Mi Verano En Gravity Falls (Dipper Y Tu)

Mabel, Ford, Stan, ah y el diario.

Realmente no se cuantos pasillos había debajo de la cabaña, pero nos detuvimos frente a una imponente puerta de hierro, la pequeña rejilla que tenía se abrió, solo ví aquellos profundos ojos negros asomarse y con la misma desaparecer al deslizar el metal para cerrar, el tipo detrás de la puerta abrió y nos hizo pasar, era raro, por un momento pensé que de esta no saldría con mis órganos en su lugar pero ya estaba ahí.

—¿___? Mira se que no es la forma más común de presentarnos...

—¿Por qué tanto misterio con el libro?
Quizás no fue educado el interrumpirle pero yo también quería saber que estaba pasando.

— ¿En serio no tienes ni idea de que hay más allá de lo que tú has escrito?
Dipper se volteo a verme sorprendido, luego le devolvió la mirada al sujeto que estaba con nosotros.

— Por favor ¿Invocaciones a demonios? ¿Dragones? ¿Viajes en el tiempo? Solo son historias, que alguien escribió.
Me empezaba a desesperar el hecho de no obtener ninguna respuesta, solo creaban más y más preguntas sin respuesta.

— ¿Y que hay del nomo que viste ayer?
La mirada y el tono de voz en el chico demostraban cierta molestia al hacer la pregunta.

— ¡Dipper! Mira pequeña, lo que tienes en tu propiedad va mucho más allá de ser historias, estos libros contienen todos los secretos que pueda esconder este pueblo, entiendo cómo te sientes, pero necesito que me respondas unas cuantas cosas.
El que parecía ser dueño del laboratorio se mantuvo en calma.

— ¿Usted es Ford, cierto? vale, pregunté.

El tipo asintió con la cabeza a mi pregunta y luego empezó conversar conmigo, perdí el miedo hacia el, pero el pueblo en el que estaba cada vez parecía ser más tétrico, sus preguntas eran en torno al libro casi siempre, desde como llego a mi, si había intentado ya alguno de los hechizos, entre otras muchas cosas, al finalizar la plática me entrego mi libro con una sonrisa, al parecer era un buen tipo, misterioso pero bueno.

— Creo que este verano va a ser bastante divertido, ¿No crees Dipper?
Por fin estábamos de vuelta en la parte superior de la cabaña, no se cuánto tiempo habia pasado pero no negare que fue entretenido.

— Ni se te ocurra despertar a los zombies, ya lo hice y no fue agradable, ven, vamos a comer algo.
Ante aquello sonreí un tanto incrédula aún pero igual lo seguí hasta la cocina.

Me senté a la mesa y mire las llamadas perdidas de mi mamá, trague saliva, me levanté, me aparte un poco, con las manos temblando regrese la llamada.

— hola má'

— ¡¿DONDE HAS ESTADO TODA LA TARDE?!

— estoy en casa de un amigo ¿Paso algo?

— surgió un asunto en el trabajo y tengo que regresar a México, solo que hay un pequeño problema.

— ¿que paso?

— no he conseguido ningún vuelo con tres asientos para hoy, tu vuelo no saldría hasta mañana.

En ese momento no sabía que hacer, la curiosidad que tenía sobre este pueblo me hacía querer quedarme pero nunca había estado tan lejos de mi familia.

— ¿Y si yo me quedo?

— Pero que dices, ni siquiera conoces bien el lugar.

— se cómo llegar a casa y tengo mis llaves, tengo la tarjeta por si necesito dinero.

— ¿Estás segura de que quieres quedarte?

— por favor...

— Vale, pero quiero que me llames mínimo dos veces al día y cualquier cosa ya sabes con quién ir ¿Entendido?

—GRACIAS MÁ'

Después de un rato ambas colgamos y regrese a la cocina, Dipper había preparado unos  sandwiches, unas horas más tarde por fin conocí a Mabel, era una chica realmente agradable, ese día, aún sin explicarles la situación acordé con ella que haríamos una pijamada, parecíamos conocernos de toda la vida, y quedarse sin tema de conversación se veía bastante lejos.

— ¿En serio Dipper despertó a los zombies alguna vez?
Pregunté mientras tiraba los dados.

— ¿Que si es verdad? Casi nos mata.
Una voz que hasta el momento no conocía fue quien me respondió, alcé la vista.

— ¡Tío Stan!
Exclamó Mabel sonriendo.

— ¿No sé llamaba Ford?
Pregunté confundida.

— Ellos son gemelos, a Ford casi no lo vemos por aquí.
Explico Dipper.

La verdad que todos eran bastante agradables, yo estaba encantada con la colección de suéteres de la chica, y ella con la colección de fotos que tenía el diario, ni siquiera recuerdo a qué hora nos dormimos, hasta ese momento estaba feliz de haber llegado a ese pueblo.