VII

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Judas:
-Hombre, no había visto a nadie tan excitada desde la loca Bety, sin duda eres el rey en esto.- Cesar me dio una palmada en el hombro.- ¿Quieres ir al bar?
Me termine de abrochar los pantalones y me puse la chaqueta de cuero con la que había bailado, era una de mis favoritas.
-Hoy no hombre, tengo cosas que hacer.- abrí la puerta trasera del estudio.- Nos vemos luego.
Oí una carcajada por parte de Cesar.
-Será mejor que no te crezca el mandil, ese no es el Judas que conozco.
-Los jinetes del Apocalipsis bajaran a la tierra antes de que me vuelva mandilón, como tú.- salí del lugar con un portazo.
César había trabajado en el Sodoma desde hacía tres años, él me había enseñado todo lo que ahora sabía, lo quería como un hermano pero se ponía muy pesado con esas cosas de las mujeres, no había quien lo aguantara.
Al llegar al estacionamiento me encontré con mi Daisy justo en medio y a Sahara medio sentada sobre ella.
-Hola.- saludo ella con una voz tierna y tranquila.
-Hola.- me acerque un poco, le di una media sonrisa.
-Creo que pudiste haberme citado en algún lugar más apropiado, tuve que escaparme de casa.- se levanto, me sostenía la mirada pero no había enojo en ella, solo cansancio.
-Pues no hubieras venido y ya, pero al final llegaste aquí y me diste el dinero, es lo que me importa.
Ella miró al suelo, empezó a mover el pie sobre una mancha de aceite que había en el suelo.
-Cuidado cariño, que tu zapato de Gucci se dañara si pisas aceite corriente.- me acerqué a Sahara.
La solo se quedó inmóvil, pase mi mano por detrás, nuestros rostros estaban muy cerca, casi podía oír el latido de su corazón; abrí la parte trasera de Daisy y saque mi casco, en seguida me subí y busque a tientas las llaves en mi pantalón. Oí a Sahara soltar un bufido, yo solo sonreí.
-Bien, me voy.- me puse el casco tranquilo y encendí el motor de Daisy.
-¿Qué? Pero necesito volver a casa.- Sahara me sujetó de una manga, la arrugo un poco.
-Ese no es mi problema linda, dejaste de ser mi problema desde que entregaste el trabajo esta mañana; suelta mi chaqueta que no es precisamente la mejor manera de tomarla.- me sacudí un poco y avance en Daisy, muy despacio para que ella me viera partir.
-Hey hey hey, Judas.- se puso delante de mí, genial, me rogaría.- ¿Qué ruta de autobús me deja por mi casa?.
La mire extrañado ¿no iba a rogarme? Pero yo era Judas, después de este numerito todas me rogaban ¿Quién se creía está como para ser diferente?
-No sé, deje de tomar autobús hace mucho.- dije serio mientras me movía para esquivarla.
-Oh ¿A quién tenemos aquí? La señorita Pantis Húmedas.- César salió de los vestidores.- Señorita déjeme decirle que usted no merece que la traten como lo está haciendo este imbecil, yo podría llevarla a su casa si gusta.- Sahara lo miraba sorprendida, César le tendió una mano y le dedico una de sus sonrisas del señor colgate.- Me llamo César ¿Usted es...?
Sahara se sonrojó un poco ¿Por qué las chicas hacían eso? Me irritaba que se pusieran así por cualquier idiota que les hablaba bonito.
-Soy Sahara Ende.- le dio la mano tímidamente.- no hace falta que me hables de "usted", puedes tutearme.
-Que nombre tan original.- César soltó una risa.
Puse los ojos en blanco, asco, asco, asco; ya se iban a poner a ligar como adolescentes hormonales.
-jijiji ay como serás César.- me burle frunciendo un poco la boca para poner pico de pato, hice un ademán con la mano; en seguida me puse serio.- Ya cásense ¿no? Y dejen al mundo vivir con su miseria y excesos. Me voy, hoy fue un largo y fructífero día, lo que significa que estoy cansado y no me apetece verlos ligotear como si tuvieran trece años. Adiós.- me puse en marcha sin gírame a verlos.

*************

Dos semanas después. Judas:

-Lo de siempre, Ángela.- deje mi casco sobre la barra.
-¿Problemas y excesos de mierda?- me dijo mientras me servía un vaso de whisky.
-Con hielo por favor, y que sea doble.- me di masaje en las sienes, tenía dolor de cabeza.
-Te ves mal, aunque no peor que la semana pasada.
El bar de nuevo estaba solo ¿Por qué tenía esa costumbre de ir en las tardes? Era una mierda. Di un largo sorbo al vaso frente a mí.
-Tengo una rodada en dos días.- la mire, ella solo estaba limpiando la barra, se le iba la vida en eso.- Y no tengo a nadie que llevar, no es que quiera ir acompañado pero necesito a una fémina que me acompañe, son cosas de orgullo, ya sabes: lucirte delante de los otros, llevar a la mejor chica.
Ángela evitaba hacer cualquier contacto visual conmigo.
-¿Y qué quieres que haga? No me veas así, yo estoy aquí para que me cuentes tus problemas, no para resolverlos.- me señalo con un dedo, acusadora.- Tu señor tienes que arreglar tus problemas, no iré contigo a ningún lugar. Además en tu trabajo tienes a la chichona de Rorro.
-¿Rorro? A esa ya la pasearon mucho, necesito carne fresca.- me termine el vaso que tenía en la mano.- Para colmo de todo, no encuentro mi playera favorita, lleva perdida un par de semanas.
Ángela me quito el vaso y se alejó para dejarlo en algún fregadero o algo así, yo que sabia, igual se lo podía estar llevando a un transbordador espacial.
-¿Hace dos semanas no te llevaste a la mocosa?.- me dejo un vaso de agua y una pastilla.- Tomate eso, es lo que yo tomo cuando te tengo aquí hablando por más de dos horas.
-¡Es verdad! Ya lo recuerdo, esa chiquilla se quedo con mi camiseta.- la verdad no había olvidado a Sahara, solo no quería recordarla.- Y ahora que recuerdo, no tenía tan mal cuerpo.- me tome la pastilla rápidamente y me puse de pie.- iré a buscarla, son más doce, debe estar en la universidad.
Salí decidido del bar mientras Ángela me gritaba algo de las personas que llegaban a consumir y no pagaban, como siempre en ese punto, no le hice caso.
********
Sahara:
Traía la playera de Judas, aún olía un poco a él; nunca se la había regresado pues después de que me dejo tirada en el estacionamiento con ese sujeto llamado César (muy guapo y amable, por cierto) tuve que regresarme a casa en el coche de él, mis padres me pusieron el regaño del siglo y no me habían quedado ni tantitas ganas de verlo de nuevo.
-Hey Sa ¿tienes lo que dictó Gonzalo?.- Mario me saco de mis pensamientos.
-¿Ah? Eh, sí, claro.- busque en mi mochila el pequeño cuaderno que tenía para la materia de Gonzalo.- Toma, pero me lo regresas hoy porque tengo que estudiar.
-Chido.- mi compañero tomo el cuaderno y salió del aula, la cual ya estaba vacía.
Suspiré recogiendo las cosas con pesadez. El último maestro del día no había llegado a la clase pero yo me quede hasta los treinta minutos reglamentarios ¿Qué podía decir? Seguía siendo una ñoña de escuela privada, no estaba acostumbrada a que los maestros faltarán así. Me puse los audífonos y cerré el salón cuando salí. Empecé a bailar ridículamente pues juraba que era la única alma viviente en esa plata del edificio, todos mis compañeros ya se habían ido y los otros salones estaban vacíos también. Cerré los ojos y brinque al ritmo de la música, adoraba esa canción.
-Labios compartidos... Labios divididos mi amor, yo no puedo compartir tus labios, que comparto al engaño y comparto mis días, mi dolor...- menee la cadera mientras cantaba a todo pulmón.- Yo no puedo compartir tus labios, que me parta un rayo y que me entierre el olvido, mi amor.
Estaba totalmente sumergida en la música, no quería ver nada; solo quería cantar y sentir el aire dándome en la piel. Luego sentí que choque con alguien, trastabille un poco para atrás pero una mano fuerte me sostuvo antes de caer, ni siquiera tuve que abrir los ojos para saber de quién se trataba, su loción fuerte me lo decía todo.
*******
Judas:
-La persona que dijo que cantar feo con sentimiento lo era todo, entonces no te ha escuchado cantar, casi me revientas un tímpano.- puse de pie a Sahara.- aunque esa coreografía te la robo.
Me miró un poco sorprendida.
-¿Qué haces aquí? Idiota, me dejaste esa noche con César, creí que volverías por mí pero no lo hiciste.
Sonreí de lado ¿En serio había creído que volvería?
-Hay algo de debes de aprender de mí, cariño. Si me voy no regresó por ti, estarás por tu cuenta entonces.- me acerqué a su oído, del cual ya no colgaba ningún audífono.- solo es dato para el futuro.
-No me importa, no pienso seguir ningún futuro contigo.- mire su camiseta, la cual era mi camiseta; ella se dio cuenta de eso así que tiró su mochila al suelo, sacó una sudadera y me la lanzó, la atrape en el aire.- Sí tanto quieres la estupida camiseta que has venido hasta aquí pues mejor no te hago esperar, de seguro tienes asuntos importantes que atender hoy. Enojada se quito la camiseta, tenía un sexy bra rojo con encaje ¿Para quién se lo habría puesto esta mañana? Me tendió la camisa, la tome mirándola a los ojos, ella intentó tomar su sudadera pero levante el brazo, dejándola fuera de su alcance.
-Oh vamos, cielo; déjame disfrutar de esta vista un poco más.- dije un poco burlesco muestra la veía brincar un poco por su sudadera, sus pechos rebotaban de una manera magistral.- ¿No hace calor? No necesitas la sudadera hoy.
-Hijo de puta, o me la das o la consigo yo por otros medios.- dijo enojada.
-Pues no te la daré.- estire más la mano.
Sentí un golpe en la corva* de la pierna derecha, caí por el dolor y por la sorpresa. Sahara me arrebató la sudadera de entre las manos y corrió hacia las escaleras, me levante rápidamente y la seguí lo más rápido que pude; la alcance en una curva del pasillo, la acorrale en la pared de enfrente.
-Vaya vaya, la señorita tiene ovarios.- le sonreí lo más seductor que pude.- justo lo que necesito. No vine solo por mi camiseta, te tengo una propuesta.

*Corva: parte interna de la rodilla.

Bien bien, aquí estamos de nuevo. He estado pensando en (si quieren) agregar al final de la "novela" un capítulo donde les explique las referencias y el porque de algunos nombres, las ironías no tan directas de algunas frases y eso; es la primera vez que hago esto (incluir referencias y eso) creo que están muy claras y directas en muchos casos pero creo que hay otras que pasan desapercibidas, así que considérenlo. Gracias

Valgo fuera 👀

Judas|| En procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora