Capítulo 5.

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(Narra Sasuke.)

Y...
Ahí estaba yo. Con Miku en brazos y Naruto en la puerta, preguntando que si aquel bebé de pelo negro y ojos azules era mio. ¿Que le decía? Mi cordura me decía que lo correcto era negarlo. Pero luego miraba los ojos de Miku y los de Naruto. Exactamente el mismo color. Y las palabras se atoraban en mi garganta...

—¿Entonces? — preguntó de nuevo. Lo miré fijamente y noté algo diferente en su rostro. Como...desesperación y cansancio.
De pronto avanzó hacia adentro de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Se recargo contra ella, y se dejó caer, sentándose en el piso.

—Oye...¿estas bien? — pregunté, dejando a Miku en su cuna y acercándome a Naruto. El negó con la cabeza y levanto su mano, pidiendo que me detuviera.

—¿Es tuyo Sasuke? — preguntó de nuevo. Alzó la mirada y me vio fijamente, como si estuviera esperando cualquier sarta de mentiras. Suspiré con la cabeza gacha y me senté frente a él, meditando mis opciones.
Podía decirle que si, que era mio, y que la madre era una kunoichi de otra aldea. Tentador...
También podía decirle que no, que solo había venido a ver a los bebés y se me había antojado cargar a este. Probable...
O, le decía que si, que era mio, y que de hecho también era suyo. Que de hecho ese bebé había estado en su vientre por nueve meses. Todas las opciones tendrían una consecuencia que ofrecer.

No tuve tiempo de escoger ninguna, puesto que Naruto solo cerró lentamente los ojos y se dejó caer de lado. Me levanté como pude y lo sostuve en mis brazos, mientras me apoyaba en la pared para cargarlo. Bajé a toda velocidad a su habitación y antes de entrar, choqué con Shizune, quien de hecho iba saliendo de la habitación.

—¿Que haces con Naruto en brazos? ¿Que le pasó? — preguntó, tocando la frente de Naruto.

—Yo...yo estaba en los cuneros, y el llegó de pronto, casi no hablamos, y entonces el de un momento a otro quedó inconsciente...fue muy de repente. — respondí, casi atropellandome con mis palabras.
Ella me miró, y luego me hizo señas para que entrara a la habitación, en donde lo acosté en la cama, y ella se dispuso a conectarlo a aquella maquina que yo tanto odiaba. Que yo y Naruto tanto odiábamos.

—Bien...su pulso es bajo...pero recupera el ritmo...— decía, observando y escuchando a aquella maquina. Naruto permanecía en silencio, respirando lentamente, con la cara totalmente en tranquilidad. Por una milésima de segundo, creí haber visto un atisbo del Naruto de antes. Uno feliz, totalmente mio. Me acerqué lentamente a el y me quedé ahí, al borde de la cama. Shizune dijo algo que sinceramente no escuché, y luego salió de la habitación. Cerró la puerta, y la habitación solo había quedado inundada de mi respiración acelerada, la de Naruto y el sonido de aquella maquina. Me senté a un lado de el. Y me dediqué a observarlo por un largo tiempo. Físicamente era el mismo. El mismo rostro. El mismo cuerpo. Era el mismo al que le había dedicado noches completas de amor.

El problema estaba en que en su mente, el Naruto que yo conozco estaba dormido. Perdido. Y yo no sabia que hacer para traerlo de vuelta.
De una manera muy estúpida e inmadura, comencé a llorar por desesperación. Por impotencia.

En un vago intento de querer recuperarlo todo para mi, me acerqué y besé ferozmente sus labios, tomado sus mejillas con ambas manos. Le besé, mordiendo levemente sus labios, rozandolos con fuerza, haciendo incluso que los míos dolieran. Me recosté casi totalmente sobre de el y continúe con mi tarea. Con coraje, desesperación e impotencia. No me gustaba el sabor que tenía ese beso, a dolor, pero quería tenerle conmigo, aunque sea por ese momento, aunque sea físicamente.

De pronto sentí algo. Unas manos que se aferraban a mi nuca, y empujaban mi cabeza. Sentí unos labios que correspondían de manera sutil a mi beso. Al principio pensé que solo era algo de mi imaginación. ¿Me estaba volviendo loco?

Pero no. Cuando me detuve en seco y abrí los ojos, ahí estaba Naruto, mirándome fijamente, jadeando. No lo dudé dos veces y me abalancé de nuevo contra el, directo a los labios. Bajé y le bese el cuello, procurando dejar marcas. Subí de nuevo y esta vez mordí sus labios con más desesperación, con intensidad.

Paré durante unos segundos para decir algo, para decirle que lo había extrañado, pero su voz me detuvo.

—Creó que...todavía no es tiempo, cuida bien de el...¿si? — dijo Naruto, mientras me acariciaba la mejilla, y se desvanecía de nuevo en una inconsciencia cruel. Inesperada.

Hola. Se que les prometí un maratón, pero realmente no me sentí bien del todo, cuando pensé que ya me había curado 7n7
Esta vez trataré de actualizarla más. También tengo problemas con otra de mis novelas :c
Pero esta es mi más grande creación, y no la dejaré por nada del mundo. Gracias por esperar. Las quiero. <3

Promesa De Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora