18. "Posible fin" (Editado)

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Bruce.

No mencioné el dato de que tenía sueños borrosos con ese chico, no veía su rostro ni de los que estaban alrededor, sólo lo soñaba desde que tengo once años.

Estaba convencida de que lo conocía, sin embargo, no sabía de dónde ni por qué, todo era muy confuso y mucho más el hecho de que Dominik mencionara aquel nombre, tal vez no sean las mismas personas pero es una gran coincidencia.

Caminaba tranquilamente las calles del vecindario, eran como las dieciocho horas y el cielo comenzaba a oscurecerse, tenía que volver al apartamento con Milo y confirmarle que no había podido conseguir trabajo.

Tal vez debería esperar a mañana para volver a deambular por las calles y pedir trabajo.

Toqué la puerta dos veces y entre segundos me lo
abre un chico bastante alto, castaño y de ojos negros.

Lo miré sorprendida por la exagerada estatura y lo saludé con la mano. Éste hizo lo mismo y llamó a Milo a sus espaldas, sin dejar de mirarme.

-¿Que sucede... -Milo llegó hasta su lado y me observó. -¡Ah! Lo siento mucho, ella es Rosie.

Luego de eso, Milo me empuja del brazo hacia adentro y aún ese chico alto tenía la expresión confundida.

-Rosie, él es Mark, mi novio -al mencionar esto, su cara cambia del blanco a un rojo profundo. -Mark, ella es Rossy... -parecía estar pensando y se le veía nervioso.

-Su prima de la ciudad de (***), un gusto -estreche mi mano hacia él y éste lo miró no tan confiado, pero aún así lo estrechó.

Estaba de brazos cruzados y los ojos achinados, como sospechando de nosotros y eso solo hacia que mis nervios aumentaran.

-Bien... ¿A qué se debe tu visita? ¿Prima que nunca antes ha sido mencionada? -cuestiono con ironía.

Mierda.

-Su madre ha muerto -soltó rápidamente Milo.

Lo miré con los ojos bien abiertos y luego vuelvo a la postura de antes ya que no me dejaba de mirar.

-Si y no tengo dónde quedarme -solté y era verdad. -Pero tranquilo, no pienso quedarme aquí por mucho tiempo, Milo me está ayudando a buscar un lugar en el cuál me pueda quedar, así que...

-Entiendo eso, pero la cosa que no me convence es el que no tengas donde quedarte en tu ciudad natal, o sea, me impresiona el hecho de que no tengas familiares cerca, es simplemente inusual.

Si que lo tenía, pero ese "familiar" sólo quiere mi muerte y la muerte de las personas que están conectadas a mi.

No sabía que decir, me colgué allí mismo con ese pensamiento y mirando el piso, tal vez debería marcharme, claramente estaba siendo un estorbo.

-Mark, deja de ser tan duro... -intentaba Milo, pero su novio parecía ser un tipo inteligente que no se tragaba toda esa historia.

-No, ella nos está mintiendo y no dejaré que una extraña se quede ni siquiera sabiendo quién es, ¿No se te ha pasado por la cabeza? -ellos ya estaban discutiendo y de nuevo, por mi culpa.

El chico llamado Mark comenzó a alzar la voz.

-¡Sabia que esto ocurriría!

-Y si lo sabias, ¿por qué te quedaste conmigo? -Milo en cambio hablaba sereno.

-¡Ya no lo aguanto, nunca lo hice!

-¡Vete entonces, maldita sea! ¡No te quedes aquí gritandome sin razón, el que debería estar harto soy yo!

-¡Basta! Por favor... -la voz me temblaba pero debía parar esto. -Dejen de discutir, se los ruego. Es mi culpa y me iré sólo después de que me escuchen.

Ellos parecían no notar mi presencia allí y los gritos seguían aumentado de tono.

-¡Nunca creí que llegaríamos hasta este punto!

-¡Solo cierra la boca, no gastes saliva porque me largo de aquí!

-¡Ya basta! -grité tan fuerte que me fue imposible mantener las lágrimas dentro, grité tan fuerte que mis piernas perdieron fuerzas cayendo de rodillas al suelo, grité tan fuerte que pensé que me quedaría sin garganta, pero valió la pena, los dos chicos dejaron de gritarse mutuamente, había llamado la atención de los dos.

Sollozé una vez y comencé a soltar un sin fin de confesiones.

-¡Tienes razón, soy una mentirosa! -grite con lágrimas en los ojos pero seguí hablando, no podía detenerme. -¡Mi nombre no es Rosie, es Evie y no soy prima de Milo! -lloré. -Solo soy una chica perdida, con rumbo a la nada que quiso ser auxiliada por no tener padres y ningún otro familiar, sólo me queda mi abuelo y no sólo quiere tenerme, sino que quiere torturarme hasta el punto de verme muerta, como su hijo, mi padre. Éste hombre, envenenó a mi madre e hirió a la persona que amo sólo para verme sufrir. -llore aún mas fuerte. -Desearía tener el poder de nacer en el lugar de otra persona, simplemente ser feliz de verdad y no fingir serlo, olvidar todo el dolor que siento y ser capaz de salir adelante, sólo quiero una vida normal, la de una adolescente normal...

Ya no podía, el dolor ya sobresalía de mi cuerpo como un vaso de agua incapaz de seguir conteniendo suficiente líquido, estaba llena de dolor y recuerdos amargos, ni siquiera recordaba alguna situación de mi niñez en la que fui feliz, todo aquel recuerdo era de la muerte de mi padre y los lamentos de mi madre. Mi vida no fue normal, no fue la típica vida del niño feliz, con padres y familiares normales.

Dominik... su despedida fue aún más dolorosa, estaba convencida de que lo que sentía por él era real, era auténtico y verdadero. Con él, sentía la calidez del cariño, con él sentía amor y apoyo pero de un momento a otro, me odia.

No lo culpo y ahora ya lo tengo en claro. Soy una simple molestia para cualquiera que esté a mi lado, soy peligro para las personas que amo, soy mala suerte para gente que apenas conozco, traigo la desgracia, la amargura, el pesimismo a este mundo. No soy más que una persona viva que no sirve para nada más que ira, no soy más que una mancha de oscuridad entre luces resplandecientes.

Jamás creí en Él (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora