Y es lo que pasa.

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Llegaste a mi vida creyéndote un héroe

no de cuento,

con cuentos.

Tiraste la puerta y forzaste la cerradura

y te lo repetí tantas veces

déjame ir.

Parecían más suspiros que súplicas,

pero me abrazabas y me olvidaba.

Como todo,

fue efímero

aquel día no te lo supliqué.

Me fui,

sin despedidas trágicas,

sin amargas promesas que ahogan al corazón.

Y eso es lo que pasa,

que no te deje entrar

y tú,

sólo me facilitaste el salir.

Donde se suicidan las metáforas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora