Es increíble que ese idiota haya leído mi cuaderno y en una parte donde hablaba de él y la bruja de Greta. Ellos eran la perfecta pareja pero descubrí que terminaron una semana antes de la graduación, ¿razones? No me pregunte, no las sé. Pero, volviendo a mi típica y común vida, estoy en casa esperando a Ryan. Mi mejor amigo.
Tocan la puerta, debe ser él. Levanto mi perezoso cuerpo del gran cómodo sofá y lo llevo a la puerta de madera pintada de blanco. Mi madre que estaba pensando cuando la pinto así, sabe que el blanco se ensucia mucho. Abro la puerta y la imagen de mi mejor amigo aparece con una gran sonrisa y una rosa en la mano y mi cabeza se crea una incógnita por la rosa.
– ¿eso? – señalo lo más evidente de todo.
– oh, te la traje para disculparme por haberme olvidado de mi mejor y única amiga – me la entrega. Lo miro incrédula pero una sonrisa malévola atraviesa mi rostro. Me le tiro encima, haciendo que retroceda a la calle. Le rodeo la cintura con mis piernas y soy un mono encima de mi mejor amigo.
– gracias. Amigo. Es hermosa – me separo para observar su sonrisa de ser el mejor.
– gracias, yo... – mi amigo iba a decir una gran alago hacia él cuando es interrumpido con el menos inesperado en esta comprometedora situación.
– ¿Ryan? ¿Qué haces ahí? ¿Y abrazando a esta? – ¿esta? Tengo nombre sabias. Pero, esperándolo de ti, Justin. No creo que lo sepas... Y es el momento donde siento mi trasero estamparse al piso de cemento ya que mi amigo me suelta de golpe.
– maldición Ryan, me fueras dicho que bajara y me bajo pero no así – me levanto. Miro a Justin y miro Ryan. – ¿Lo conoces? – pregunto.
– Sí. Es mi mejor amigo – responde Ryan. Y mi mente queda paralizada solo con esas cinco palabras. ¿Mejor amigo? ¿Cómo? Si él es mi mejor amigo, es mío...
– bro, ¿ese milagro? Espera... ¿ustedes están saliendo? – mis ojos se abren como platos al escuchar eso.
– ¡No! – gritamos Ryan y yo al mismo tiempo. Nos vemos y reímos un poco.
– no amigo. Ella es mi pequeña Julieth. Mi amiga, es como una hermana para mí, solo vine hacerle una pequeña visita. ¿Y tú qué haces aquí? – y eso mismo digo. ¿Qué haces aquí Bieber? ¿Me seguiste?
– vivo aquí hace un año. Y soy vecino de ella – me señala. Mi parálisis mental regresa, trato de procesar eso. ¿Vive aquí? ¿Hace un año?...
¡Es mi vecino hace un año y yo no me di de cuenta! ¿Dónde tenía la cabeza metida?
Oh si, ¡en la universidad!
– ¿vecino? – logro articular.
– sí, vecino. Y ya que recuerdo, tú estudiaste conmigo, ¿no es así? – oh, recordó algo. Vamos a ver si yo también recuerdo algo.
– sí, si es así – arrastro las palabras dándole menos importancia a esto.
– ¿y nos vimos hace rato en el McDonald's? – oh si, el hombre tiene memoria.
– También es cierto – sueno sarcástica pero es inevitable, este mi forma de protegerme pero como tengo al frente a mi amigo, entre un rato tendré un interrogatorio de los bueno ya que él me conoce de hace años. – ¿Cómo no me di de cuenta que eres mi vecino, hace ya un año? – pregunto, es que es inaudito esto.
– no lo sé. Como estas tan metida en tu mundo creo que no te diste cuenta. Siempre sales a la misma hora, llegas tarde, si tus padres no están escuchas música a todo volumen, si estás en tu mundo – se encoje de hombros. Mientras que yo quedo helada. ¿Me vigila? – no me mires así, no te vigilo si eso es lo que piensas, solo que eres mi vecina y también salgo esa misma hora que tú y llego más temprano que tú, ah y porque te he visto un par de veces en el autobús, solo eso. Casualidades. – casualidades, si claro. Esto va hacer una tortura. – ¿Vienes Ryan? – le pregunta a su amigo que también es mi amigo, no me lo quites, me visita a mí, no a ti. Frunzo el ceño y miro a Ryan.
– Voy primero con ella y luego paso a tu casa – dice Ryan. Menos mal, menos mal.
– Bien – y entra a su casa.
– Ahora tú y yo hablar – el juicio ha comenzado.
– Oye, no eres mi padre – me quejo entrando a la casa detrás de él.
– pero soy tu amigo, que es lo mismo – dice. Cierro la puerta.
– ¿en serio? No lo sabía – me cruzo de brazos.
– sí, es cierto. Ahora, explica todo – se cruza también de brazos y me mira severamente. Bien, lo hare.
– Ven, vamos a sentarnos – aquí comienza mitortura otra vez. Caer una vez porque te tropezaste con una piedra, bien. Pero,caerte dos veces con la misma piedra, es patético y querer suicidarte.Z4X/zjLS9
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Cuento De Hada
RomanceA veces pienso: si todo lo que deseamos está en unas letras que fueron combinadas para formar unas palabras, que construyen una historia perfecta o ¿es lo que sacan de la vida real y lo plasman en esas historias que tanto leemos las chicas? Como yo...