Capitulo 11.

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Narra Naruto.

—¿Y cómo es?— pregunté, mientras me acercaba a él por la espalda y le abrazaba.

—Cariño, es el bebé que me viste cargando en el hospital...—

—Si, pero no lo vi muy bien. Solo vi que era demasiado pálido, como tú. — le interrumpí. El solo río y movió su brazo para ponerme a un lado de él.

—Prefiero que esperes hasta el hospital. Quiero que lo veas tú mismo. Es hermoso Naruto...—

—Por supuesto que lo es, es mi hijo, Sasuke. — interrumpí, mirándole fijamente. El río y alzo una ceja en plan: "si tú lo dices".
Mientras caminábamos por Konoha, la gente me veía con algo parecido al alivio y la sorpresa. Señoras que sonreían dulcemente y hombres que asentían gustosos con la cabeza. Y todo iba bien hasta que recordé una pequeña cosita.

—Sasuke...querido...¿podríamos ir a comer ramen?—

—¿Es un chiste?— pregunto, viéndome con cara de pocos amigos.

—Ósea, pero no ahora, después de ir por el bebé...—

—Naruto, estas hablando de él como si se tratara de cualquier cosa. ¡Es tu hijo! Y no, no podemos. El clima no es bueno para que el este afuera. ¿Y si llueve? Se va a enfermar...— decía mientras caminaba con más prisa. No entendía porque se preocupaba tanto. O bueno, quizás si. Es decir...a mí no me gustaría que Miku se enfermara. No quiero que sufra o se sienta mal ni por un instante, porque a pesar de que aún no le conozco, es mío. Estuvo creciendo dentro de mí durante nueve meses.

—Yo...lo siento Sasuke...— respondí, mirando hacia el suelo. El solo se limitó a asentir, supongo, porque no me respondió. Caminaba cada vez con más prisa y me apretaba la mano hasta el punto de dejármela blanca.
Al llegar a la entrada del hospital, bajó la velocidad de su paso y relajo un poco la postura. También pareció darse cuenta de que casi me corta la mano con su agarre y la soltó un poco. Entramos y haciendo caso omiso a la recepción, me guió por el hospital hasta llegar al tercer piso, en donde estaban los cuneros. El lugar lo conocía a la perfección. Es decir, apenas ayer estuve ahí.
Llegamos a la entrada de estos y se paró en seco. Volteo a verme y sonrío pacíficamente.

—Oye...lamento lo de hace rato. Debo de entender que no estás acostumbrado a la idea de tener un hijo. Ni siquiera le has cargado y ya te estoy presionando...– dijo, mientras se rascaba la nuca. Yo asentí y le da unas palmaditas en la espalda.

—Esta bien. Entiendo. También debería de poner de mi parte para entender la situación. — dije, devolviéndole la sonrisa. Él asintió lentamente y se giró para tomar el pomo de la puerta. Apreté levemente su mano y me deje guiar por el.

No sé si era la emoción de conocer a ese pedacito de cielo que había estado esperando desde hacía mucho tiempo. Pero en ese momento todo adquirió un significado diferente. Sabía que tenía que tener hijos. El hecho de haber crecido sin padres me dio esa necesidad, para entender en carne propia el amor que ellos habían sentido por mi. Solo así podía sentirlo.

Entramos a la habitación y el aire olía igual que el de el cuarto en nuestra casa, ese que Sasuke había preparado con tanto esmero. Habían varios cuneros alineados, algunos tenían bebés y otros no. No lo había notado si no hasta ese momento, pero en el lado izquierdo había una especie de habitación que tenía pequeñas bañeras y todas esas cosas. Mire fijamente a las dos enfermeras que se hallaban en el lugar. Una de ellas se dio cuenta de nuestra presencia y salió de inmediato de la habitación, para dirigirse hacia nosotros.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlos?— dijo, con un tono de voz muy dulce.

—Venimos por nuestro bebé. —respondió Sasuke de manera amable. La enfermera retrocedió hasta un pequeño escritorio a un lado de la puerta y sacó una tabla. Leyó lo suficiente hasta encontrar algo que le hizo levantar el dedo índice.

—¿Miku...Uchiha?— pregunto. Sasuke asintió con la cabeza y yo solo le dedique una sonrisa. Ella asintió un par de veces y salió disparada hacia una cuna al final de la hilera. Deja la tabla en una mesita y muy cuidadosamente levanto algo de la cuna. Estaba envuelto en una manta azul celeste y se movía poco. Sasuke apretó mi mano con cariño, pero yo no reaccione. Estaba atónito. Quería verlo antes de poder creerlo.
La enfermera avanzó a paso lento hasta que se detuvo enfrente de nosotros y con cuidado le pasó el bebé a Sasuke. El retiró con cuidado la manta de su cara me acerqué como un niño pequeño a punto de descubrir algo.

Y lo vi.

Y era la cosa más hermosa, maravillosa y tierna del universo.

Mi corazón dio un vuelco en cuanto mí sus pálidas mejillas en un rosa apenas visible. Tenía la manita hecha un puño metida en la boca y los ojos cerrados. Tenía pestañas grandes y la nariz un poco roja.

—Antes de salir del hospital tienen que pasar a firmar el alta del paciente Uzumaki y el bebé, por favor. — dijo la enfermera con una dulce sonrisa.
No sentí el momento en el que Sasuke me empujó con el hombro hacia la salida, pero una vez afuera de los cuneros, me tendió al bebé.

—¿Quieres cargarlo?— preguntó. Asentí con la cabeza y extendí mis brazos, que por cierto, estaban temblando. Al recibirlo pude sentir su peso, era bastante ligero. Su calor empezó a inundarme los brazos y el pecho.
Y finalmente en ese momento abrió sus ojos.

Azules, azules, azules, azules. Más azules y preciosos que los míos.

Me quede sin palabras. No dejaba de verlo fijamente y el a mi. De poco a poco las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas y caían en su manta.

—¿Estás bien Naruto?— pregunto Sasuke, acercándose a mi.

—Yo...eh...si, estoy b-bien...— respondí, sorbiendome la nariz. Pasó un brazo sobre mis hombros me apretó contra su pecho.

Aquel era el día más especial del mundo.




Hola gente. ¿Me extrañaron? Pues yo sí.
Es muy bonito que lean mi historia. Como le active las notificaciones puedo ver a las personas que votan por los capítulos desde las 12 de la noche hasta las cinco de la mañana. Es para mí un honor haber escrito algo en lo que puedan gastar sus madrugadas. :')
Lo quiero. <3

Promesa De Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora