Capítulo 5

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Subimos las escaleras hasta su habitación.

-Puedes dejar tus cosas encima de la mesa, voy a encender el ordenador. –me dijo.

Así hice, dejé mis cosas encima de una mesa blanca de ahí y me puse a mirar unas fotos que había en la pared.

En una salía él de pequeño sacando la lengua, había otra donde aparecía él con una chica en brazos. Un poco más a la derecha había otra aunque no salía Adri. En la foto había dos chicas de unos 7 años vestidas de Blancanieves, que monas se veían.

-Son mi hermana y mi prima. –me aclaró al darse cuenta de que estaba mirando la foto. -Vamos todoelmundomellamaasí, tenemos que hacer el trabajo. –se rió de mi.

-Como vuelvas a llamarme así, verás. –le advertí.

-Anda calla y escoge que autor quieres hacer en el trabajo.

-Mmmm... me da igual, escoge tu. –le dije.

-¿Qué te parece Cervantes? –propuso.

-Pues un poco antiguo.

-Ya pero tuvo mucha trascendencia. Nos puede salir un trabajo redondo.

-En eso tienes razón, vamos a por Cervantes pues. –admití.

Estábamos escribiendo y buscando información cuando llamaron a la puerta:

-Hola Tete! Ui. –dijo cuando me vió. –Perdó Adri, pots venir un momento porfiiis... -se rió la niña mientras se coloreaba.

-Vaig, Carla. –le dijo a la niña. –Mimi, es mi hermana, ahora vengo. A saber qué querrá.

Salió de la habitación y volvió entrar a los dos minutos.

-Lo siento. Me ha preguntado que quien eras y me ha pedido que la ayude en una cosa.

-Qué guapa es. ¿Cómo se llamaba?

-Carla, quería presentártela pero me ha dicho que le daba vergüenza.

-Tranquilo.

Seguimos con el trabajo hasta que me propuso merendar algo. Guardamos todo lo que ya teníamos hecho y, mientras yo llamaba a mi madre para decirle lo de la prueba de la academia, él subió unas pastas y unos zumos a la habitación.

Merendamos entre risas. Estuvimos viendo en la tele un programa que nos hizo llorar de risa.

-¿Quieres jugar a algo? –me dijo, en cuanto acabó el programa.

-¿A qué? –pregunté curiosa.

-¿A la Wii?

-¿A la Wii? –le miré sorprendida. –Pensaba que, al ser un chico y tener alguna consolita de estas, tendrías la PlayStation.

-Claro que la tengo. Solo que pensaba que preferirías la Wii. Pero ahora vamos a jugar a la Play y verás cómo te gano.

-Eso es lo que te gustaría a ti.

Aunque yo sabía que me iba a ganar, pues no sabía jugar, me gustó el desafío. Empezamos a jugar, me explicó cómo mover al muñeco, como disparar, agacharse, correr...

-¡Pero a ver máquina rara, quieres hacer que mi jugador levante la vista! –grité mientras me moría de vergüenza.

-Mimi, ¿Por qué mueves el mando? ¡Tienes que mover el joystick!

-Lo sé Adri, pero me estoy poniendo nerviosa y encima me están matando todo el rato. ¿Puedes poner la máquina esa que dispara desde el aire otra vez? ¡Por favor!

-Voy, mira que eres mala. –dijo riéndose de mí.

-Tal vez no se jugar, pero... -iba a decir cuando me interrumpió.

-Tal vez no, es que no sabes. –dijo riéndose de nuevo.

-Bueno Adri, después de tu aclaración, sigo con lo que decía. Tal vez no se jugar, pero como sigas riéndote de mi te voy a hacer cosquillas que para eso si que soy buena. –paró el juego y me lo miré. Me miraba pensativo y, cuando menos lo esperaba, me empezó a hacer cosquillas.

-¡Para, por favor! –grité.

-¿No era que eras buena? –me preguntó.

-Uii, verás ahora. –le dije. Me senté encima de él y le empecé a hacer cosquillas mientras él se retorcía.

Estuvimos un rato con eso y me sentí muy a gusto con él. Para cuando decidimos darnos un minuto de descanso estábamos los dos exhaustos.

___________

Eran las 8 ya y debía irme a casa. Habíamos hablado y jugado un poco más. Me acompañó a la puerta y me propuso acompañarme a casa también pero no le dejé.

De camino no podía esconder la sonrisa que tenía en la cara, me lo había pasado muy bien.

Esperaba que las siguientes tardes fueran igual hasta acabar el trabajo. Estaba en mi mundo cuando oí mi móvil.

Adri: *¿Cuándo quieres quedar de nuevo para hacer el trabajo? ¿Te parece bien ahora mismo? Es broma, solo que me lo he pasado muy bien y tengo ganas de verte.*

¿Qué le respondía?

Hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora