-Has roto las reglas y sabes muy bien cuál es tu castigo, no volverás a ver a este humano nunca más, su alma será entregada a mis superiores, ellos sabrán que hacer ya que tú no supiste cumplir con tu trabajo y no sólo eso sino que también intentaste convertirlo en uno de los tuyos
Decía aquel shinigami de cabello oscuro con una mueca de desprecio y asco mientras observaba al demonio que sangraba en el suelo a varios metros de él
-William... - jadeaba - por favor... no te lo lleves, ese niño se ha convertido en lo que más amo
-¿Amor has dicho? - interrumpió el primero - No seas ridículo, eres un demonio y los demonios no pueden sentir nada que no sea hambre
- Yo no soy un demonio de nacimiento, él me convirtió en esto por desobedecerlo ¡yo era el mejor de...!
-Si, si, si "de toda esa bola de imbéciles blah, blah, blah", insulto, insulto, maldiciones y más gritos, lo que haya sucedido en el pasado ya no importa, el niño se va conmigo, además, aunque no hayan logrado borrar todo rastro de sentimientos en ti el hambre termina ganando, siempre lo hace, así que deja de lloriquear y agradece que te estamos quitando este gran peso de encima; como siempre nos toca limpiar tu desastre y el de tus seguidores - William calló durante unos segundos y aunque Sebastian intentaba ver en su rostro una señal de indulgencia no lo consiguió - ¿sabes una cosa? jamás creí que pudieras "enamorarte", y menos de un ser tan... ¿como llamarlo? ¿débil? ¿pequeño? ¿fugaz? ¡ah! ya se... inútil
- Que no se te olvide - comenzó el mayordomo - que tú... también fuiste uno de ellos
- ¡Exactamente! - el gesto del shinigami se endureció aún más - lo fui, pero ahora soy un shinigami, y no me voy a agobiar por cosas del pasado, ya perdí una vida Lucifer, no voy a perder otra.
-William... - insistió - te lo suplico, mira hasta donde he llegado ¿Que es lo que quieres? ¿Que me arrodille? lo haré... haré lo que tú quieras... pero no te lleves a Ciel, no te lleves su alma, no me lo quites -Sebastian intentaba levantarse y caminar hacia Will, pero había pasado un buen rato antes de que lo consiguiera y cuando por fin lo logró por cada paso que daba el shinigami retrocedía dos
- No intentes ningún movimiento, ya te dije que el alma de Ciel Phamtomhive se va conmigo, no es una decisión mía. Yo sólo sigo ordenes.
El shinigami observaba los movimientos del demonio con un semblante que denotaba aburrimiento pero no sin prestar atención a cualquier movimiento que éste hiciera, mientras Sebastian pensaba en una manera de distraerlo y poder llevarse a Ciel
- ¿En que momento te convertiste en alguien tan patético? No digo que antes fueras alguien interesante, pero por lo menos no eras tan ridículo.
- Lo entenderás el día que te enamores William
-¿ah si? y según tú ¿como es estar enamorado?
- Es la única cosa realmente bella que puede existir, podrías dar la vida por esa persona, te hace querer intentar traerle la luna y las estrellas, te hace creer que eres fuerte pero con un soplo te desmorona, detiene el tiempo para ti y también hace que en un minuto pasen seis horas, si, suena estúpido, y más en alguien como yo, pero es real, también aprendí que así como es bello es peligroso y duele. Te duele cada minuto que no puedes estar con él, y te atormenta el pensar que pudiera pasarle algo...
- ¡Basta! Por favor deja de humillarte y no continúes que me han dado nauseas sólo de escucharte, ya se me hace tarde, debo llevármelo, quisiera decirte que lo siento, pero no acostumbro mentir - decía Will mientras levantaba el frágil cuerpo de Ciel - estoy en contra de esto pues va a causarme horas extras pero deberías conseguir algo de comer, te ves mas deplorable de lo normal ¡ah! y no te preocupes tanto por la calidad, no vaya a ser que termines confundiendo el hambre con amor de nuevo - antes de salir dedicó una mirada más al moribundo - Buenas noches demonio.
-No... no... maldita sea ¡Willam! ¡No te lo lleves! - suplicaba Sebastian mientras intentaba caminar, pero las heridas provocadas por las guadañas de los shinigamis eran muy dolorosas, tanto que después de unos cuantos pasos cayó de nuevo al suelo - William... no te lo lleves... - No quería rendirse, lo que ese chico le había enseñado lo obligaba a avanzar - escúchame, él... es todo lo que tengo -sollozó una y otra vez durante toda la noche, no le importaba que el shinigami se hubiese marchado horas atrás, sus heridas no dejaban de sangrar y por primera vez en toda su angelical y posteriormente demoníaca vida sintió como el frío se apoderaba de sus músculos, a pesar de eso no de dejaría vencer.
De entre todos sus años de vida logró rescatar algunos secretos, se concentró y recitó algunas palabras en un lenguaje nunca antes escuchado por el hombre; la recuperación fue dolorosa, los tejidos rasgados se tensaron hasta su obtener su forma original, los huesos rotos se unieron y la sangre fluía como debía hacerlo.
Apenas terminado el proceso jadeante y adolorido se puso en pie
- Vaya, vaya - dijo para si mismo con una mano sobre la cabeza - si que me ha costado trabajo está vez, pero...- continuó mientras recuperaba su perfecta postura y buen porte - ¿que sería del mayordomo de la familia Phantomhive si no pudiera realizar tarea tan simple? y como mayordomo del conde,el gran perro guardian de la reina también me corresponde velar por el bien de mi amo - Sebastian comenzaba a caminar en la dirección en la que Wlliam T. Spears se había marchado, una sonrisa muy peculiar se formó en su rostro - Ya voy por usted bocchan, volveremos a estar juntos - sentenció antes de comenzar a correr.
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YUANFEN
FanfictionSebastian Michaelis, el mayordomo perfecto ha roto las reglas del inframundo al enamorarse de su contratista y ahora ambos deben pagar por su traición, sin embargo ninguno de los dos se resignará tan fácil.