Fue su propio gemido lo que lo despertó. La pierna le latía dolorosamente.
-¿Qué ocurre?
Sasuke tenía la voz ronca, pero Naruto no creía que fuera porque acabara de despertarse de un profundo sueño. Por instinto, supo que había estado tendido a su lado, despierto.
-Nada.-
-Dímelo. ¿Qué te pasa? ¿Es la pierna?-
-Sí.-
-¿Te sangra de nuevo?-
-No, no creo. No la noto húmeda. Solo me duele.-
-Bebe algo más de alcohol.-
El moreno se incorporó y tomo la botella de brandy, que había metido en el refugio con ellos.
-Ya estoy atontado.-
-Bien. Entonces ha funcionado.-
Sasuke le coloco el cuello de la botella en los labios y la inclino hacia arriba. Naruto tuvo que beber, o se hubiera ahogado.
El potente licor hizo un camino de fuego hasta su estómago. Al menos, le hizo olvidarse unos segundos del dolor.
-Gracias.-
-Abre las piernas.-
-¿Perdón?-
-Que abras las piernas.-
-¿Cuánto licor has bebido?-
-Hazlo.-
-¿Para qué?-
-Para que yo pueda meter la mía entre las tuyas.-
Sin darle ocasión de protestar nuevamente, él deslizo la mano entre sus muslos y le hizo elevar la pierna herida. Metió la rodilla entre las del rubio y, con suavidad, hizo que apoyara la pierna en las suyas.
-Así. Al mantenerla elevada, aligerarás la presión. Y además, evitaremos que te de un golpe sin querer durante la noche.-
Naruto se había quedado demasiado estupefacto como para quedarse dormido inmediatamente. Era muy consciente de la cercanía de ese hombre. Y había otra cosa que lo mantenía despierto: la culpabilidad.
-Sasuke ¿Conocías a alguno de los otros hombres?-
-¿De la avioneta? No.-
-Los hombres que iban en los dos asientos delanteros era hermanos. Mientras estaban pesando nuestro equipaje, oí que hablaban de reunir a sus familias para Acción de Gracias.-