Nos olvidamos recordar(nos).
Suena enrevesado pero fue (nuestra) historia.
Navegábamos por mares sin rumbo
y decidimos que compartir barco nos dejaría con menos agua para ahogarnos.
Pero cuán equivocados estábamos
Nos dejamos rastro por la piel
el suficiente como para no dejar herida,
ya sabes,
por si después nos quedamos solos y con las marcas.
Querernos no existía en primera
¿Iba a existir en mutua?
Y nos acabamos,
con un despropósito que fue casi amor,
con unas letras que ahora son casi poesía,
y con el agua hasta el cuello
(como siempre)
intentando no derramar gota
(por si acaso nos ven hundirnos).
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Donde se suicidan las metáforas. ©
PoesiaLas metáforas se suicidan y dejan, bajo sus pies, un charco de tinta del que los artistas beben para después, escu(l)pir al papel. No se admite la copia y/o adaptación de esta obra.