La mañana siguiente entró mi madre a mi habitación para decirme que los mellizos vendrían a buscarme para ir juntos al instituto.
Desayuné y me cambié el pijama por una blusa turquesa y unos pantalones azules. Cuando ya cogía mi mochila para esperar a los hermanos fuera, llamaron a la puerta.
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Esa mañana les acompañé a todas las clases que tenían y les enseñé el edificio a la hora del recreo. Eran unos chicos muy majos.
Al acabar las clases su madre les vino a buscar en coche y yo fui con ellos. Al llegar a mi casa, me despedí hasta el día siguiente y entré.
Adri: *¿Qué haces esta tarde? ¿Echamos una partida a matar a zombis?*
Miriam: *Vale, ¿mi casa o tu casa?*
Adri: *Como quieras.*
Miriam: *Pues ven cuando quieras.*
Adri: *30'*
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Media hora después llamaron a la puerta.
-Miriam, Adri pregunta por ti. -gritó Hugo.
-Voy.
Cuando bajé me los encontré encendiendo la Play sin mí.
-Anda que esperáis. –dije. -Hugo, ¿te quedas?
-Nop -dijo, recalcando la p. -He quedado con los chicos para ir a tomar algo.
-Vale. Nos vemos.
Adri y yo estuvimos toda la tarde jugando y riendo como dos niños pequeños. Me encantaba estar así con él. Sobre las 20h se fue y yo subí a mi habitación y me quedé dormida.
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Me desperté con el sonido de llamada de mi móvil. Y lo cogí sin mirar ni quien era.
-¿Adri? -pregunté intuitivamente.
- ¿Ya estabas pensando en él? -preguntó la voz que venía del otro lado del teléfono.
-Oh, Laia.
-Cuanta alegría chica.
-Lo siento, me había quedado dormida.
-Y la primera persona en la que piensas es en él. ¡Qué bonito! Te dije que te gustaba, pero tú, chica cabezona, no quieres aceptarlo, pero bueno, en el fondo sabes que tengo razón.
-Ya estamos de nuevo. No me gusta, sólo somos amigos.
Nos pasamos un buen rato hablando y decidimos que, el fin de semana siguiente iría a Madrid a verles.
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Esa noche pensé en lo que Laia me había dicho. ¿Y si de verdad me gustaba? Era un chico guapo, amable, detallista, considerado, simpático, tenía buen físico y se portaba bien conmigo. Mierda, me gustaba. ¿Qué hacía? ¿Se lo decía? Eso acabaría con nuestra amistad si él no sentía lo mismo. Pero, y si lo sentía, ¿qué haríamos? Empezaríamos una relación, ¿no?
La mañana siguiente estaba hecha un lío. Me daba vergüenza hasta mirarle, aunque él no supiera nada.
-Miriam, ¿te pasa algo conmigo? -me preguntó Adri a la hora de patio.
-No.
-No te creo. Llevas todo el día evitándome y cada vez que te digo algo respondes con monosílabos.
Finalmente le mentí. Le dije que me encontraba mal y que no quería hablar con nadie. No sé si me creyó, más bien creo que no, pero al menos no me volvió a preguntar en todo el día.
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Hasta el fin
Romance¿Es posible vivir en eterno amor? Quiero decir, es posible que, hasta cuando tienes que abandonar tu vida y mudarte, puedas enamorarte de alguien. ¿Es posible que con el corazón dañado te vuelvas a enamorar? Mi corazón está loco, igual que yo. Soy M...