Capítulo XIII

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No dormí, me sentía cansado, adolorido, me ardían los ojos y me pesaban los parpados, pero antes de las nueve de la mañana, ya había terminado mi memoria de cálculo; solo debía reimprimir los documentos y planos para entregar el trabajo. Ludwig seguía profundamente dormido en mi cama, se miraba hermoso, con las sabanas sobre su cuerpo, abrazado de una almohada y su cabello revuelto; toda una invitación para quedarme a su lado, por eso, solo deseaba ir a recostarme con él, más, debía dejar todo terminado. 

Encendí la impresora, mandé los documentos y mientras eso trabajaba automáticamente, fui a la cocina por un café.

-Buenos días – mi madre estaba desayunando.

-Buenos días...

-Cariño, ¿anoche festejaron algo tú y Ludy? 

-¿Festejar? – no entendía su pregunta – no, nada, ¿por qué?

-No lo sé – alejó la taza de café de sus labios y noté su sonrisa – normalmente no escuchamos ruido cuando él se queda a 'dormir' – hizo énfasis en la palabra – pero anoche parecían un poco más... activos...

Pasé saliva y empecé a reír nerviosamente – lo siento – preparé mi café – trataré de que no se repita, lo que pasa es que, Ludwig si venía solo a dormir – expliqué sin vergüenza y me acerqué a mi mamá, colocando mi mano en su hombro – anoche fue la primera vez que no dormimos en realidad...

-¡¿Qué cosa?! – el grito venía de atrás, mi hermana había escuchado lo que le había dicho a mi madre - Me estás diciendo que tienes tres meses con mi adorable cuñado y nada de nada, ¡¿hasta anoche?!

-Diana, por favor, baja la voz – pedí con calma y masajeando mi sienes.

-Tu hermana tiene razón, ¿cómo es posible? – mi mamá también tenía una expresión de incredulidad en su rostro.

-¿Qué pensaban? – indagué mientras tomaba unos sorbos de café – ¿que teníamos sexo todos los días que compartíamos habitación?

-¡Pues sí! – respondieron a la vez.

Entorné mis ojos – mujeres... – negué – solo piensan en sexo – caminé hacia la salida de la cocina – voy a terminar de imprimir y por cierto, necesito que me lleven hoy – anuncié – así de desvelado, no puedo manejar...

Cuando llegué a la habitación, la impresora había terminado su trabajo; anexé la memoria de cálculo, los dibujos que hice a mano y guardé en la memoria USB los planos que debía imprimir en otro lugar. Me asee y arreglé para salir, después me acerqué a Lud.

-Te veo más tarde, mi amor... – susurré y lo besé en la frente, no quería despertarlo.

Bajé las escaleras y el chofer ya me esperaba. Ludwig no se iba a presentar en la escuela, porque había exentado algunas materias y un par de días antes finiquitó los trabajos de las demás; por mi parte, era la última materia que me faltaba para quedar libre por ese semestre, así que, no quería esperar.

Llegué a la escuela, imprimí los planos, los doblé perfectamente y los agregué a mi trabajo; fui a las oficinas de mis profesores, pero no estaba el que buscaba, así que me quedé esperando en una banca, enviándole mensajes de texto a mi novio, después de recibir uno suyo, avisándome que había despertado.

Tuve que esperar hasta medio día en la facultad, hora en que mi profesor de análisis estructural se presentó a trabajar. Entregué mi trabajo y solo me quedaba esperar dos días por los resultados, pero de todas maneras, ya era libre.

Caminé por los pasillos con el celular en la mano, marcando para que fueran por mí; necesitaba dormir, seguramente mis ojeras se notaban a metros de distancia. Ludwig me había anunciado que iba a salir con mi hermana a hacer unas compras, después iría a su casa y me dejaría descansar, para vernos al día siguiente.

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