Dos semanas después, fuimos al parque. Nuestro lugar favorito de Chicago, ya que ahí quedaban recuerdos de la infancia. Más de Lily que míos. Sólo existía uno que quisiera no recordar.
Observé su perfil, el cual era tan lindo: sus ojos azules como el mismo mar; su cabello rubio cenizo como pasto seco de primavera; su nariz pequeña y fina... era perfecta. Y eso me enorgullecía.
†††
Después de medianoche, aún no nos íbamos y, sinceramente, me estaba cansando. Habíamos salido de casa a las 10.30am y hasta ahora no habíamos comido absolutamente nada, ni comida chatarra.
Ya le había dicho a Lily que quería irme, y como siempre, se opuso.
Aunque después habló.
—Pato, volvamos a casa— me dijo sonriendo— tengo demasiada hambre.
Bufé y pasé la mano por mi rostro. Negué y fruncí el ceño, pues no terminaba de entenderla, y no creía hacerlo nunca. Crucé los brazos y la miré.
—Harries, la noche es tranquila, además, habéis dicho que no queríais iros. Nos quedamos
Me dejó sin habla que no se opuso a lo que dije. Tal Vez aún tenía el trauma de lo pasado, aunque ya era algo raro y me aterraba. Lily siempre se oponía a todo pero no hoy y, como muchos días, quería saber qué pensaba, qué pasaba en su mente, y me molestaba el no poder hacerlo
—Patrick, anda. Necesito que me pongas atención. Supera mi muerte, yo lo hice con la tuya.
«Mentirosa»
Ella no lo había superado. Se iba a dormir diciendo que haría lo mismo que yo, porque me extrañaba y al recordarlo, sonreí.
—Ya. Lo hago— dije irónicamente —Así como tú con la mía. Señorita "no puedo vivir sin mi hermano"—Vete a la mierda, imbécil. Y claro que yo te extrañaba, no que tú, decidiste morir por la estúpida de Leslie.
—Lauren— corregí. —Además, creeme que no fue sólo eso, Liliana Harries. Pero hay cosas que tú no entiendes —reproché— sólo tienes 8 años..
—Podré tener 8 años, pero soy más madura que tú.
Reí con fuerza— claro, eso dicelo al Señor Bigotes.
Señor Bigotes era un conejo de peluche que le regalé cuando cumplió 3 años. Seguía conservándolo, según ella, era porque yo se lo había regalado.
«Aunque no es así.»
—Sabes bien porqué lo conservo, además —agregó— no he dormido con él desde 6 meses.
Reí y le acaricié el cabello.
—¿Seis? ¿Estás segura?— le sonreí —¿Completamente segura?
—Esto... si. —Blabuceó— 6 meses. Estoy... estoy se-segura.
—No mientas.
—Bien— se rindió —3 meses, desde el día de tu suicidio. Además, tu carta me dejó sin habla.
—Lo lamento —le susurré.
—Quiero ir a ver a mamá y a mis amigos, ¿cuándo iremos?
—Nunca. Los amigos no existen, te abandonan cuando lo creen correcto.
Como Nathan.
«Patrick, piensa un poco. Nathan creyó que después de la noticia, no querrías saber nada más.»
Aquella voz que siempre me perseguía, defendió a Nathan. Y fruncí el ceño.
—A ver, Harries. Mi culpa no es que Leslie haya ido de zorra con Nathan. Además tu tienes la culpa, no saliste de tu habitación en dos semanas. Obvio Nate aprovecharía. Y, joder, que el chico es agradable y tiene sentimientos, no puedes juzgarlo. Te han traicionado y mentido, pero fue tu culpa y que tus amigos sean idiotas, no tengan tiempo para ti y te odien, NO ES MI CULPA.
Iba a replicar, pero ella tenía razón. Claro no iba a decírselo, así que me puse de pie.
—Tampoco es mi culpa que hayas muerto. Tendrás que arreglártelas por ti misma.
Me gritó, pero me alejé y corrí a los arbustos.
Desde pequeño, mi adicción son los trenes. Me encantaban demasiado y por lo que sabía, en la parte trasera del parque, pasaba un tren de suministros que iba de Chicago a New York. Así que me dirigí a la estación y mientras esperaba, comenzó a llover. Pateé un cubo de basura y jalé mi cabello.
Estás dos semanas habían ido de la mierda,por culpa de Lily. Ahora que ella no estaba para joderme, tenía todas las de ganar. Miré al frente y subí a donde pasaba el tren. Cuando lo vi salté a él y traté de dormir.
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Suspence Espectre {Editando}
FantasiPortada: @JuanPal24 #CarrotsAwards Desde niño, a Patrick le encantan los trenes. Re normal. Todo niño tiene su "adicción". Pero creeme que él, es de todo, menos normal. ¿cliché? Pfff, no. Para nada. Las apariencias engañan, creo que lo sabes. ¡Vam...