V

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Judas:
Para cuando Sahara salió del departamento ya habían pasado diez minutos, que falta de consideración, todavía que me arrastraba por un recorrido turístico por toda la ciudad, tenía el descaro de hacerme esperar.
-Creí que habías muerto ahí, ya iba a llamar a los policías.- le dije mientras prendía el dulce motor de Daisy.- Como sea, las direcciones.
Me tendió el papel sin mirarme a los ojos y se subió en silencio detrás de mí, se acomodó el casco y se puso la mochila por la parte de delante.
-Quita esa cosa de mi espalda, no quiero que esa botella de agua me perforé un pulmón o algo.- la oí renegar en silencio pero movió la mochila.- Y no creas que no me di cuenta de que traes mi playera puesta.- salí del condominio de departamentos y empecé la ruta.- Es una de mis favoritas y ni creas que te la vas a quedar.
-Pues no la traería puesta si alguien no hubiera escondido mi blusa, no la encontré.- esta vez Sahara no se abrazó de mi, supongo que se acomodó en la parte de atrás.
-Pues si la querías la hubieras pedido, tampoco es como que este tan linda para guardarla; lo lindo es tu sostén.- llegue a la avenida principal, ahora solo tendría que ir derecho por unos cuantos minutos.
Sahara no volvió a abrir la boca durante el resto del viaje.
*******
-Así que la mejor zona de la ciudad ¿Eh? ¿Qué se siente vivir rodeada de personas sin alma y autos lujosos?.- la casa de Sahara era grande, no tan grande que las demás pero sí más grande que una casa promedio.
-Vivir entre tantos perfumes caros llega a marear después de unas horas.- ese fue su gran comentario, debo admitir que no me esperaba esa respuesta.- Espera aquí afuera, entro corriendo a la casa y vuelvo.
Me detuve justo en frente de la casa, apague a Daisy y Sahara bajo corriendo.
Pasaban algunos carros lujosos de vez en vez pero nada interesante, las chicas que iban ahí me miraban con "desprecio" pero yo sabía que en el fondo deseaban sentarse en mi regazo y disfrutar de mi. Ni siquiera para sus deseos dejaban de ser hipócritas estas personas, no me sorprendía por eso.
Un claxon sonó detrás de mí, no me giré y seguí mirando al frente.
-Hijo, disculpa pero estás en mi entrada ¿podrías quitarte?.- la voz era de un señor, no más de 55 años, era amable pero mandona.
-Hasta que mi chica salga, lo siento.- volví a mirar la casa, Sahara ya estaba saliendo de ahí.
-¡Listo! Ya la tengo...- se quedó mirando el auto detrás de mí.- Papá, mamá.
¡No! Reencuentros familiares ahora no, eso sí que no. Prendí el motor de Daisy y me acomode bien, le tendí el casco a Sahara, ella solo me miraba desconcertada.
-!Hija! No irás a ningún lado con ese tipo, regresa a la casa.- una señora, de la edad del caballero en el auto, salió algo torpe.- Tus primos llamaron preocupados, dijeron que te habías perdido al ir a buscar una grúa, creímos que te había pasado algo.
-Señora, los estupidos de sus sobrinos abandonaron a esta chiquilla a mi merced, está viva, de nada.- le dije algo irritado.- ¿Quieres que te lleve o no? Yo tengo cosas que hacer y estoy gastando tiempo.
Sahara tomo el casco que le tendía y se subió a la parte trasera de Daisy sin dudarlo. Casi podía ver los ojos de ambos padres estallar de la sorpresa.
-Regreso en un rato, perdón pero tengo que entregar esto en la universidad.- pude sentir como Sahara se abrazaba de mi; sonreí, estaba ganado aquí.
-Sahara Ende, regresa a la casa ahora mismo, estarás castigada...
Me aleje antes de que la dama terminara su torpe e infructífera amenaza, como odiaba cuando los padres se ponían en ese estupido plan.
Al salir del condómino detuve a Daisy.
-¿Qué haces? Tenemos que ir a la universidad.- me dijo un poco irritada.
-Sí querías abrazarme solo lo hubieras hecho pero hazlo porque quieras tú hacerlo no por querer sentirte como la típica niña buena que se vuelve mala desobedeciendo a los padres, odio a las chica así. Ya entendí que eres la princesa de la casa pero créeme que eres estupida al querer ser lo que no eres; la adrenalina de ser la "mala" que sientes ahora y se quedará ahí por un rato pero no voy a ser tu monigote para que puedas sentirlo.- me giré para verla, estaba sonrojada.- bien, ahora aclarado eso podemos continuar.
Nos puse en marcha de nuevo, Sahara no volvió a abrazarme, mejor para mí.
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Narrador omnipresente:
El señor y la señora Ende se quedaron mirando la calle por la cual su pequeña había desaparecido con ese extraño.
-¡Indignante! Llamaré a al policía ahora mismo ¿Has visto sus placas? Bueno eso no importa un tipo así debe ser buscado por al policía.- decía la señora Ende mientras parecía casi perder la cordura.
El señor Ende solo metió el auto a la cochera y abrió la puerta de su casa, estaba cansado.
-¿Es que no vas a hacer nada? Tu hija está ahí afuera con ese sujeto que puede ser un violador o algo así, que mal padre eres, sabía que debí de haberme casado con Michael cuando pude.- la señora Ende seguía parloteando mientras seguía al señor Ende por la sala.
-Cálmete María, no pasara nada. Ese sujeto fue el que salvó a nuestra hija de dormir en un callejón o algo así. Tendría más miedo de dejarla ir de nuevo con tus sobrinos, concuerdo con él, son unos estupidos.- el señor Ende se tendió sobre su sillón favorito, el mullido de color rojo.
La casa quedó en silencio después de eso, la señora Ende se fue a la cocina a preparar la comida mientras el señor Ende leía el periódico.
********
Judas:
-La universidad pública para la niña rica ¿Aquí también eres la princesa?.- apague a Daisy de nuevo y camine junto a Sahara, se veía tensa por mi presencia a su lado.- Sí que es grande ¿Qué estudias?
El campus era respetable, los edificios altos y algo viejos, explanadas grandes, algo que parecía ser una biblioteca muy grande, muchos árboles aunque casi nada de pasto, escaleras por ahí y por allá. La verdad no tenía que tardar mucho en reconocer y observar el lugar, yo había tomado clases ahí unos cuantos años atrás.
-¿Y qué estudias?.- pregunté mientras pasábamos junto a lo que parecía ser una cafetería, eso no estaba ahí antes.
-Sociología, apenas voy por el segundo semestre. Es por ahí, junto al edificio C.- dio vuelta bruscamente atravesándose en mi camino.
-Oh, bueno es una gran carrera.- la seguí con un paso algo veloz
¿Cómo caminaba tan rápido? Y más importante aún ¿Por qué corría detrás de ella cuando se suponía que debía de ser al revés? Oh Judas, Judas, Judas ¿Qué te está pasando, hombre? Antes eras chevere.
-¿Ingary?.- la voz de un antiguo maestro mío resonó por el pasillo -No puede ser, creí ya estarías en la prisión ¿Algún día ejerciste?- me le quedé mirando, él me había reprobado en un semestre, tuve que hacer la materia en contraturno.
-Profesor Lupillo, yo creí que usted ya estaría bajo tierra. Tiene que darme la clave de la juventud.- me acerqué y le estreche la mano.
Sahara se había quedado pálida, Lupillo la miró de arriba a abajo, disfrutándola; maldito caliente.
-¿Y quién es esta señorita?.- me trató de rodear, eso sí que no. Este era el peor raboverde de la historia, no se acercaría a Sahara.
-Nadie que esté interesada en hablar con un pervertido como usted ¿Es que no se acuerda de Claudia?.- lo empuje un poco y le pase un brazo a Sahara por los hombros, empecé a caminar en la dirección contraria a él.- Y ahora que ya no estoy bajo su tutela le pudo decir lo que siempre le quise decir. Váyase a la chingada con sus estupidos trabajos de mierda y sus calificaciones regaladas a todo aquel que le hiciera un pete o le comprara tequila.- me giré para verlo.- Ah, por cierto, la botella que me cobro por repetir en contra turno eran miados con alcohol.- le levante el dedo medio mientras le daba la espalda.- Y deje de joder.
Doblamos la esquina del edificio y subimos por unas escaleras, estábamos ahora en el edificio D. Sahara solo se había quedado tensa mientras pasábamos por los salones, no hablaba y estaba empezando a dudar si respiraba o no.
-Es aquí.- me susurró cuando llegamos al aula 217.- espera afuera del salón, por favor.
-Ya que.- quite mi brazo de su hombro y busque un cigarrillo en mi bolsillo.- Pero no te esperaré toda la vida.- encendí el glorioso rollo de tabaco y le di una calada.
Sahara entro rápidamente. Me asomé por la barandilla y pude ver un buen escote, me incliné un poco más.
-Gracias a Dios estamos en calores ¿no es así?.- le grite a la chica que estaba abajo, solté el humo y di otra calada.
La chica me miró mal y se alejó decidida con sus cuadernos; maldita, de seguro era de Derecho, las chicas de ahí la mayoría de las veces eran presumidas.
**********
-Gracias por todo, pediré un taxi para volver a mi casa.- Sahara no me miraba, parecía que había algo más interesante por la calle que yo.- Pagaré la gasolina ¿Cuánto fue?
Me tendió un billete grande, seguía sin mirarme; le doble la mano envolviendo el billete, esta vez sí que volteo a mirarme.
-Gracias...- se giró y empezó a alejarse, la tome de la muñeca.
-Hey hey hey ¿A dónde vas? No quiero ese billete ¿En serio creíste que sería tan fácil?.- la vi pasar saliva con dificultad.- Te diré que haremos, irás a esta dirección,- le tendí un papel doblado por la mitad.- por ahí de las diez de la noche, le dirás tu nombre a la chica de pechos grandes con cabello rosado y esperaras en la mesa que te de; entonces ahí me darás los billetes que consideres suficientes.
Me puse el casco y salí del estacionamiento de la universidad, ella dijo que pediría un taxi así que espero que lo haga porque realmente quiero esa paga... y también quiero ver su cara al verme ahí.

Valgo fuera 👀👀

Judas|| En procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora