Cap. 11 What Do You Mean?

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Nunca he visto dos semanas más largas. Sin Gabriel todo se pasa lento, sin emoción. Vamos, que desde que llego a mi vida por una tonta huida de mi mejor amigo, se ha convertido parte de mi vida y de qué manera.

No lo he visto desde la pelea con Justin, ese día me trajo a casa y se comportó como un caballero. Ahora, no hay señal de vida de ese hombre que me trae de cabeza. Lo espero en el mismo lugar de siempre, frente la universidad. Me salte una clase solo para hablar con él, embriagarme con su perfume, su esencia, deleitarme con su sonrisa perfecta, hipnotizarme con sus ojos claros y sentir sus manos entrelazadas con las mías y sus labios devorando los míos; si, lo necesito, necesito de él como a más nada en este mundo.

He detallado a este hombre que lo distingo desde lejos y viene con su andanza de chico malo y esa aura de misterio, sonrío como tonta. Llega a mí y se sorprende, entre cierro los ojos.

– Hola – saludo. Sonríe forzado. ¿Qué oculta? Lleva dos semanas sin hacer señales de humo.

– Hola muñeca – su voz ronca acelera mi corazón. Es increíble lo que me hace este chico.

– Me tienes olvidada, te espere para hablar – me muerdo el labio nerviosa. Me pasa por un lado y se monta en su moto. Me mira serio y se cruza de brazos.

– Olvídate de mí – suelta con brusquedad. Mi corazón se detiene y frunzo el ceño.

– ¿Qué quieres decir? – mi voz delata mi miedo. A veces quisiera, solo por una vez estar neutra en una situación no regular.

– Que... – suspira y me mira severo. – Eres especial para mí pero no puedes estar más conmigo – mira al frente evadiéndome. Alzo una ceja y antes de responder suspiro para que mi voz no se quiebre.

– ¿Por qué? – me ahogo con mi saliva.

– Julieth, te amo – ¿me ama? – Y por eso no quiero que corras riesgos con mi vida, al lado mío estarás en peligro – enciende la moto. Mis ojos pican.

– Espera – lo detengo. – Gabriel yo no sé si te quiero de la misma que tu – remojo mis labios y trago duro. – pero lo que sí sé, es que, me haces sentir muchas cosas al mismo tiempo, que no puedo controlar. – Mis ojos se cristalizan – me haces sentir única y que solo tienes ojos para mí y por eso te suplico que no pidas eso, porque no lo soportare. – suspiro. Saca un sobre blanco y me lo estira. – ¿Qué es? – lo miro con los ojos bien abiertos. Me sonríe, una sonrisa genuina, una sincera.

– Es una carta. Te dirá todo – se muerde el labio y las ganas de besarlo no hacen falta. – Tú también me haces sentir cosas bonitas, eres alguien especial y créeme cuando te digo que te amo – doy unos pasos para estar más cerca de él.

– Una última cosa – susurro. Lo tomo por la nuca y uno nuestros labios en uno solo beso, de pasión, de deseo, de recuerdo, de que también le quiero pero que no soy lo suficiente fuerte para convencerle que no se vaya. Lo reclamo. Me sorprende cuando me toma por la cintura y me acerca a él.

Ahora es el que tiene el control, ahora es el que me reclama, me da lo que quiero. Lo suaviza, es calmado y dulce. Nos separamos aunque yo no quiera.

– Léela y perdóname. Te amo – susurra en mis labios. Me inclino para besarlo pero me detiene. – No, no lo hagas más difícil – me separa lentamente. Retrocedo y él se pone su casco. Arranca y se va, mi corazón se rompe y mi alma se pierde en mí, dejándome vacía.

Solo me dejo una carta con su perfumen. Se llevó mi amor y me dejo sola. Puede ser que lo ame e igual que él a mí y no lo acepte todavía, pero si es así, es muy tarde para reconocerlo.

Lo amo y duele. Lo amo y es muy tarde para gritarlo, no entiendo como lo logro en tan poco tiempo, solo lo amo.

Fin. 

Cuento De HadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora