Cap. 23

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El resto de festival pasó sin incidentes, me lo pasé bien pese a la sensación de culpabilidad por no decirle nada a Dante. Por otro lado, también estaba la tensión sexual entre Pol y yo... se me hacía muy difícil no tirarme encima de él y arrancarle toda la ropa y por la manera en que él me miraba, no se sentía de manera muy distinta a mi.

Los días de fiesta se terminaron y finalmente recogimos todo y emprendimos el viaje de vuelta, creo que no había estado nunca tan nerviosa. Me había resultado imposible seguir fingiendo con Dante y pese a que lo intenté, él ya sabía que las cosas no iban bien:

― ¿Te quedas en casa?― me preguntó cuando ya estábamos entrando en Barcelona.

― Es mejor que no, mis padres querrán verme y la verdad es que solo tengo ganas de una ducha en condiciones y de dormir en mi cama― le respondí. 

― Como tú quieras― fue su escueta respuesta. Poco rato después Pol, que había vuelto a conducir, detuvo el vehículo en la calle donde vivían Dante y Manu. Allí se bajaron ellos y Marc junto a Julia― ¿Entonces nos vemos mañana?

― Claro, te diré algo en cuándo vuelva a ser persona.

― Lo mismo digo― Entonces Dante me agarró de la cintura y me dio un morreo de esos que no deben darse en público― ¿Estás segura que no prefieres quedarte?― insistió.

― Siena ¿vienes o te quedas?― preguntó Pol desde el asiento del conductor en un tono nada amigable.

― Voy― contesté― Tengo que ir a casa. Mañana te llamo.

Cuando Pol arrancó nuevamente solo quedábamos él, Alex y yo en la autocaravana y Alex llevaba durmiendo desde que habíamos subido a nuestro medio de transporte. Me senté en el asiento del copiloto y esperé a que Pol dijera algo, pero no lo hizo y tampoco me miró. Se había cabreado por el beso y yo lo entendía perfectamente:

― Mañana cortaré con él― dije al fin― No te enfades, por favor.

― No estoy enfadado contigo― me contestó con voz calmada― Estoy cabreado conmigo mismo.

― ¿Por qué?― quise saber.

― Por haber sido un estúpido cuando me fui a Londres. Debería haberme quedado y seguramente nos hubiéramos evitado todo esto.

― No le des más vueltas a eso. Lo hecho, hecho está.

― Lo sé, pero es que me dan ganas de arrancarle la cabeza a Dante y sé que no es culpa suya. Si yo fuera él también intentaría hacerte cambiar de opinión.

― Lo sabe― dije. Pol asintió con la cabeza.

― Ayer tuvimos una pequeña charla, no quería decirte nada, pero bueno... no creo que vaya a ponerte las cosas fáciles mañana.

― ¿Qué te dijo?

― No mucho― dijo críptico.

― Oye, si has empezado a decírmelo termina.

― Es que no fue una charla― confesó― simplemente me dio un puñetazo.

― ¿Qué?― pregunté indignada― ¿No os podéis comportar como personas civilizadas?

― No me metas en el saco que yo no hice nada.

― ¿Te hizo daño?― le pregunté tras respirar profundamente. Busqué indicios de un golpe en su cara.

― No demasiado y deja de buscar en mi cara porque me dio en el estómago. Creo que se hizo más daño él que yo― me explicó.

― Bueno es que lo tienes más duro que una piedra― tras formular la frase me di cuenta de lo mal que había sonado.

Verano. Capítulos I- XXI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora