró los ojos.
Me acerqué lentamente, pero tuve que detenerme antes de hacerlo – no aprietes los labios – pedí al notar que parecía morderlos hacia adentro.
-Lo siento – se disculpó y se movió inquieto – es que... no sé cómo hacerlo...
-Abre un poco la boca, como si respiraras con ella, cierra los ojos y relájate, trata de seguirme en lo que yo haga – expliqué con paciencia.
Cuando el cerró los ojos, lo besé; lentamente, no apresuré, solo degusté el sabor de sus labios, el interior de su boca y sobre todo, la humedad de su lengua. Duramos un largo rato en ese beso; yo no quería soltarlo y el parecía querer seguir así por más tiempo. Cuando nos separamos, pude notar su rostro completamente rojo y como parecía estremecerse débilmente.
-¿Te gustó? – sonreí y besé su mejilla.
-Sí – asintió – mucho...
-Entonces, ¿estás listo para complacerme a mí?
-S... Sí... Creo... – nuevamente su voz era un susurro, parecía temeroso a lo que le iba a pedir.
-Entonces, Israel, compláceme – tomé sus manos entre las mías y busqué sus ojos – quiero que seas mi novio...
Se quedó con la boca abierta, luego su rostro mostró confusión, parpadeó – pensé que... ibas a pedir... otra cosa...
-¿Cómo qué? – pregunté divertido.
-Pues... es que... dijiste que... tenías... pensamientos perversos... conmigo...
-¿Quieres que te haga cosas perversas? – me incliné y besé su cuello – puedo hacerlo... – susurré, su piel se erizó y un ligero gemido escapó de sus labios – pero, prefiero no apresurar las cosas – me separé y besé sus labios – no quiero hacerlo hasta que disipe toda duda en ti, con respecto a lo que siento – coloqué mi frente contra la suya – a menos que no quieras esperar...
-Yo... prefiero esperar... – asintió con más confianza.
-Entonces, cuando tú me des permiso, te mostrare las cosas perversas que he soñado con hacerte – amenacé, logrando que temblara – pero mientras, me conformaré con besarte.
-Pues... a mí me gustó el beso... ¿Quieres repetir?
-Por supuesto – asentí y me acerqué a sus labios – entre más te bese, más rápido me creerás y muy ponto, serás completamente mío – aseguré.
Volvimos a besarnos, una y otra vez, tanto, que logré llevarlo a mi cama, aunque no hicimos nada sexual, solo fueron caricias por encima de la ropa y besos profundos que nos hicieron quedarnos sin aliento, varias veces; aunque mis deseos estaban por consumirme, cada que él me decía 'no', me obligaba a detenerme, le había prometido que sería hasta que él me diera permiso y lo cumpliría.
* * *
ESTÁS LEYENDO
Bésame
Fiction généraleEsta es la vida de David, un joven normal, común, corriente, su familia es acomodada, tiene una hermana y, un día, se da cuenta que es gay, gracias a un lindo chico que conoce... - - - - - Esta historia, así como muchas, nació siendo un one shot...