¿El principio de Levanna?

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Seguí a Giaustin (así les he empezado a llamar) con la mirada cuando salieron del salón. Mi ceño fruncido de desaprobación no fue notado por nadie en la sala, pues todos estaban hablando y riéndose los unos con los otros. Me encontraba sentada en uno de los sillones individuales murmurando cosas no muy educadas para mi misma, cuando el móvil me sonó en el bolsillo del short. Era un whatsapp de Levi.

LeviSenpai♥: Hey, estás bien?

Lo miré, estaba a unos tres metros de mi, sentado en el sillón de enfrente y mirándome fijamente. Alcé una ceja como diciéndole "¿Enserio?" y él me sonrió.

LeviSenpai♥:Me has estado ignorando últimamente o son cosas mías?

Yo: Ahora te hablo.

Bloqueé el móvil y salí disparada a buscar a mi hermana con excusa de que tenía hambre, y cuando llegué a su habitación entre sin llamar

—Pa...—Austin y ella se estaban besando. Nada más verme se separaron—...tito...¡Te mato Austin Coniri!—grité mientras se echaba a correr hacia el salón.

—¡Socorro chicos! No quiero morir—dijo a la vez que se escondía detrás de July y Sofi. Intenté atraparlo, pero Nate fue más rápido y me sostuvo las manos. Con ayuda de Levi, Sammy y Gianna consiguieron retenerme.

—Pero esta chica está loca—se rió Drew con Lara, mientras observaban el panorama como si la cosa no fuera con ellos—mírala, tiene los ojos inyectados en sangre—hizo un gesto de animal fiero y salvaje con la mano y no pude evitar reírme, al igual que todos.

—Pero es que se estaban besando. EN MI PROPIA CASA—grité.

—Técnicamente es de mi padre—se burló Sofi.

—Me da igual de quién sea la casa chicas, tengo hambre—Se quejó Sammy, y los chicos aprobaron su comentario.

Preparamos la mesa entre todos y nos sentamos. Como no, Levi aprovechó el momento para sentarse a mi lado. Me tomó la mano por debajo de la mesa y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Lo miré pero él le estaba dando un bocado a su almuerzo sin prestarme atención. Unos segundos de calma después yo también me puse a comer, pero la idea de mi mano y la de él entrelazadas bajo la mesa se me hacía extraña. No era la primera vez que nos tomábamos de la mano, pero sí la primera desde que...

—Tierra llamando a Alanna, ¿hay alguien en casa?—Juli me hacías señas con las manos. Puse cara de confusión y ella hizo un gesto de resignación—estábamos hablando de hacer una pequeña acampada este fin de semana. Aprovechando que David está aquí.

—Ah, si si.Perdón, es que esto está muy rico—dije disimulando y llenándomela boca con la ensalada de patata.

Todos rieron.Cuando terminamos de comer, alguien trajo el postre (helado) y comí hasta reventar. Me propuse a recoger para que los demás buscaran un buen sitio de acampadas. Los eché a patadas al salón y empecé a fregar los platos.

—¿Tú lavas y yo seco?—me susurró al oído mientras sus manos me tomaban de espaldas por la cintura.

—Si—solté casi en un susurro. Levi me quitó el plato y, tomando un paño secó el plato. Durante un rato repetimos la operación en silencio, pero él habló de pronto.

—No podrás ignorarme siempre, princesa triste. Algún día tendremos que

hablar de todo lo que ha pasado.


Sus palabras me fueron transportando a todos los momentos que pasamos juntos. El primero cuando lo conocí en el estudio. No podía creerme ni siquiera que estuviera en la misma habitación que él, y unas semanas después me estaba besando en un banco del parque, bajo la luz del atardecer. Sin duda lo que aconteció después fue tan extraño para mi como espero que fuera para él, porque no nombró nada de nuestro encuentro hasta pasados unos días en la montaña rusa del parque de atracciones, donde me tomó la mano y me dijo que me quería. Desde ese día, habíamos quedado a escondidas de nuestros amigos en el trastero de la casa de los chicos, que Levi había acondicionado con cojines-sillones, una pequeña tele con videojuegos y donuts de chocolate. Allí, tal día como ayer me hizo la gran pregunta, y yo no supe qué responderle. En su lugar busqué una excusa y me fui de allí. No fue porque no quisiera salir con él. Fue por el miedo de contarle que mi primer beso me lo había dado él, por no decir que era virgen. La idea de se riera de mi me aterraba.

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