Jokka P.D.V:
"Dulces sueños, donde quiera que estés..."
Frente a las olas, en la playa de Parrones, ahí, en el fondo del ocaso, me despedí otra vez de un pensamiento, al vaivén de la marea, continuando las líneas de la tierra y las aguas cuando se tocan con la mirada, expuestas las orillas al calor del sol.
Sabes, no soy el chico que buscas; suelo estar aquí, perdido en mis pensamientos, fingiendo estar bien; o tener ese vago deseo de estar completamente sólo, casi todo el tiempo. El mundo se presenta, desaliñado, frente a lo ancho de lo poco que queda en realidad, las marejadas rompen con el silencio del atardecer, cuando de pronto la temperatura baja, y deseas tomar una taza de té, riendo, compartiendo, café, chocolate, dulces, galletas, no lo sé, ahí ustedes verán que es lo ideal (para mí lo ideal es un frasco de pepinillos); lamentablemente soy adicto a ello, pobre de mí dirás ¿no?, dominado por el ácido de los sabores, por aquel vivir ácido, que constantemente me deleita y me hastía a la vez.
"Ni un bote de goma en realidad ayuda para este momento..." ni un sólo ápice de ganas por sumergirme, sin embargo, el mar me llama, me tenta, deseo con anhelos acercarme, en él me espera un día más, detrás de la superficie del agua, donde en el cristal, un chico parecido a mi golpea una y otra vez la capa fina de líquido que nos separa.
Él se ríe, sí, se ríe fuerte, viendo como trato de romper inútilmente la línea que nos separa, imposible de atravesar, imposible de rodear.
Una vez que el aire se me acaba este reflejo se aleja de mí como un asesino temeroso de la escena del crimen, tan asustado está, y yo sólo fuí a las profundidades a buscar un hilo de agua, uno negro y azulino, como una hebra de cabello... Y trato de acordarme... a quien pertenece... Su nombre, como eco, resuena por la oscuridad del profundo azul, que ya para este punto no es más que un vacío negro que como aguijón se clava en mis ojos y me ciega por completo. Aún así, mi voz trata una y otra vez... Susurra... Su nombre... Lo llama otra vez... Cree que aparecerá por el fino vidrio de la superficie, aún sabiendo que se puede cortar con él por accidente...
"Te extraño tanto... Palabras ahogadas... Y tu nombre en ellas..."
El nombre del amor y la amistad... Nombre que suena como... como...
"I...Isa..."
"¡Jokka..." Oí una voz que de golpe me despertó en medio de mi pieza con la luz encendida debido a la oscuridad de la noche, y yo pegado en el techo terminé casi gritando...
Se trataba de mi tía Helena, una mujer de contextura algo robusta y de largo cabello que llegaba pasado de su cintura, casi a la altura de los muslos, bella y formada, debido a los años de danza que había realizado cuando joven. Los detalles de su rostro eran un poco toscos como su nariz, pero curiosamente eso acentuaba aún más su particular belleza, que al menos lo es para mí. Otras personas que conozco y que la conocen no la consideran tan bella.
Quizá porque es tan desagradable a veces y otras un amor de persona...
La habitación con cuatro paredes blancas y naranjas alternadas, un escritorio pequeño al fondo de ésta con un diario encima, junto a la ventana que estaba semi abierta con las persianas de tul y tela lisa blancas corridas también a la mitad había un baúl de madera blanco, largo y delgado hacia los lados, tenía algunos cojines con forma de caramelos verde agua por encima para las visitas y en las amplias y blanquecinas paredes como crema y unos cuantos póster de algunos personajes literarios y de vídeo juegos que me gustan, aparte estaba mi piano eléctrico con su atril en una esquina conjunta con el escritorio.
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No Me Sigas...
Teen FictionHoy es el último año creo, quiero poder encontrar lo único que me hace falta antes de empezar mi nueva vida, no hacen falta las palabras. Las desiciones no fueron opción, jamás lo han sido, no hay posibilidad... O eso creo, la verdad no se si las id...