Capítulo 10 (pt 2)

18 2 1
                                    

—¡La que me parió!— grité y abrí los ojos. Pearl estaba encima de mí con una gran sonrisa en su rostro.

—Buen día, Nick— me saludó —¿te parece si vamos a desayunar?

—Me encantaría —repliqué— pero antes, bajate de mí.

Hizo un puchero —Pero aquí estoy cómoda —se quejó, a lo cual alcé una ceja con diversión— No... a lo que me refiero es que... ya, ya me bajo.

Por intentar bajar de prisa, no se fijó dónde ponía los pies y terminó enredándose conmigo y haciendo que tropezáramos. Caímos al suelo y odié por un momento que fuese una escena cliché. Sonreí y me acerqué a ella con intención de besarla, aunque claro, nunca falta aquel que se mete cuando los protagonistas están en un beso.

—Anda ya... otro día se besan.

—Jodida— murmuré y salí al pasillo, para bajar al salón. Ya abajo, me disponía a salir.

—Chaval, sigues en bóxer.

Mire hacia abajo y me golpee la frente con la palma de la mano.

—Claro— me golpeé la frente y subí rápidamente, para ponerme una jersey, unos jeans y mis Converse rojas. Tenía a montones, y cómo no, si me encantaban. Eran mi vida. Llamé a Pearl y bajé con ella, para encontrar a Lucy, la cuál me pidió que la llevara de caballito, así que la subí a mi espalda y sonreí.

✴✴✴

De regreso, pasamos dónde Gabs, pues hacía casi una semana que estaba en el hospital. Cuando llegamos, no nos pareció necesario poseer a alguien, pero había un guardia, así que tuvimos qué.

-Hola, vengo a ver a mi abuela...

—Hay un guardia, dale la tarjeta y te dará el paso.

Cuando subí con Gabs, el guardia me detuvo, así que le mostré la tarjeta y le sonreí: no le haría daño a Gabs. Este volvió a la mirada dónde Gabs y abrió la puerta, no sin antes asegurar que Gabs estaría bien.

—Joputa...— me saludó con una sonrisa.

—¿Cómo estás, abuela?

—Como siempre, vieja.

Reí. Me le quedé mirando: su cabello estaba como el mismo platino. Cualquiera diría que ella no tendría que estar aquí, que estaba sana. Pero no era así, así que le Sonreí y ella me miró algo extraña. Le susurré al oído que sabia lo del cáncer, pero que no tenía porqué preocuparse, por ahora. Se puso completamente pálida y murmuró "lo siento". Casi me río en su cara, pero en vez de eso sólo le mandé un beso. Bajé las escaleras y dejé la tarjeta en la recepción, salí del cuerpo y jale a las rubias fuera.


✴✴✴

—¿Quieren...?— no terminé la pregunta, pues ellas dos se habían tirado contra mí —¡¿Qué mierda les pasa?! ¡Sueltenme!

—Dinos qué hablaste con Gabs.

—¡No hablé nada, puta! ¡Déjenme!

«Pobre... » «No puede con dos chicas...» «JAJAJAJAJA» «Es tan débil...»

¡DÉJENME EN PAZ!— Les grité a las voces y empujé a ambas chicas fuera de mi vista. Estaba harto de tener que cargar con esas voces. Cada año tenía que soportarlas. Las odiaba. Miré a ambas rubias y sacudí mi cabeza, para después correr a mi habitación y tirarme en la cama.

Suspence Espectre {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora