"A tu lado..."

8 1 0
                                    

Hiru P.D.V:

Mientras Jokka había salido Mabelline y yo nos habíamos quedado en casa haciendo algunas cosas, me habían castigado por supuesto así que no tenía permiso para salir por una semana, ya llevaba dos días de sentencia pero en realidad no me preocupaba tanto, además tomar consecuencia de mis actos se ha hecho hábito por Jokka, mi hermano es un cerebrito y tiene una manera de pensar que a veces me deja en blanco para responder, sin embargo es amable, no le gusta pasar a llevar a la gente y rara vez se enfurece o pierde el control, antes lo hacía más, tenía problemas con la ira porque no sabía expresarla, en cambio ahora tiene las crisis de pánico que le han ido pasando de a poco y está mejor, bueno, es claro que debe estarlo, ha pasado por varias cosas a corta edad, cerca de morir, de perderlo todo, le han pisoteado el corazón varias veces y cuando éramos niños sus compañeros buscaban oportunidades para fastidiarlo cuando yo no estaba presente con mis amigos que sí lo querían, de hecho los amigos de Jokka son contados con los dedos, literalmente, independiente de eso de los verdaderos amigos y los que son más para pasar el rato, el no tiene con quién pasar el rato que no sea yo o Mabelline en general.

"¿Hiru? Ven, ya está listo el almuerzo" llamó Mamá desde la cocina.

"¡Hiru! ¡hay duraznos en cubitos para el postre!" Gritó Mabelline, no pude evitar sentir una sonrisa formarse en mi rostro, sabe que me gustan mucho, aunque sea quizá un poco infantil, que más da, ¡son lo mejor!

"¡ya voy!" Grité de vuelta desde mi cuarto mientras dejaba la guitarra en el pedestal, le dí una ojeada a mi cuarto y me acordé del de Jokka.

Yo tenía también un pequeño escritorio, las paredes de mi cuarto eran ámbar y café acaramelado con tonos terrosos y algunos diseños en negro de tribales que había hecho hace dos años aproximadamente, algunos pósters de mis bandas favoritas y en mi velador junto a mi cama de sábanas rojizas y marrones con cojines negros tenía un cuadro con una foto de mi familia completa con mi madre, mi padre Jokka y yo. En ese entonces, teníamos alrededor de siete años, y mamá nos vestía iguales, era curioso porque en la foto Jokka aparecía riéndose con fuerza a mi lado, estábamos los dos muy alegres, y ahora, estamos polarizados de forma más opuesta, él sonríe sí, pero esa sonrisa suele ser falsa o desanimada y su rostro se ve con ojeras de vez en cuando, sobre todo en las mañanas. Pareciera que duerme poco, las cosas le llaman la atención pero aún le asustan un poco, bueno, no puedo culparle, la rehabilitación ha sido más difícil de lo que pensamos desde lo que pasó el año pasado.

"Debí de haberle seguido aunque papá me hubiera contenido..." una lágrima salió rauda por mi rostro, dejé que saliera y se escurriera para dejar que la impotencia de no haber hecho algo cesara pronto, la culpa puede ser una manera de castigo muy cruel a veces, es por eso que hay que ser valiente y dejar que escurran las lágrimas, una vez que hayas dado el primer paso pasamos al segundo en donde no te quedas ahí y haces algo. Además, ¿por qué temer a llorar? Mabelline tenía razón, las lágrimas no eran la debilidad del alma, sino el valor de una emoción. Y yo quiero enfrentar al mundo con valentía, después de todo tengo que cuidar a quienes quiero. No puedo permitir que mi hermano vuelva a estar sólo jamás.

"Descuida, todo va a estar bien..." fueron las palabras que ese día me dijo mientras le sostenía entre mis brazos, fué la última vez que ví a Jokka sonreír con franqueza hasta hoy, ahora cuando sonríe ni el más ignorante del mundo le compraría esa sonrisa...

"Sonreirás de nuevo, ya verás hermanito, ya verás..." pensé. Y deseé que así fuera.

Luego de ello me levanté de la cama y me dirigí a la puerta definitivamente, tenía hambre pero seguía pensando en el futuro de mi hermano, sé que puede cuidarse sólo, sé que es independiente, pero me preocupa que esté sólo contra el mundo, no podré estar siempre a su lado para darle coraje, vivir con él podría pero él no querrá eso, entonces, ¿vivirá eternamente sólo? No, no quiero que ocurra eso, alguien debe estar aunque sea un poco más cerca de él que yo para ayudarlo si lo necesita.

No Me Sigas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora