Éramos evitables,
claro que lo éramos.
Podríamos no habernos destrozado la sonrisa
ni ahogarnos en ese vaso que
¿a quién le importa si lleno o vacío
si al final los que nos sentimos así somos nosotros?
Éramos evitables,
como cualquier catástrofe,
pero tenemos esa estulta manía
de darnos cuenta siempre y tarde.
Éramos evitables,
pero,
¿cómo explicarles a dos obstinados
que querer, poder y funcionar
son tres verbos que siempre entran en disputa?.
¿Cómo explicarles a dos suicidas
cuando están a punto del salto
que la caída no merecerá la pena?.
Éramos evitables,
pero se nos daba fatal eso de evitarnos
y claro,
como dos suicidas,
cortarnos con nuestros propios actos
sí que era (jodidamente) inevitable.
![](https://img.wattpad.com/cover/67692686-288-k512014.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Donde se suicidan las metáforas. ©
ŞiirLas metáforas se suicidan y dejan, bajo sus pies, un charco de tinta del que los artistas beben para después, escu(l)pir al papel. No se admite la copia y/o adaptación de esta obra.